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Llegando ya la noche, Lucifer seguía en aquella mesa vacía con la compañía ocasional de Alastor, quien se levantaba de vez en cuando para preparar un té y decorar la torta que le había hecho al rey. La atmósfera estaba cargada de una melancolía palpable, reflejada en la postura de Lucifer, que parecía abrumado por un peso invisible.

Al llegar la hora, sacó la tetera, dos tazas y en un plato grande aquella torta con forma de pato. Lucifer, al verla, esbozó una ligera sonrisa, mostrando un destello de gratitud en medio de su tristeza. Aunque la torta era un poco desastrosa, era bonita a su manera.

_Gracias, Alastor. Supongo que aún haces esto por tu propio beneficio_ dijo Lucifer, aún decaído, pero con un tono de voz que denotaba cierta aceptación y reconocimiento. Sabía que Alastor no era el tipo de demonio detallista y amistoso, pero apreciaba el gesto.

_Mi señor, quisiera poder decir que lo hago por mi propio bien, pero en realidad míreme, ya no estoy atado a Lilith. Ahora, lo que hago por usted quizás podríamos decir que es lástima no sabría describirlo, pero es genuino y desinteresado. Pasó muchos siglos amando a la mujer incorrecta. Sé algo, muy poco sobre ello, pero merece un buen trato después de aquello_ dijo Alastor, con una sinceridad que sorprendió incluso a él mismo para hacer sigo fingida. La tristeza en los ojos de Lucifer lo había sentir de forma extraña tal vez si le tenía algo muy poca empatía.

_Está bien, demonio. Trataré de creerte, aunque si fuera cierto_ dijo Lucifer, volviendo a sonreír con sus ojos aún decaídos _no crees que deberías estar redimido?_ Su comentario era algo cruel, pero Alastor notó un destello de humor en sus palabras, como si estuviera tratando de hacerle un gesto de amistad.

_¡Ja! Imagino que necesitaría ayudar a 5000 padres solteros traicionados para redimir todo lo que hice en vida_ expresó Alastor sin procesar mucho, dejando escapar una risa genuina ante la idea. La ironía de su comentario no pasó desapercibida para Lucifer, quien también rió, aunque con un dejo de tristeza en su mirada.

_¿Y tú, Alastor, si crees en aquello de la redención?_ dijo Lucifer, tratando de desviar un poco el tema mientras se servía el té, buscando un respiro de la tristeza que lo embargaba.

_Es un tema complicado, mi señor. A mí no me interesa genuinamente redimirme, pero es lindo ver cómo Charlie y algunos de sus seguidores creen en ello. No creo que se pueda, pero da algo de esperanza en los demás fingir que sí_ dijo mientras le pasaba una rebanada de aquel pastel a Lucifer _¿Y usted, mi señor?

_Nunca creí en ello. Fomentaba a Charlie cuando era una niña como cualquier humano lo hace con sus hijos cuando tienen planes absurdos pero inocentes. Supongo que ese fue mi error. Mira hasta dónde llegó su inocencia_ dijo tomando un poco de su té _La verdad, siento que los demonios sí podrían redimirse, que hay luz en ellos. En quienes no creo es en el cielo y su gente.

_Comprendo. Debió ser difícil ser expulsado.

_Era mi destino. No importaba lo que hiciera o qué tan bueno fuera, así estaba escrito_ dijo dando un suspiro y probando la torta. _¿Te gusta bastante el azúcar, no es así, Alastor?

_Más bien, nunca había preparado un pastel así que no sabía las medidas_ dijo con una risa mientras también probaba su creación. _¿Y a qué se debe su fascinación por los patos, mi señor?

_Fue el primer animal que Lilith y yo nombramos. A ella le encantaban... Cuando se fue, creí que de algún modo fue porque extrañaba esas curiosas criaturas, así que las recreé. Pero yo no puedo dar vida, así que solo podía hacerlos de hule, esperando que alguno fuera tan perfecto que la hiciera regresar, a ella o al menos a Charlie.

Alastor pensó que era una idea bastante infantil, pero lo enterneció genuinamente.

_Bueno, claramente no funcionó con Lilith, pero si algún día desapareciera y alguien me creara muchos cervatillos, quizás volvería a verlos.

Lucifer rió, aún se sentía muy decaído por todo lo sucedido ese día, pero agradecía tener a Alastor a su lado. La conversación había sido un respiro en medio de la tormenta que lo envolvía, aunque claro Alastor fue también quien causo aquella tormenta, era algo bastante confuso la verdad.

el precio de la libertad~RadioappleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora