De la ciudadela colgaban estandartes en rojo Pendragon y dorado, pero todos los colores ondeaban con la brisa, izados en bastones o atados alrededor de los brazos de jóvenes amantes o volados como cometas detrás de los niños entusiasmados.
Los guardias en las puertas de Camelot no hicieron ningún intento de detener o cuestionar la procesión que seguía a Arthur y al joven druida a su lado.
De hecho, el capitán de la guardia, Sir Leon, se hizo a un lado e hizo una reverencia cuando pasaron.
A medida que el sol del mediodía subía hacia su cenit, aparecían a la vista los terrenos del torneo.
El corazón de Arthur latía con fuerza al ver a Uther vestido de negro y plateado en su pabellón habitual, casi como si hubiera venido a presenciar una actuación, no a luchar contra su propio hijo por la corona y el trono de Camelot.
"Señor" dijo una voz a la izquierda de Arthur. Sir Leon estaba a su lado. "¿Su Alteza me permitirá actuar como su escudero?"
Arthur abrazó al hombre mayor y lo abrazó con fuerza antes de dar un paso atrás y permitir que el caballero inspeccionará su armadura y espada.
El arma no sólo era afilada, sino que ahora llevaba grabadas runas a lo largo de su hoja.
Leon enderezó el yelmo de Arthur y luego asintió, alejándose para anunciar que su señor estaba listo.
Animado por el apoyo de Sir Leon, Arthur sintió, no obstante, que el corazón le latía con fuerza en el pecho mientras contemplaba la escena.
Nunca tales números habían aumentado la multitud, y se derramaban desde las plateas y rodeaban el propio terreno del torneo. Sin embargo, a pesar de su tamaño, la multitud estaba inquietantemente silenciosa. Los murmullos llegaban a sus oídos, pero su atención se centraba sólo en la figura de su padre.
Arthur no necesitaba ver el rostro de Uther para imaginar su ira. Él mismo se debatía entre la rabia y el dolor: por la pérdida de su madre y de su pueblo, por un padre que lo valoraba sólo como un heredero y un soldado obediente, pero nunca como un hijo.
Arthur estaba tomando las armas contra su padre.
De repente, Arthur pensó que se enfermaría. Entonces, Merlin estuvo frente a él, con el ceño fruncido y con preocupación.
Levantando la visera, Merlin percibió la angustia en el rostro de Arthur. Lo sostuvo por los hombros y sacudió suavemente.
"Escúchame. Sabrás qué hacer cuando llegue el momento. Confía en tu corazón, Arthur. Confía en ti mismo, como lo hago yo, y no fallarás" entonces la intensidad en la expresión de Merlin dio paso a un profundo sonrojo. "¿Usarías... llevarías mi velo?" preguntó suavemente.
Arthur sonrió a pesar de todo y presentó su brazo derecho. Merlin sacó una tira de tela familiar, una vez arrancada de la andrajosa capa roja que usaba, y la ató alrededor de su bíceps. Mientras lo hacía, unas delicadas enredaderas tejieron zarcillos alrededor de su obra, acentuando el rojo con pequeñas flores doradas en forma de campana.
Merlin lo miró a los ojos y sonrió.
"Estaré contigo"
Merlin le bajó la visera a Arthur y dio un paso atrás justo cuando el mariscal de las listas convocó al príncipe al combate.
🏹🏹🏹
Hoy, bajo el cielo azul brillante y el sol abrasador, Arthur podía escuchar vítores y ver esperanza en los rostros de su gente como nunca antes la había visto.
Por eso, Arthur recordó, debía luchar. Por su pueblo, por Merlin y por la curación de Camelot.
Arthur debía prevalecer, porque la tiranía de Uther no debía hacerlo.
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The Hunter And His Quarry
РазноеMientras mira la figura con la familiar capa roja, Arthur se enfrenta a una terrible elección. ¿Obedecerá a su padre o aceptará su destino? Esta es una traducción de Sunfall_of_Ennien y May_B_A_Letter.