Capítulo 4

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La noche anterior había dormido de pena por mis pesadillas y temía que se volvieran a repetir. Una parte de mi decía que hablara con mi padre pero sería demasiado incómodo, desde que engañó a mi madre no he tenido la misma confianza con el.
Esa mañana todo parecía diferente, la casa estaba silenciosa y el sol brillaba más que nunca y parecía como si estuviera... Viva.
Llamaron a la puerta tres veces y cuando se abrió apareció Tate con una bandeja y mi desayuno. Todo parecía demasiado raro. Tantas cosas buenas sólo significaban que me iba a caer una gorda.
Tate me besó en la mejilla, cuidadosamente puso una almohada detrás de mi cabeza y dejó la bandeja despacio sobre mis piernas.
-Muchas gracias, es todo un detalle.
-Creo que te merecías una disculpa después de todo lo que te ha pasado por mi. Se que esto no ayuda mucho pero poco a poco te iré recompensando así que no tardes mucho en bajar que nos espera un día los dos solos.
No sabía que decir, así que antes de empezar a desayunar le besé como nunca antes lo había hecho, fue un beso intenso y largo. Tate se fue dejándome desayunar tranquila y dándome tiempo para cambiarme.
-Te espero en el salón.
Y acto seguido me guiñó el ojo y bajó las escaleras muy despacio.
Me comí las tostadas lo más deprisa que pude y me guardé el batido de fresa para luego. Me puse un mono azul de flores con unas medias negras y unas botas del mismo color y para acabar una pamela. Me peine cuidadosamente, me miré al espejo y... Sonreí. Hacia años que no tenía que fingir una. Ese era mi día. Estaba segura.
Bajé las escaleras como si alguien me persiguiera y cuando llegué abajo estaba Tate esperándome con un ramo de rosas negras.
-Hoy es 28 de diciembre, vamos.
Ya no me acordaba, el 31 de octubre y el 28 de diciembre podemos salir de esa maldita casa.
-¿A donde vamos?
-Confía en mi.
Dimos un paseo de unos 20 minutos hasta llegar al sitio que tanto le gustaba. La playa.
Me traía muchos recuerdos del último halloween que salinos juntos. Todo fue estupendo hasta que aparecieron esos chicos y descubrí su pasado oscuro. No quería recordarlo. Hoy iba a ser un gran día así que no podía torturarme más.
Nos sentamos en un lugar apartado donde no había nadie. Refrescaba bastante pero el me dejó su chaqueta negra y eso alivió un poco el frío.
-Quiero verte así todos los días, sin parar de sonreír. Estas preciosa.
Se me escapó una carcajada.
-Ya me gustaría a mi que todos los días fueran así.
-Yo puedo hacer que lo sean. Violet si vuelves conmigo te haré sentir que estar en esa casa no es tan malo, que nunca estarás sola y sobretodo te demostraré todos los días lo mucho que te amo.
-Tate, espero no arrepentirme de esto pero... Quiero intentarlo por última vez. No te daré más oportunidades pero la verdad es que... Te necesito.
Y entonces el me besó como si no hubiera un mañana. Me senté encima suyo y me bajó el mono acariciando mi espalda hasta hacer que mi bello se erizara. Acto seguido le quité la camiseta de rayas verde y negra y le bajé los pantalones. El seguía besándome apasionadamente y lo hicimos sin rodeos. Fue mejor que la última vez, piel con piel y sin tener que preocuparnos. El frío no importaba, sólo estábamos Tate y yo, solos.
Nos vestimos rápidamente porque el sol ya estaba desapareciendo y teníamos que llegar a la hora. Había sido el mejor día de mi vida. Era increíble como aquel chico me hacia sentir única. Hasta ahora no sabía que tenía un lado cursi como las otras chicas pero en ese momento no me importaba.
Llegamos a casa y el se fué al sótano, pero antes me dio un beso en la nariz.
Detrás de un suspiro subí a mi cuarto y me tiré en la cama mirando al techo.
Y entonces volvió aparecer aquella mujer, sabía que todo era demasiado perfecto.

American Horror Story [Murder House]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora