Cap.1: Alumna Nueva

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- ¿Im Nayeon?

Hubo un silencio en aquel lugar. El profesor levantó la mirada de los papeles para mirar al resto de los estudiantes que buscaban con la mirada a la susodicha.

- ¿Im Nayeon? - Volvió a preguntar recibiendo un levantamiento de hombros por parte de los demás, suspiró, tomando su bolígrafo para anotar. - Ausen-

El estruendo de la puerta ser abierta abruptamente y el aroma dulce combinado con algo de nervios inundó el salón. Una castaña con los cabellos alborotados y su mochila a medio abrir se dejó ver.

- P-Presente... - Dijo con vergüenza al ver a su superior fruncir el ceño con disgusto.

- Llega tarde, Im... - El beta miró su reloj comprobando sus sospechas. - Cuarenta minutos tarde...

- Lo sé, lo sé... Pero es que me quedé dormida en el autobús y-

- Como sea. Solo que no sé vuelva a repetir. - Nayeon apretó los labios. - Vaya a su lugar. - Señaló hacia los asientos casi vacíos, unos dos solamente.

La Omega asintió nuevamente haciendo una reverencia de 90 grados y acomodando su mochila en su hombro, caminó hacia el último asiento al final. Sintiendo la mirada de los demás en su espalda, aunque decidió ignorarlo, sacó su cuaderno y lápiz para prestar atención a la clase.

A pesar de sus pequeños contratiempos, era una chica que tenía muy buenas calificaciones. Y por obligación, sino porque ella quería serlo.

El resto de la clase se resumió en la historia de la ciencia y sus principios, algunas veces incluso, participó ganando puntos extra. Le era muy fácil manejar los temas amplios de la ciencia y la biología. Era uno de sus fuertes. Aunque su carrera principal sea derecho, pero que como sabe tiene algunas ramas con la parte filosófica. O eso le habían comentado.

Cuando la campana sonó anunciando el final de esa clase, tomó sus cosas y se dirigió hacia la cafetería, donde la mayoría de estudiantes se encontraban almorzando. El aroma intenso de los Alfas mezclado con los dulces y embriagantes de los Omegas de colaron en sus fosas nasales. Uno que otro le llamó su atención pero decidió no prestar mucha atención, era muy obvio que no todos apestaban.

- ¡Nay! - El impacto de un cuerpo chocar contra el suyo, más la sensación de unos brazos rodear su cintura le hizo sobre exaltarse. Sin embargo se tranquilizó cuando el dulce aroma de coco y galletas fue reconocido por su loba interior.

Por supuesto, era Sana.

- Sana-ssi... ¿Qué te he dicho de no lanzarte sin antes avisar? - Regañó un poco a su amiga.

La Omega menor sonrió mostrando sus dientes y sus mejillas regordetas salieron a la luz.

- No puedo evitarlo. Mi lobito se pone muy feliz cuando te mira. - Tomando la mano de Nayeon la arrastró consigo hacia la fila para ordenar la comida. - ¡Uh, hablando de felicidad!, ¿Escuchaste de la alumna nueva?

- ¿Qué hay de felicidad con eso? - Nayeon se subió de hombros y tomó una manzana de la canasta dando un mordisco. - Y no, no he escuchado de ella. - Habló con la boca llena.

Sana hizo una mueca de asco.

- ¡Puag!, que mal educada es, Unnie, primero mastique y trague, luego puede hablar. - Solo ganó que la mayor le abriera la boca mostrando la manzana masticada en su boca. - ¡Unnie!

Nayeon se carcajeó y luego tragó.

- Yah... Solo te estoy molestando. - Miró la mirada de reproche de la Japonesa. - No es personal.

Minatozaki suspiró.

- Como sea, al parecer viene de intercambio, es de Osaka, Japón.

- Vaya, que interesante. - La mayor fingió estar sorprendida o interesada en el tema, logrando que la rubia rodara los ojos.

- Si noté tu sarcasmo, Im, no soy estúpida. - Hizo un puchero. - Pero aunque parezca algo insignificante, hay ciertos rumores que dicen que se trata de una Alfa, una Alfa MUY especial.

- Wow... ¿Y qué tiene de "especial" esa Alfa? - Nayeon se mostró exageradamente sorprendida, obviamente era falso.

- Me estás irritando. - Musitó entre dientes. - Y referente a tu "interesada" pregunta. Al parecer es una especie desconocida, una que se creyó totalmente desaparecida y en extinción. - Había un brillo en sus ojos por cada palabra que salía de su boca.

Nayeon soltó una risa.

- ¿Qué es?, ¿La hija de un dinosaurio? - Molestó escuchando el gruñido de parte de su mejor amiga. - Oh, no, ya sé. Tal vez... Es hija de la leyenda de Pie grande.

Sana chasqueó la lengua y le dió la espalda. Im solo rió más por esto.

- Está bien, Im Nayeon. Búrlate todo lo que quieras, pero no sé te vaya a caer la boca cuando veas de lo que hablo. - Indignada tomó su ración de comida para caminar lejos hacia la mesa.

- Sana-ssi... - Nayeon la siguió divertida notando como la rubia evitaba su mirada. - Sana-ssi... No te enojes conmigo, yo te quiero mucho, mucho, mucho... - La rodeó con sus brazos y comenzó a darle besitos en su mejilla y cuello, notando como las feromonas de la Japonesa salían de manera casi desapercibida pero que Im pudo sentir a la perfección, sus mimos estaban funcionando. - Sana-ssi... ¿Me perdonas? - Apretó su abrazo y besó su cuello. - ¿A mi?, ¿A tu Yeonnie?

La contraria se hizo la dura, pero no duró mucho cuando su lobo alzó las orejas y moviendo la cola comenzó a correr juguetón y se tiró al suelo mostrando la pancita a su mejor amiga.

- Ugh... Está bien. - Refunfuñó, pero luego rió cuando los mimos y besos de la Coreana le causaron cosquillas. - Omega loca...

- Aún así me quieres.

- Si, es cierto.

"Unique" - MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora