Bendecido Por El Infierno

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Escrito el 23 de Marzo del 2024.

Palabras: 3,097

Advertencias: Referencias a la depresión. Contenido sexual.

Notas de escritor: Me veo obligade a poner las notas aquí en el inicio ya que son importantes para entender la trama. Las escenas sexuales no se toman como pornografía sino como un concepto metafórico [No hay ships].

Este one-shot toma de forma literal el estigma de la demonización de las enfermedades mentales.

Tal vez eran las constantes lluvias, el aire contaminado que hacía sentir la cara sucia a cualquiera apenas salía, o el asqueroso olor a alcantarilla en las calles

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Tal vez eran las constantes lluvias, el aire contaminado que hacía sentir la cara sucia a cualquiera apenas salía, o el asqueroso olor a alcantarilla en las calles. Pero definitivamente había algo en Ciudad Gótica que estaba cambiando a Jonathan Crane.

Desde que entró a la universidad, su piel se había puesto más pálida por la falta de sol. Casi siempre eran días nublados, no importaba la estación. Cuando las clases del segundo semestre se volvían aburridas, Jonathan veía a sus manos y lo blancas que se volvieron. En unos años su piel sería tan pálida a un punto en que pudiera ver sus venas como en una vitrina. Tenía sus uñas largas, las dejó crecer. Estaban puntiagudas y perforarían cualquier cosa como un cuchillo  si fueran más duras.

Las estudió por varios segundos, más de cinco, y entonces juró que la punta de sus dedos se pintó de negro, y sus uñas cambiaron a garras, negras y en forma de gancho, igual que las de un cuervo.

Y es que él juraba por Dios que eso sucedía porque le dolía físicamente, lo sentía. ¿Y cómo podía el dolor engañar? Si toda su vida Jonathan fue la musa del dolor, su cuerpo lo identificaba al segundo como una madre a su hijo. Sentía su organismo cambiar en esos instantes. Gruñía como si algo dentro de su piel luchase por salir de él a exponerse.

Se jaló los dedos, casi arrancándoselos. Veía sus manos convertirse en algo más y él sólo podía agitarlas y tallarlas contra sí tan desesperadamente que podrían caerse de sus muñecas. Sus huesos tronaban por la agresividad de sus movimientos, si fuera más fuerte ya estarían rotos.

Ninguno de sus compañeros veían sus garras o sus dedos largos tensarse. ¿Cómo es que nadie podía notarlo? Bueno, era la universidad y Ciudad Gótica. A nadie le importaba nadie más que sí mismos. Y por primera vez, Jonathan quería que lo voltearan a ver, Dios que alguien reaccionara a su dolor e hiciera algo.

—Caballero- caballero, ¿se encuentra bien? —preguntó el profesor cuando los gritos de Jonathan se hicieron más fuertes. Ni siquiera sabía su nombre. Ninguno de sus compañeros o profesores lo recordaban. Era irónico cuando en su pueblo natal nadie se sacaba su nombre de sus bocas. Pero era lógico ahí, las clases eran demasiado largas -más de doscientos estudiantes- como para que un profesor se tomara la molestia de tan siquiera preguntarles a cada uno cómo se llamaban.

Bendecido Por El Infierno | Jonathan CraneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora