Tarde bajo el agua

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Hacía mucho que Buenos Aires no veía una tormenta como aquélla, con esa violencia e insistencia, parecía nunca tener fín.

Esteban tomaba el mate que Francisco acababa de cebarle y miraba la lluvia por la ventana.
podía ver los árboles de la calle doblarse casi hasta el medio cuándo soplaba el viento, y quedarse totalmente inmóviles cuándo calmaba dandole lugar a la copiosa tormenta.

Fran estiró sus brazos y se puso de pie.
caminó hasta la ventana y tomó uno de los tiradores de Esteban, ganándose una sonrisa de su parte

-¿salimos?-le preguntó apoyando su cabeza en el vidrio empañado

-¿a qué te referís?

-abrir la puerta y salir...

-está lloviendo a cántaros

-¡si! es divertido, me vas a decir que nunca saliste bajo una tormenta de pibe-dijo Fran tomándole la mano

-si de pibe salía bajo la lluvia me enfermaba, era un chico muy enfermizo

-un Esteban chiquito enfermo todo el tiempo-dijo sonriendo con ternura mientras le abrazaba la cintura

-pasé muchas horas en cama

-¿y tu mamá te ponía paños fríos en la frente?-le preguntó cada vez más muerto de ternura, apoyandole una mano en la cabeza

-no, me dejaban solo

-yo te hubiese cuidado, te hubiese hecho sopa todas las veces

Esteban lo envolvió con sus brazos y se quedaron así durante un rato, sintiendo el latido de ambos corazones y el sonido violento de los truenos.

-vamos-insistió Francisco tirando de su mano

-Fran, es una locura, no hay nadie en la calle...

-por eso-le dijo mirandolo a los ojos-déjame estar con vos en la calle, que no hay nadie

Esteban seguía pensando que era una locura, pero también le tentaba compartir la compañía de su esposo bajo el cielo, como si no tuvieran que esconderse de él.

●●●

La lluvia era mucho más agresiva de lo que parecía, se sentía como si cayeran baldazos de agua helada desde todas las direcciones.

Esteban dobló sus brazos contra su pecho y entrecerraba los ojos sintiendo como las gotas intentaban entrar en ellos.

-¡me estoy empapando!-le gritó a Fran que estaba más adelante, en el jardín de ambos, y parecía disfrutar la sensación del agua

-¡y si! ¡¿que esperabas?!-le preguntó entornando también sus ojos

-estás totalmente loco

Fran sonrió y se acercó a él, tomandole la mano

-de amor por vos

Esteban sonrió y aunque tenía miedo de ser vistos,parecía imposible, eran las tres de la tarde y parecía de noche, los vecinos estaban en sus casas, asi que le besó la mejilla antes de abrazarlo.

-te amo-susurró en su oído

-te amo...¡vamos a ese charco!-gritó tirando nuevamente de su mano.

Aquélla tarde se mojaron como nunca, pero por primera vez se sintieron libres, sin miedo, ni siquiera el miedo a dios mirandolos, que a veces parecía el castigo por excelencia.

●●●

Esteban no se enfermó aquélla vez; había disfrutado de la lluvia junto a Fran, se había divertido, había sido un buen momento juntos.

Sin embargo las lluvias quedaron atrás pronto; al día siguiente desayunaron juntos y Francisco salió de casa rumbo al banco cuándo la puerta sonó.

Esteban fue a abrir encontrándose con una mujer mayor de pelo plateado que lo miró extrañada

-disculpe ¿usted quién es?-le preguntó intentando mirar al interior de la casa

-¿perdón?-preguntó él posando una mano en el lado contrario de la puerta

-yo soy Rosa, la vecina de al lado, quería hablar con el dueño de casa

-Francisco no está ahora, ¿la puedo ayudar yo en algo?

-no, esta bien-dijo y dio un paso hacía atrás, pero se arrepintió y volvió a acercarse-¿sabe qué? si, creo me puede ayudar

-¿quiere pasar?-preguntó él con amabilidad

-no, seré breve. yo no me meto en la vida  de los demás,nunca me meti en lo que no me importa; pero este es un barrio decente, y los vecinos quisieramos que siga así...

-claro...¿y?-preguntó Esteban sin entenderla

-yo no sé que vinculo tiene usted con Francisco, pero espero que lo mantengan puertas adentro, nosotros somos trabajadores y gente de bien, no tenemos porque ver ciertas escenitas

-no sé de que me esta hablando-le dijo sintiéndose molesto y algo avergonzado, al parecer si los habían visto después de todo

-usted sabe de que le estoy hablando

-que tenga un buen dia, señora-le dijo intentando cerrar la puerta, cosa que ella no le permitió

-dejeme dejarle una invitación-le dijo entregandole un volante-puede conocer a Dios cuando quiera

-si...gracias-dijo él más que incómodo, cerrando al fín la puerta.

●●●

-"No te acostarás con varón como los que se acuestan con mujer; es una abominación"-leyó Fran en el volante en voz alta, una vez de vuelta en casa-puedo objetar bastante eso

-no te rías Francisco, es terrible,esa mujer lo sabe

-es una vieja metida-le dijo sentándose a su lado-deja de amargarte tanto siempre, bebé, divertite más

-¿no sentís que todo el mundo vive señalandonos?

-si, es así-aceptó él acariciandole la cara

-vivir asi es insoportable

-pero estar juntos es más llevadero-murmuró Fran antes de apoyarle la cabeza en el hombro

Esteban le acarició el pelo, con los ojos puestos en el volante.

1950: 𝐞𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐱 𝐟𝐫𝐚𝐧𝐜𝐢𝐬𝐜𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora