Cap. 6

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_ A ver. Eres delgada, tu piel es interesante… creo que te llamas, Flor.

Me acerque a la cama y tome el teléfono.

Es normal que piense que me llamo Flor. Ese nombre tiene más sentido que estrella.

Una Flor es bonita, pero tiene sus espinas, pero una estrella es simplemente perfecta y yo no soy perfecta en lo absoluto.

Ese pensamiento me hizo exhalar profundo mientras miraba a aquel chico que se veía tan tranquilo como que si me conociera desde hace años.

_ Mi nombre no es Flor.

Sentí que el corazón seme detenía cuando mi nombre estuvo en la punta de mi lengua. Iba a decirle que me llamo Estrella, pero es tan estúpido tener un nombre tan brillante y que tu vida sea tan oscura, que decidí mentirle. _ Me llamo Esperanza.

La esperanza de algún día poder brillar como la expectativa de mi madre cuando me puso ese nombre, brillar como la expectativa de mi abuelo cuando empezó a leerme historias de hermosas estrellas que brillan en lo más alto del cielo.

Un nudo se instaló en mi garganta y tuve que tragar muy fuerte para que eso que sentía bajara.

_ Esperanza. Repitió el, mirándome a los ojos como que si sabia que le estaba mintiendo.

_ ¿y tú? ¿Cómo te llamas?

El abrió la boca, pero no dijo nada y en ese instante de duda mi puerta sonó.

No tuve tiempo para despedirme, porque al escuchar el sonido de la puerta mi cuerpo se alarmo y por impulso colgué la llamada.

No sé si me volverá a llamar, pero la curiosidad de saber su nombre se quedó en mí.

_ Te dije que no tardaras mucho Estrella.

Mi madre me señala con el dedo desde que abro la puerta.

Yo no me había peinado, pero cuando vi el ceño de mi madre se me olvido de que había que peinarse.

_ Que no vuelva a ocurrir Estrella. ¿OK?

Yo solo era capaz de asentir con la cabeza.

Si los padres supieran que nosotros como hijos le tememos a su voz, estoy segura de que dejaran de hablarnos tan alto por cualquier cosa.

El transcurso hasta el hospital va tranquilo. Mi padre maneja, mi madre va en la parte de adelante junto a el y yo estoy detrás, con la vista perdida en el paisaje, aunque en algunos momentos dejaba de mirar, para poder pensar.

Un día escuche que lo que no puedes tocar, solo ver y escuchar a través de una pantalla es una fantasía, entonces, si este desconocido vuelve a llamar, le diré que seamos fantasía.

Sin encuentros, sin tocarnos, sin contacto, solo ver y escuchar.

Una sonrisa tonta escapa de mis labios. Si Peter me escucha diciendo esas cosas, estoy segura de que no me dejara en paz jamás en la vida.

Peter es un gato romántico, le gusta el amor a la antigua. El es hijo de mi abuelo y mi abuelo cree en el amor a primera vista, por lo que Peter desarrollo ese lado romántico que a veces se vuelve insoportable.

El mes pasado embarazo a la gata de la vecina y desde entonces la visita cada noche. Son como una clase de pareja especial.

_ ¿Qué tanto piensas?

Mi madre se gira en mi dirección y yo me encorvo, tratando de desaparecerme en ese instante. ¿Me habrá visto sonreír? Ella continúa mirándome con los ojos entrecerrados y yo evito mirarla como de lugar.

_ Deja de acosar a nuestra hija amor.

Respiro hondo cuando veo que mi madre se da la vuelta y empieza una pequeña discusión con mi padre.

No me gustan esas “pequeñas discusiones”, pero al menos me libro de un interrogatorio masivo.

Al canso a ver el hospital y el corazón seme dispara. No me gusta venir aquí. Es como estar sintiendo la muerte.

Mi madre y yo bajamos del carro y mi padre se va a estacionar.

_ Mamá, tengo miedo.

Mis ojos buscan los suyos y tomo su mano.

Ella trata de darme ánimos, pero lo que siento es más grande que cualquier temor, es una realidad que me está empezando a doler antes de empezar de verdad.

El doctor empieza a hacerme preguntas sobre los síntomas que he presentado y le respondo con total sinceridad.

_ No he tenido apetito, me he forzado a comer para no ponerme más delgada, pero si huelo la comida me da nausea.

Mientras le narro lo que he sentido con la comida, los ojos seme llenan de lagrimas y siento que me quiero morir.

Empiezo a morderme las uñas y mi pierna derecha no para de temblar. Respira, respira. Me digo repetidas veces, pero tengo tanto miedo que no puedo estar tranquila.

Busco a mi madre con la mirada y la veo parada en la puerta con la mirada clavada en el piso.

_ Voy a hacerte un examen físico mi niña, para chequear tu estado de salud general.

Yo asiento con la cabeza sin poder mirarlo a los ojos.

_ También te hare algunas pruebas diagnósticas.

Yo miro el piso y dejo que las lagrimas que me empañaban la vista salgan de mis ojos. _ ¿Más análisis? Le preguntó en voz baja y el Doc me mira con pena.

Mi estrella favorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora