VIII

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_ No, pero dudo que tú realmente lo sepas.

_ Oh, lo sé, claro que lo sé, mi señor.

_ Y me pedirás tu libertad a cambio. No me interesa, Alastor.

_ No, su majestad, lo hago porque es doloroso ver cómo un ser como usted sufre por alguien como Lilith. Mire, le diré todo y con pruebas. _ Lucifer alzó una ceja y se sentó frente a Alastor, atento a lo que tuviera que decir. _ Lilith fue la que tuvo la idea inicial de la redención, ¿no es así? Alguna vez escuché a Charlie mencionarlo.

_ Pues sí, ella, al igual que Charlie, tenía un gran corazón.

_ Oh, mi señor, no se confunda. Lilith quería redención para abandonar este reino, pero quería irse con Charlie. A todo esto, usted nunca estuvo en su plan. Ella habló con los altos mandos.

_ Bonita historia, Alastor, pero sé que es mentira. Solo yo tenía contacto con el cielo.

_ Usted con el cielo y los serafines, pero ella con Adán, su ex pareja. Al fin y al cabo, el ego de ese hombre era tan grande que cuando supo que la mujer que lo engañó deseaba verlo, no dudó ni un poco en concretar la cita.

_ Lilith detestaba a Adán.

_ Nunca dije lo contrario. _ Alastor tenía permitido contar solo un poco de aquella historia, pues lo estipulaba su contrato, pero sabía que para ganar un poco la confianza de Lucifer y al mismo tiempo cortar el lazo que tenía con Lilith, debía arriesgarse un poco. _ Pero lo que él podía darle era más grande que su odio.

_ Ve al grano, Alastor. No estoy para juegos.

_ Mi señor, le diré dónde está su esposa y todo lo que desee, pero en serio requiero mi libertad, pues si se lo cuento, mi alma se consumirá.

_ Demuéstralo, cuéntame la verdad. Si lo que dices es cierto, te liberaré antes de que mueras. _ Era demasiado arriesgado; Alastor sabía que a Lucifer poco le importaría si él moría.

_ Muy bien, hagamos esto. Yo le cuento, pero si llego a desaparecer, tenga en cuenta que las almas bajo mi poder también lo harán, pues sus contratos así lo decretan, y su hija tiene un trato conmigo. _ Dijo Alastor sonriente al ver la angustia en Lucifer, mientras únicamente asentía con la cabeza. _ Lilith hizo un trato para ir al cielo, a cambio de abandonarlo a usted y olvidarlo. _ Las cadenas de Alastor se materializaron, volviéndose rojas y empezando a quemar su cuerpo.

Lucifer, con un chasquido, rompió aquellas cadenas, dejando marcas en el cuerpo de Alastor. No dijo nada, pues aún estaba devastado al pensar que la única mujer a la que había amado lo habría traicionado realmente. Secó las lágrimas que escurrían por sus mejillas y miró a Alastor.

_ ¿Cuál era tu trato con ella?

_ Parte de su poder, a cambio de mantener a Charlie a salvo.

_ ¿Nunca hubo algo sobre mí?

_ Tal vez le cause más dolor saberlo, mi señor.

_ ¡Dímelo! _ Ordenó Lucifer.

Alastor, por primera vez teniendo compasión genuina, le contó la verdad.

_ Me dijo que si usted se enteraba de todo lo que hizo, le hiciera saber que su compromiso nunca fue real, que una vez supiera todo no la buscase pues jugueteó y estuvo con los demonios que ella quiso, solo le interesaba el poder. A quien realmente quiere de la familia real es a Charlie y que tiene pruebas. _ Lucifer estaba llorando, no un par de lágrimas, él lloraba de verdad. _ El anillo que lleva, en cuanto se lo quite de la mano, se hará cenizas. _ Lucifer miró aquel anillo con esperanza de que lo que decía Alastor fuera mentira, pero no se lo quitó. Lo haría después, a solas.

_ Gracias, Alastor... _ Dijo Lucifer mientras ocultaba su cabeza entre sus brazos, ocultando su rostro lloroso.

Alastor suspiró y se sentó al lado del rey.

_ Es una verdad muy cruda, mi señor, lo sé, pero al menos para empezar a pasar página.

_ No, Alastor, no lo entiendes. Tú le diste tu alma, pero yo le di mi corazón y mi vida. Lo era todo...

_ y usted me otorgo mi libertad que ahora le debo

lucifer rió entre su llanto

el precio de la libertad~RadioappleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora