47. Arrepentimiento

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Fui a preparar café e iba de regreso al cuarto del demonio cuando un mal presentimiento se apoderó de mí.

Me detuve a medio pasillo debido al malestar creciente en mi pecho.

¿Por qué dudé en seguir avanzando? Algo me decía que me alejara de aquella habitación.

Confiaba mucho en mis instintos y hubiera cedido a ellos si no fuera por la voz de mi corazón que me pedía ignorarlos.

Se trataba de Nicolás, después de todo.

Respiré profundamente y me preparé psicológicamente para lo que fuera que aguardara dentro de esas cuatro paredes.

¿Se había despertado ya? De ser así, su hermano debió habérmelo dicho; creí haber sido claro.

Apreté la manija con fuerza abriendo la puerta de golpe.

Siempre me arrepentiré de haberlo hecho.

Aunque me horrorice de verlo, muy en el fondo ya lo presentía, pero eso no lo hizo menos terrible.

El menor de los Beryclooth estaba sentado sobre la verga de su hermano completamente desnudo mientras que el mayor lo tenía enganchado de las nalgas.

Dejé caer la taza que se hizo añicos en el suelo, el estruendo sonó lejano pese haber ocurrido a mis pies. El chico se agitó bruscamente en su lugar al escucharme entrar y se giró a verme horrorizado.

Ambos me miraron al mismo tiempo. El mocoso pasó de estar completamente rojo por la excitación a estar pálido como el papel por la irrupción.

Algo se incrustó despiadadamente en mi corazón.

Nicolás me veía fijamente, atento a mi reacción, eso me hizo hervir la sangre.

Dije lo que tenía que decir, le mostré el desprecio que él necesitaba ver, pero no lo soportaba más. Entre más los observaba, más crecía el agobio atorado en mi pecho.

Mi cuerpo reaccionó por sí mismo alejándome de la habitación. Caminé furioso por el pasillo, crujiendo los puños a mis costados por la conmoción que ahogaba mi entumecido corazón.

No iba a darle lo qué quería. Él y yo no eramos nada y se lo había dejado claro. Después de lo que me hizo, creí que había tenido suficiente, pero parece que me equivoqué.

Si esta era su forma de vengarse por haber desechado nuestro pasado, bien, no tenía por qué fingir que me importaba.

"Te dejaré ir por ahora, pero que no se te olvide nuestro asunto pendiente".

No... Esto no era por lo de nosotros, eso era agua pasada; esto era por no haberle contado aquello.

Maldito idiota... debí haberlo esperado.

Pero...

¿Por qué con él? ¿Por qué con su maldito hermano con el que está tan obsesionado? ¿Siempre pensó en él de esa manera? ¿Pensaba en él mientras estaba conmigo? ¿Piensa en mí cuando está con él? No quería averiguarlo, no quería que me importara.

¿Cómo lo había convencido de llevar a cabo un acto tan ilícito? No lucía como si lo estuviera forzando. Los tipos que aparentaban inocencia como Arthur Beryclooth eran los peores.

Par de enfermos...

Visualicé a Winter frente a mí caminando en dirección contraria a la mía. Llevaba un cambio de ropa que Nina le había dado e iba secándose el cabello con una toalla: unos shorts de mezclilla y una blusa blanca holgada.

Al verme, me sonrió sutilmente, levantando una mano para saludarme.

— Hey, Zoltan... —la ignoré pasándola de largo—. ¿Qué de... ? —Sisó ella por mi actitud mientras me veía alejarme.

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