—¡Jimin! —esa fue la voz que escuche en cuanto mis pies tocaron el suelo asfaltado, mi mirada no tardo en ir hacia aquella persona que había dicho mi nombre, y sonreí, porque hace tiempo no le veía.
Mi padre lucía un uniforme militar completamente verde oscuro, se aproximaba hacia mí mientras abría sus brazos indicándome que podía correr e ir a abrazarlo como cuando yo era un niño, pero simplemente me limite a caminar a pasos apresurados hacia él, las leves arrugas en su rostro marcaban perfectamente los signos de su felicidad al verme.
—Padre —dije en cuanto lo tuve frente a mí, me recibió entre sus brazos, y me dio un par de palmadas sobre la espalda mientras escuchaba su ronca risilla salir de sus labios—, ha pasado tiempo.
—Bueno, es cierto que ha pasado tiempo, pero no es como si me hubiera ido por siglos —soltó una suave risa y yo sonreí levemente—, ¿qué tal el viaje? —se separó del abrazo dándome un par de palmadas sobre los hombros con ambas manos.
—Bien —mencione, mi padre se coloco a mi lado—, aunque he de admitir que me costo un poco conseguir transporte.
El hombre a mi lado soltó un largo resoplido.
—Sí, ese es un tema que hemos tratado de arreglar, para los nuevos cadetes es difícil encontrar transporte y más cuando no son reclutados en zonas cercanas —comenzamos a caminar.
Mire a mi alrededor, estábamos rodeados de muchas personas, niños corrían de un lado a otro intentando no rasparse las rodillas, mientras que los adultos les dedicaban algunas miradas de desaprobación, algunas banderas rojas se encontraban adornando el lugar.
—¿Hablaste con tu madre del tiempo que te quedarás aquí? —di un asentimiento.
—Se lo deje claro, aunque me dijo que me extrañaría —mi padre soltó una risa—, ¿qué se supone que haré exactamente?
Mi padre me había hablado solamente un poco sobre el trabajo que haría allí, me dijo que no estaría interviniendo como un soldado más dentro del campo de batalla, esto era debido a que no querían perder más hombres, además de que estaban quedando bajos de personal en algunas áreas que ellos consideraban importantes, podía comprenderlo, estar en tiempos de guerra no es nada fácil y por supuesto que perder soldados no era una buena opción cuando se trataba de otras áreas.
—El trabajo no es pesado, hijo —comento mi padre—, de hecho, te encantará, serás como la mano derecha del capitán Jeon, es un sujeto muy reconocido en Auschwitz.
—¿Auschwitz? —mi padre dio un asentimiento—. Pensé que era un mito —había escuchado antes sobre ese lugar, muchos hablaban de ese sitio como uno de los lugares en donde encerraban a los judíos, algunos decían que se trataba de un sitio en donde permanecían recluidos para ser torturados, otros decían que eso era mentira y que solamente los mantenían allí como prisioneros para que no hicieran nada extraño.
—Es lo que muchos dicen —una tercera voz se unió de repente a la conversación, mi mirada no tardo en dar con la persona que ahora mismo se dirigía hacia nosotros, era un hombre quizás no sobrepasaba los treinta años, su tes era levemente pálida, ojos negros como la noche y cabello rubio algo largo—, los rumores por estos sitios han dicho cosas que casi no son por completo ciertas pero que tienen un cierto atisbo de realidad —sus manos las mantenía detrás de su espalda, vestía un uniforme militar similar al de mi padre, pero él lo cubría con un abrigo oscuro que le llegaba por debajo de la rodilla.
—Capitán Jeon —hablo mi padre dando una pequeña inclinación de cabeza—, él es mi hijo, Park Jimin, de quien le hable.
Aquel hombre no tardo en darme un vistazo rápido de la cabeza a los pies y de vuelta, su semblante era serio, y por lo visto totalmente desinteresado hacia mí.
—Un gusto —dije para después elevar mi mano para que la tomase—, soy Park Jimin —el hombre miro mi mano, pero ni siquiera la estrecho.
—¿Sabes la razón por la que no debes saludar a un militar? —me pregunto.
—No —dije en respuesta.
—Porque no sabes si la mano que te dé será la menos diestra al disparar —apretó sus labios en una fina línea—, soy el capitán Jeon Jungkook —esta vez extendió su mano y no tardo mucho en estrechar la mía dando un par de sacudidas que yo seguí—, a la próxima evita saludar de mano, en Auschwitz no se acostumbra ese tipo de gesto.
—Entendido, capitán —el capitán Jeon no tardo en darme un asentimiento para después comenzar a caminar de nuevo, dándonos la espalda, se dirigía hacia un automóvil descapotable que no estaba a más de diez metros de nosotros.
Escuche a mi padre soltar un suspiro.
—Le agradas —menciono.
—Pues sus gestos dicen otra cosa —me regalo una sonrisa.
—Relájate, el capitán Jeon ha sido así desde que regreso de su primera misión a las afueras de Polonia —mi padre comenzó su camino y yo le seguí el paso—, él será quien nos lleve al campo de concentración, y en el camino te explicaremos en lo que consiste el trabajo, pero créeme hijo, te he conseguido un buen puesto, el capitán Jeon es quien se encarga en estos momentos de Auschwitz y ha brindado los frutos que los altos mandos han querido en este tiempo, los números aumentan y disminuyen constantemente y eso les gusta.
—¿Es bueno que los números aumenten y disminuyan tan pronto? —me intrigaba un poco la forma en que mi padre lo decía, era como si estuvieran en el negocio perfecto.
—Cuando se trata de aumentar judíos y disminuirlos en masa, lo es —me regalo otra sonrisa, pero está vez fue casi imperceptible, forzada, como si de alguna forma quisiera bajar las comisuras de sus labios en lugar de elevarlas—, y más para el partido.
Seguí mi camino, siguiendo los pasos de mi padre y observando a ese tal capitán Jeon subirse al vehículo, no sabía exactamente en lo que estaba a punto de meterme, sólo había escuchado rumores sobre los campos de concentración, y ni siquiera tenía la menor certeza de lo que en realidad se hacía en ese tipo de sitios, las noticias podían ser demasiado amarillistas en esos aspectos, además estaba el hecho de que la información que se propagaba por el lugar a veces no era ni siquiera de fiar, pero no importaba.
No tardamos en adentrarnos al vehículo, mi padre se sentó al lado del capitán Jeon y yo me fui a la parte trasera del vehículo, relamí mis labios y la emoción me invadió al escuchar el rugido del motor cuando el vehículo fue encendido, esté era el comienzo de una nueva fase de mi vida, y esperaba grandes cosas de toda está experiencia, varias preguntas invadieron mis pensamientos mientras me perdía un poco en mis imaginaciones, quizás el lugar sería grande o pequeño, podría estar lleno de personas, ¿serían todos judíos? Quizás me inviten a fiestas, quizás solamente pase el resto de mi año trabajando en ese lugar, quizás conozca a alguien... aunque lo dudo mucho.
Hace mucho que no me interesa conocer a alguien de forma romántica, pero muchos de mis amigos cercanos mencionan que los omegas se impresionan cuando ven militares, no lo he podido comprobar con mis propios ojos, pero quizás ahora lo haga.
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Una Boda En Auschwitz || JimSu ||
FanfictionTodo era tan claro para mí, hasta que llegaste, Min Yoongi. Jamás logré ver el infierno que ustedes vivían, no hasta conocerte, pude apreciar que no solamente se trataban de sólo omegas inferiores y de una religión que no era la nuestra, sino que er...