The Search for The Princess

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El carruaje se movía, rumbo a su destino. Mientras los cuatros conversábamos y hablábamos acerca de nuestros hijos los cuáles estaban en nuestros brazos.

- Te digo que me asusté cuando las vi a ambas con Jisoo.- confesó Namjoon mirándome.

Sonreí mientras acariciaba la manito de mi bebé.

- Imagino vuestra preocupación porque pude observar su rostro de miedo, alteza- le dije con algo de burla y los cuatro dejamos salir una risita de diversión.

- La cara de Jisoo también era todo un poema.- habló mi hermana mientras le sacaba el aire a su hijo de ya casi dos meses de nacido.

Jungkook me miró.

- ¿Realmente eres la mujer rebelde que conocí hace un año y seis meses?- me preguntó con burla por lo que no pude evitar reír.

Seoho movió sus pequeños piecitos en los brazos de Jungkook.

¿Cómo los diferenciaba al ser iguales?

Ambos tenían el mismo lunar de Jungkook, sorprendentemente. Pero uno de ellos, Seojun, tenía una marca de nacimiento... idéntica a la que yo poseía desde que tenia uso de razón.

Era un lunar con forma de la media luna, el cuál se encontraba en mi cuello, exactamente en la cervical, siendo cubierto por mi cabellera.

Pero el de mi hijo, estaba en su mano, cerca de la muñeca...

Aún así, había algo más que me hacía diferenciar a ambos. ¿Qué era? No tenía idea.

Pero algo en mí, sabía quién era cada uno. Tal vez, era algo parecido a ese sentimiento que comenzó a existir en mí. Ese instinto de madre protectora. Porque no sabía que ocurría conmigo, desde que los tuve en mis brazos, todo cambió para mí. Ahora ellos eran mi motivo, mi motor impulsor.

- Realmente soy esa mujer.- contesté con una sonrisa- Solo que ahora... tengo más adultez, sabiduría y nuevas responsabilidades...- respondí.

Jungkook sonrió, más su mirada no la apartaba de mí en ningún momento.

- Entonces...- se dispuso a hablar- Confieso que he vuelto a enamorarme, de la mujer que se roba mi aliento e incluso mi mirada...- confesó con una voz que hacía tiempo... no escuchaba.

Su voz de poeta. Cada palabra pronunciada por sus labios, era como una melodía que abrazaba el corazón hasta tatuarse en él.

Sentí nervios, después de meses sin escuchar sus palabras seductoras, esas dulces palabras que enamoran... mi corazón volvía a latir como loco. Un vapor emanaba por mi piel, no sabía ni como actuar.

Jungkook no apartaba su mirada de mí persona, sus orbes negros se perdían en mis ojos, mis pestañas, mis labios. Era como si estuviera hipnotizado, bajo el efecto de algo... pero ese algo tenía nombre... "Amor"

No podía apartar la mirada, no sabía para dónde mirar ni qué responder. Misteriosamente sentía vergüenza, incluso pena. La mirada de dos individuos estaban puestas en mí, esperando mi respuesta. ¿Y si hacía algo mal? ¿Y si decía algo que no le gustara? No sabía que pasaba conmigo. Me sentía cómo una adolescente que acababa de ver al amor de su vida.

Sentí mis manos temblar, más mi garganta secarse al instante de tanto que trague saliva. Pensé que no iba a poder decir nada, cuando en realidad quería decir mucho. Anhelaba estar en sus brazos, sentir sus labios. Pasar tiempo juntos como en los viejos tiempos. Reír a su lado como si no hubiera un mañana. Tenerlo en mis piernas para acariciar sus cabellos, mientras conversábamos acerca de nosotros o nuestros hijos.