† Capítulo 1: Mala impresión †

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Según mamá era mejor mudarnos a un lugar en el cual estuviésemos tranquilos y en completa paz y un pueblo pequeño con personas agradables y con las que mi madre había crecido no sonaba a mala idea, de hecho, era el lugar perfecto para empezar de n...

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Según mamá era mejor mudarnos a un lugar en el cual estuviésemos tranquilos y en completa paz y un pueblo pequeño con personas agradables y con las que mi madre había crecido no sonaba a mala idea, de hecho, era el lugar perfecto para empezar de nuevo.

—Amarás el lugar, Lisa —mi madre frotó mis hombros antes de subir al taxi. Yo estaba nerviosa.

No conocía West Side a excepción de fotos y vídeos que miré por internet, se veía un lugar tranquilo y acogedor, sabía que en estas épocas habrían ferias y circos, atracciones que a Tyler le encantaban como si fuera un niño pequeño. Mi hermano tenía 24 años y se comportaba como un adolescente de 16.

Mamá me había contado un par de historias, como que allí crecí hasta los 5 años hasta que papá encontró un puesto mejor en California, Estados Unidos, por lo que dejamos el lugar que ella tanto amaba. Tyler por otro lado me contó un par de historias aterradoras.

"—Empezaron a desaparecer personas, niñas en su mayoría, mamá estaba muy asustada... él decía que vendría por ti —me comentó aquella noche, un par de días antes de empezar a empacar.

—¿Qué vendría por mí? Sí claro Tyler. Ya no soy una niña que se asusta con tus estúpidas historias —le golpeé la cara con una almohada y rodé los ojos, él sonrió y se encogió de hombros.

—Es para que conozcas más del lugar. Es aterrador, mamá está tan dolida que no recuerda que salimos corriendo de allí por esa razón".

Y era cierto, mamá estaba muy dolida, tanto que se olvidó que hace 5 años nos contaba que aunque amaba este lugar en sus planes nunca estaría regresar aquí.

Pensando en eso ahora que ya estábamos en el taxi me hizo sonreír con burla, pero estaba muy nerviosa, no se me daban muy bien los cambios ni tampoco entablar relaciones con personas desconocidas. Quizá por la misma razón de que mis padres siempre me mantuvieron alejada de todos y siempre fueron estrictos, aunque ya las cosas habían cambiado y mamá me repetía que hiciera amigos. Lo intentaría, no era una chica tímida pero si que muy callada y a veces tendía a juzgar a las personas antes de conocerlas, sabiendo que eso está mal.

Otra razón por la que no era buena en relacionarme con las personas era que no confiaba en nadie. Sé a vivencia propia que nunca se debe confiar en nadie y lo aprendí de la peor manera. Sobretodo aprendí que no podemos confiar mucho menos en las personas que admiramos, esos dan los peores golpes.

—Conocerás a la tía Hanna y no vas a querer parar de comer su pastel de fresas cada que la visitemos.

Sonaba tan emocionada que dudaba mucho de lo que Tyler decía, era un estúpido inmaduro con ganas de asustarme como siempre lo ha hecho.

—Estoy tan emocionada de que conozcan a Hanna —mamá nos hecho un vistazo por encima de su hombro y nos sonrió.

—¿Hablas de la tía solterona que no se peina nunca y hace pasteles con sudor? —bromeó mi hermano y mamá estiró la mano para darle un pellizco. Yo me reí al ver la mueca de dolor de mi hermano, que incluso así no se quedó callado, gustaba de hacer enojar a mamá— Es la verdad Teresa —la llamó por su nombre, cosa que a mi madre le hacía perder la paciencia, sin embargo solo negó con la cabeza y sonrió.

BRANDON: La creación de un monstruo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora