C A P I T U L O 1

5 1 0
                                    

Hallhogh, Rusia

12 de diciembre de 1766

Rusia tenía una pequeña ciudad no muy conocida, dónde estaba siendo incendiada por muchas partes, gritos y lamentos era lo unico que se escuchaba por todas las calles a las que ibas, el fuego se hacia mucho mas visible por la oscuridad de la noche. Miles de cuerpos tirados muertos o alguien abrazando al cadáver de alguien

Gritos de un bebé sonaban desde lo más adentro del edificio, sonaban como si aquel pobre Niño lo estuvieran asesinando, pero no, el edificio donde estaba el pequeño estaba siendo incendiado con treinta personas más allí dentro, pero los oficiales no dejaban pasar a nadie

-¡aún está allí mi hijo!-grito una mujer, ella intentó entrar a las fuerzas pero la gente no la dejaba pasar-¡quíteme los brazos de encima!¡aún está mi Niño allí!-

-lo siento mujer, pero usted ya no puede pasar-él hombre gigante la alejaba lentamente del edificio en llamas, mucha gente intentaba entrar por sus hijos pero nadie podía entrar, pero aquella madre no se iba a dar por vencida

-¡escúcheme bien! ¡Mi hijo está atrapado allí y yo no voy a dejar que un estúpido hombre como usted me impida sacarlo de allí!-grito otro hombre que sería el padre del pequeño

-espera cariño, no pasa nada, gracias por nada-ella comenzó a alejarse fingiendo que estaba triste, pero con su mirada viendo lugares en dónde podia escalar hasta llegar a la parte de atrás del edificio

-¡ey! ¿y Dimitri ?-la mujer no contestó

pero estaba segura que iba a sacar a su pequeño de ese lugar, vio una pequeña escalera algo quemada que no le importó en lo absoluto, estaba decidía en ir por su pequeño

-cuida que nadie venga, y dime si algo pasa-dijo ella mientras se dirigía a la escalera

-Ophelia, ¿no crees que debería ir yo?-la mujer vio a su esposo con extrañez-bueno, es que soy hombre y tú una mujer y...

-¿es enserio Dionisio?-ella solo rodó los ojos y estaba decidida a ir por su pequeño

Mientras ella intentaba llegar a la escalera, el pobre bebé estaba llorando en su cuna mientras que su cuarto pequeño empezaba a quemarse lentamente; el fuego estaba acercando hacia su cuna rápidamente, pero una sombra o alguien con capucha negra que se le tapaba todo su físico miro al pequeño desde su puerta quemada, aquella figura se va acercando hacia el bebé, pero cada paso que daba hacía que una circulo helado empezara a salir de sus pisadas, el hielo fue esparciéndose por todas partes haciendo que el fuego fuera apagándose. Aquella figura llegó hasta el bebé que dejó de llorar un momento, de un segundo, este ser sacó su mano que era pálida casi como una hoja de papel en blanco, esta tocó la frente del Niño cerrando sus ojos

En su cabeza comenzó a escuchar gritos desgarradores, hasta que abrió los ojos, pero no estaba en el cuarto del bebé si no que en un bosque donde había cuerpos tirados desvivimos con una vestimenta de un caballero y sus armaduras, a lo lejos vio a un chico que ni distinguía muy bien hasta que lo volteo a ver, aquellos ojos azules fuertes los reconocía, vio su mano derecha con una cabeza cortada, los ojos de la persona desvivida mostraban horror y el ser lo identificó también, era el rey de Francia

El ser quito el dedo de la frente del bebé espantado mientras susurraba un idioma extinto

-he ushu...ghe tut le floshecia-

<<es el...la profecía se cumplió>>

El tono con el que lo decía lucía asustado, puso su mano en su boca haciendo un silbido silencioso, un cuervo hermoso con unas plumas rojas llegó con el ser, el ser bajo su capucha y dejó ver a una mujer de cabello rojo y ojos negros con un tercer ojo en la frente

-dile que encontré a the wallestern, que la profecía está en Rusia-dijo la mujer, el cuervo asintió y con sus alas se fue volando, ella vio al bebé para luego miro una cobija, fue por ella a cubrir al pequeño dejándolo en la cuna de nuevo ya que escucho las escaleras, era la madre del pequeño-cuídate, wallestern-

La madre del pequeño logró llegar a la habitación del bebé, ella se espantó al ver aquel lugar antes en llamas lleno de hielo y a su pequeño envuelto en su cobija

-¡Dimitri!-gritó ella y subió rápidamente por el, tomo a su bebé y vio que no le sucedió nada-mi bebé, juro que jamás te voy a dejar, siempre estaré contigo-decía mientras salía con cuidado de aquel lugar

El incendio había comenzado por personas que deseaban gobernar esa pequeña ciudad y al ver que se resistían comenzaron a quemar todo, Dimitri el bebé pudo haber sido uno de ellos pero su madre Ophelia logró salvarlo, ella fue bajando para ir con su esposo Dionisio

-¡Dimitri!¡Ophelia!-corrió hacia ellos y los tomó en sus brazos para abrazarlos-lárguennos de aquí, no es seguro-dijo el

-no crees que es muy pronto, apenas tenemos 20

-yo conseguiré un empleo en otro lugar, aquí no tenemos nada, ¡mira nuestro hogar!

La mujer miro por una ventana, ella estaba llena de heridas y quemaduras en su cuerpo al igual que su esposo mientras el la abrazaba tomando a su hijo. Ophelia veía como su honrada ciudad estaba siendo quemada y destruida por conquistadores, miro a su esposo con una lágrima

-salgamos mañana, no quiero que Dimitri viva en estás condiciones-ella fue hacia la poca ropa que les quedaba y sus escasas pertenencias que aún seguían en pie

Esa misma noche tomaron un barco y decidieron irse de Rusia

Llegaron la hermosa ciudad de Londres donde decidió que allí viviría su hijo plenamente

Sin saber que los días de su hijo estaban contados, pero no la para la muerte, si no para algo mayor

THE WALLENSTERN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora