Geto era un chico que apenas unos días había cumplido sus veintiún años. No los celebró, nunca celebraba nada. No le gustaba. Tenia cierto tipo de trauma con los cumpleaños.
Era viernes. Un día nublado y lluvioso en Osaka. Algo frío. Le encantaban estos climas. Era muy feliz. Por alguna razón el frío le hacía sentir mejor, más relajado. Aunque cierta parte de él se sentía solitario...
Estaba en su trabajo. No era un trabajo grandioso, de hecho, era en una cafetería local.
Hacía tiempo que estaba buscando generar dinero para él mismo. No encontró algo mejor, pero no se quejaba. La paga era buena y el trabajo poco. Actualmente no estudiaba y es por eso que quería buscar un trabajo y lo encontró. Si podía pagar la renta y su alimento con eso bastaba.—Dios... —decía él con cansancio puro. Todo el día se la pasó haciendo cafés y soportando a clientes molestos y groseros. Todos los días habia de esos. Hoy sí que había sido un día muy aburrido a su gusto. Ni siquiera le había tocado un cliente de los molestls. Los odiaba, pero le divertían y entretenian ciertamente.
Seguía quejándose mientras hablaba con su compañero de trabajo. Todo era aburrido, a pesar de que el clima era su preferido. Siempre lo hacían pensar a profundidad las cosas.
—Buenas tardes. ¿Me atenderán?.—
Él se giró para ver al cliente. Se golpeaba internamente ya que no prestó atención de que un comensal había llegado. Siempre estaba atento a que la campana de la puerta sonara.
Esos eran sus pensamientos de primero... hasta que notó bien al chico que estaba frente a él... Un peliblanco alto, con el cabello medio mojado por la pequeña llovizna que había afuera. Con una bufanda de color amarilma que tapaba parte de su boca y su nariz rojiza. Llevaba una chaqueta gruesa, de color negra, igual a sus pantalones de mezclilla. Los zapatos no podía verlos por la barra pero seguro combinaban perfecto. Si que se fijó en cada detalle de ese hombre.
Dios, ¿quién era este ser?. Nunca lo habia visto antes. Ya no podía salirse de su cabeza.
Estaba enamorado, sí. No había duda en su cabeza. Amor a primera vista. Siempre consideró eso como algo tonto hasta que vio a la hermosura que tenía al frente. Era amor. Según él.
—Quiero un café de vainilla extra grande... Y una dona de chocolate con nuez. Ah, y que el café sea con leche deslactosada.— dijo el peliblanco mientras veía el menú en las pantallas que estaban detrás de la barra. Geto no podía dejar de pensar en lo tierno que se miraba con esa bufanda y su naris rojiza.
—¿Hola? ¿No me escuchaste? Pedí un café.—
La voz del chico lo sacó de sus pensamientos. Tenía una voz preciosa... Aunque era algo grosero. Ni siquiera un: ¿"por favor"? Bueno, daba igual. Era hermoso, él podía hacer y decir lo que quisiera y nadie se quejaría nunca
—Sí, sé lo que pediste... ¿A qué nombre pongo su café?.—
—Satorou.—
Conque ese era su nombre... Satorou... Era un hermoso nombre. Además de que se escuchaba precioso viniendo de esos bellos labios. Geto seguía con cara de idiota, pero a él no podía importarle menos.
Estaba muy ensimismado en el chico. No podía ser más perfecto, era un ángel. Él juraba estar enamorado ya.
—Listo, Satorou... Te llamaré cuando tu café esté listo.—
El peliblanco se fue como si nada a sentar. Vaya que era grosero pero eso le encantaba.
Estaba haciendo el café del chico, aunque estaba muy, MUY distraído. Seguía pensando en ese hombre majestuoso...
Lo observaba desde atrás, donde preparaban los cafés y bebidas. Lo estaba vigilando por si huía. Ya no iba a poderlo olvidar jamás... Realmente se había metito en su cabeza totalmente. No había manera de atudar a Geto.
Tuvo que llamar al chio cuando terminó el café. No quería hacerlo. Quería seguir viéndolo a escondidas. Aunque no era nada discreto. Su mirada era pesada, Satorou lo notaba.
Satoru... Dios, decir su nombre era precioso. Se escuchaba hermoso. Quería llamarlo así siempre.
—Satorou.— lo llamó al fin. Tuvo que hacerlo.
El peliblanco al escuchar su nombre se puso de pie y fue a la barra. Dios, ¡hasta su manera de caminar era perfecta!. Necesitaba de verdad salir con él. Quería hacerlo.
—¿Me darías tu número?— soltó Getl tan de la nada, justo después de entregarle su café. No supo de dónde había llegado el valor para eso. ¡Ni siquiera lo pensó! Su cabeza estaba formulando una buena conversación pero su boca y corazón fueron más rápidos.
—¿Ah? ¿Mi número? ¿Hay alguna rifa o promoción que viene con el café? No la quiero, tengo prisa.—
Escuchar lo arisco que era ese chico le hacía arrepentirse... Pero vamos, Geto no era alguien que se rendía fácil.
Satorou podía notarse de lejos que era un chico difícil de tratar... Pero él estaba dispuesto a tomar el riesgo. ¿Por qué no?. Él se consideraba valiente. Debía ser valiente ya que ese chico peliblanco irradiaba seguridad y egocentrismo. Eso le gustaba incluso más a Geto. Debía jugar sus cartas.
—Bueno, sí. Hay una rifa de salir a una cita conmigo y tú ganaste.— sí que se estaba pasando de valiente pero debía apostar todo. Satorou estaba fuera de su nivel, o eso pensaba él en su mente pesimista. Geto nunca ha sido alguien que se sienta inferior... pero vamos, con ese hombre escultural y precioso que estaba frente a él, ¿cómo no sentirse inferior?. Apesar de eso, Geto no era alguien tonto. Él igual era alguien que tenía confianza. Ahora mismo agradecía eso y lo usaría a su favor.
—Pfff. No me hagas reír... Salir yo... ¿contigo? No, gracias~ Estoy bien.— Gojo pagó el café y lo tomó. Sonrió cínico y apenas lo tuvo en sus manos salió del local como si nada.
Por otro lado, Geto, estaba boquiabierto; algo triste por el rechazo pero en parte emocionado porque ese hombre lo habia rechazado justamente a él. Que emocionante era.
Bueno, era obvio que no iba a ser fácil, pero iba a intentar de todo para tenerlo. Ese chico sería suyo sí o sí. Si volvía no iba a dejarlo ir. Satorou tenía que volver... y cuando lo hiciera ya no habría marcha atrás.
Milagrosamente... volvió el día después.
Holiis espero les haya gustado este capitulo jejeje. Saludos a mi hermosa novia que será mi primera vista. Te amo ♡
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Tú... ¡¿Otra vez?!
FanfictionSatorou y Suguru fueron novios durante tres años. Ambos tienen reencor por el otro; el primero por lo que su novio se atrevió a hacerle y el segundo por haberlo dejado sin razón ni explicación alguna.