EL SECRETARIO LOUIS [L.S]

FINAL

Siete años más tarde....

El reloj marcaba las ocho de la noche, el sol ya había caído, las luces de la empresa se encontraban mayormente apagadas, los pasillos estaban completamente vacíos, al igual que los puestos de trabajo, podía haberse pensado que ya no quedaban trabajadores presentes, pero el sonido particular que venía desde una oficina confirmó lo contrario.

El escritorio chirriante, la piel golpeándose y los pequeños gemidos eran los sonidos que llenaban la oficina, Louis sentía que se desmoronaba con cada penetración de su marido, cada vez que terminaba así en la oficina, semidesnudo, sentado en el escritorio, con las piernas abiertas y su esposo profundamente dentro de él, sabía que era algo incorrecto y arriesgado, pero precisamente esas dos cosas también lo llenaban de excitación.

"Am-amor...". Gimoteó enterrando las uñas en el trasero de su esposo, sus ojos estaban profundamente cerrados debido al placer, pero debió de obligarlos a abrirse para mirar el reloj de pared, los minutos seguían corriendo en contra. "Joder... no tenemos mucho tiempo"

Harry gruñó contra su cuello, apretando las manos contra su cintura, enterrándose más rápido y profundo dentro de él, acelerando por completo sus orgasmos.

Harry entró y salió bruscamente dentro de él, hasta que finalmente dio un último empujón profundo, uno que los hizo a ambos correrse, Louis sobre sus estómagos y Harry dentro del condón.

Se encontraron envueltos dentro del abrumador clímax un tiempo más, hasta que Harry finalmente se retiró, acunó su rostro con las manos y entonces lo besó de forma tierna, lleno de amor como todos esos años. "Limpiémonos antes que llegue tu madre". Harry lo ayudó a bajarse con cuidado del escritorio.

Una vez que estuvieron limpios, ordenaron el desastre que habían generado.

Tiempo más tarde el silencio dentro de la empresa fue roto por dos voces femeninas, una mayor y otra más parlanchina.

"¡Papiiiis!". Se oyó antes de que una pequeña niña entrara corriendo a la oficina, generando que su cabello rubio medio rizado golpeara sus mejillas rosas regordetas. "Alice llegó...". Corrió por el espacio hasta ser levantada por Harry, su cuerpito de cuatro años lo permitía.

"Hola mi princesa". Harry la abrazó plantando besos en sus mejillas, Louis lo siguió acomodándole el cabello, haciendo relucir sus intensos ojos verdes.

"Muñequita te he dicho que no corras aquí". Desde el pasillo se oyó la voz de la madre de Louis antes de que apareciera por la puerta sosteniendo entre sus brazos a un pequeño niño de piel porcelana, cabello rubio liso, ojos caribes y mejillas igual de regordetas que las de la pequeña niña. El pequeño niño chupaba intensamente su chupete color celeste.

"Heey". Louis caminó hacia su madre saludándola rápidamente para luego tomar a su hijo que estiraba sus brazos de un añito hacia él.

"Hola mi bebé". Acunó a su hijo entre sus brazos, dejando que él enterrara la cabeza contra su cuello.

"El regalón de papá". Harry miró a su hijo llenito de amor mientras se acercaba a ellos con la hija en común entre sus brazos. "Gracias por cuidarlos Georgia, las cosas en la empresa estuvieron complejas, no pensamos que las reuniones tomarían tanto tiempo"

"No tienes que agradecer nada, siempre estaré para mis nietos". Ella les brindó la sonrisa más cálida de toda.

"¿Cómo se portaron hoy?". Louis miró entre su madre e hija, la niña abrió sus labios rosas lista para hablar.

"Austin lloró un poquito porque extrañaba a los papis, pero Alice se portó bien con la abue, aunque Alice también está triste...". Ella transformó sus labios en un puchero, dejándolos a todos sorprendidos.