Capítulo 3. Margaritas Y Piña

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- ¡Siéntate conmigo!

- ¡No!, ¡Conmigo!

- ¡No les hagas caso, ven conmigo!

Y muchas más peticiones eran las que Mina escuchaba mientras pasaba por los pasillos de la Universidad, siendo algo incómodo para ella el estar rodeada de tantos aromas a la vez.

- Con permiso... - La Alfa pasó por varios pequeños espacios que los estudiantes les dejaban, torpemente lograba caminar sin tropezar o empujar a alguien sin querer. - Lo siento...

- ¡La Alfa nueva me ha empujado!, ¡Oh, Dios mío, estoy soñando!

- ¡A mi también!

Mina miró con algo de horror esas reacciones, aunque no le extrañaba si sintió muchas manos acariciar sus cabellos o tocar su mochila acompañado de gritos de "Victoria"

- Es una diosa...

- Es irreal. - Sorprendentemente lo había dicho un Alfa.

La Nipona por fin pudo escapar de la multitud por unos minutos, antes de ser perseguida nuevamente por ellos, logrando que suspirara cansada.

"Debí quedarme en casa, sin duda."

- ¡Oye, Alfa linda, sonríe a la cámara!

Mina volvió a cerrar los ojos por enésima vez antes que el flash atacara sus pupilas. Las personas estaban encantadas con la Alfa, su manera tan natural de llamar la atención y su forma elegante y sexy de ser sin siquiera esforzarse.

- Pobre, la van a asfixiar. - Murmuró una Omega Japonesa a lo lejos, Sana estaba atenta a la manera en que atropellaban a la Alfa como si esta fuera un maniquí.

- Ni cuando vino el alcalde hicieron tanto alboroto. - Tzuyu sujetó más fuerte la cintura de Sana mientras la cargaba para que la Omega viera mejor. - Sanatan, por qué no vamos mejor a otro lado, creo que huelo de todo menos a mi aroma natural.

Sana miró a la Alfa nuevamente y capturando otra foto asintió, siendo bajada inmediatamente por Tzuyu para luego salir de allí.

- ¿Quieres ir a la biblioteca?

- ¿Biblioteca? Claro, por qué no. - Se subió de hombros.

- Solo buscaré algo, no será mucho tiempo. - Sana asintió y tratando de no ser aplastada (Y con ayuda de Tzuyu que la sostuvo con fuerza para no perderla) salieron de la multitud.

Mina por otro lado, se contuvo de gruñir cuando alguien la pisó sin querer, y para colmo el aroma de la mayoría de allí ya la estaba mareando, y no, no de manera que se sienta abrumada, literalmente se estaba mareando por la falta de oxígeno.

"¡¿Tienen que ser tantos?!"

Cómo último recurso, comenzó a empujar a su paso a las personas sintiéndose culpable, pero se quedaba tranquila cuando escuchaba los suspiros y gritos de locos. Salió a toda prisa y sin importarle nada dejó a los demás atrás confundidos.

Corrió hacia un lugar desconocido por ella misma, pero era eso o seguir allí sintiéndose sofocada. El sonido de sus botas militares resonaron por el pasillo junto con el chirrido que se escuchó cuando frenó de golpe.

Confundida, miró a todos lados, sin saber a dónde ir, leyó cada puerta notando que eran salones que por suerte algunos estaban vacíos y otros ya estaban viendo clases. Respiró profundo, llevando sus manos dentro de los bolsillos de su blazer negro y retomó su caminata por el lugar, un poco más calmada cuando notó lo solitario que estaba aquella zona. Miró a su alrededor, analizando cada rincón y leyendo algunos pequeños emblemas y citas en la cartelera universitaria.

"Todos deben ser respetados por igual."

"El respeto es la base al cambio."

"Los Omegas no son objetos sexuales."

"Todos merecemos el mismo trato."

Tantas palabras con verdades escritas, Mina no pudo evitar mirar la última frase con interés. Exactamente, y para ella, todo merecían ser tratados de la misma manera, así como ella deseaba ser vista como alguien normal y no un tonto fenómeno atrae atenciones.

Al fin y al cabo, ella también era una Alfa de carne y hueso. Pero para su mala suerte, le tocó el castigo de ser aún más diferente que los mismos Alfas. Una tortura desde toda su vida, además de ser vista como un billete de lotería, también era vista como el punto clave para teorías y estudios.

"Es el castigo de ser una Alfa, ejem, Especial..."

Mina dejó salir otro gran suspiro, retomando nuevamente su camino por aquellos lugares. Al llegar a la entrada del patio miró un poco para luego seguir de largo, sin embargo, no pudo evitar retroceder cuando un aroma le llamó la atención. Intrigada por ello, se abrió paso al bello jardín con caminos y bancas blancas perfectamente limpias, musitando un "wow" de sus labios. Todo era precioso, y daba un aura de paz y tranquilidad, todo lo que ella necesitaba después de esa alocada "Bienvenida"

Notó que mientras más caminaba, más sentía el aroma embriagador y atrayente para ella, lo podía sentir más cerca, y rayos, era exquisitamente único y dulzón. Cómo una mezcla de...

"Margaritas con piña..."

- ¿Se te perdió algo? - La voz de una Omega la hizo abrir los ojos de inmediato notando lo cerca que estaba de...

"Por la Luna..."

Esa Omega que estaba frente a ella era realmente hermosa, por Dios, esos ojos color avellana junto con su cabello como el mismo chocolate era una maravilla, labios pomposos, cutis suave y aura juvenil...

Esa Omega era la descripción de Calidez...

Un carraspeo la hizo reaccionar.

- O-Oh... Yo, lo lamento, no fue mi intención es solo que... - Miró nuevamente a la Omega. - Tu aroma es muy atrayente... - Sintió un calor abordar sus mejillas.

- Ya veo. - Y su voz... Dios, su voz era como las olas del mar, tan refrescante y relajante.

- Eh... S-Soy M-Mina... - Ni ella sabe por qué dijo eso.

La Omega frunció su ceño confundida pero aún así respondió.

- Nayeon, mucho gusto. - Aunque su voz salió alto tosca, y mostrando desconfianza.

- Y-Yo... - Mina se sintió muy nerviosa en ese momento, y sabía que no podía dejar de mirar a la linda Omega con rostro de sol. - E-Eres... Eres muy...

Nayeon alzó una ceja.

- B-Bonita... - Susurró por lo bajo, nuevamente, no sabía por qué decía eso, o por qué sentía que debía hacerlo.

- ¿Ya...?, ¿Gracias? - Nayeon sintió incomodidad dentro de ella, su loba estaba inquieta y dedujo que era por la presencia de esa Alfa. - Bueno, Lina. - Se levantó de la banca tomando sus pertenencias. - Fue un placer conocerte. Pero debo ir a mi clase, deberías hacer lo mismo. - Dicho esto rodeó a la Alfa para irse por su lado hacia adentro de la Universidad.

Mina se quedó mirando a la Omega, embobada, su loba movía la colita feliz y aullaba hacia arriba. Le era raro, nunca había sentido algo así por una Omega, normalmente solía rechazarlas y solo tratarlas bien para no hacerles el feo.

Y aunque aquella Omega ya no estaba en su campo de visión, su aroma seguía instalado en sus fosas nasales. Así como su loba aún seguía intranquila dentro de ella.

Y la culpable era la Omega del verano.




"Unique" - MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora