† Capítulo 2: ¿Un asesino en West Side? †

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West Side era muy lindo, por alguna razón cada vez que visitaba un lugar todo me parecía familiar e incluso podía ver a ancianos verme como se le mira a una nieta que tenían años sin ver

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West Side era muy lindo, por alguna razón cada vez que visitaba un lugar todo me parecía familiar e incluso podía ver a ancianos verme como se le mira a una nieta que tenían años sin ver. Supongo todo se debía a que aquí había nacido y crecido hasta los cinco años. De mi infancia no tenía muchos recuerdos, sino ninguno. Ponerme a pensar en ella era ver todo en blanco y no fue hasta que llegué a California que empecé a tener recuerdos.

Era un lugar frío y por extraño que sonase; aún así era acogedor, personas amables y aunque metidas en sus mundos siempre con una sonrisa, mayormente los adultos.

—¡Cuéntanos, Elisabeth! —mi nombre no era Elisabeth. Levanté la mirada a la pelinegra frente a mí y esperé a que dijera qué querían que les contará—. ¿Por qué venirse de su paraíso en Estados Unidos a un pueblucho en dónde no hay nada bueno que hacer?

—Queríamos un respiro nuevo y nos gusta aquí.

A mí me estaba encantando el lugar y a mi hermano Tyler también gracias a que empezó a conocer a esa cajera de la otra vez. ¡No perdía el tiempo!

La verdadera razón era que si que queríamos un respiro, empezar de nuevo, sobretodo mi madre. Una noche la encontramos desconsolada y ebria en su habitación. Mamá nunca tomaba más de una copa en alguna reunión familiar. Así que sospechamos que algo grave había pasado; entonces lo supimos. El desgraciado de nuestro padre la había estado engañando, nos había, estado engañando. En las manos temblorosas de la Teresa ebria que vislumbramos esa noche se encontraba una fotografía de una mujer rubia de casi su misma edad con dos adolescentes.

Fue doloroso enterarnos de que Thomas tenía otra familia, pero fue más doloroso ver a nuestra madre desecha mientras bebía.

Mi hermano y yo nos pusimos a la tarea de averiguar dónde vivían y nos dimos con la sorpresa de que sus viajes de trabajo eran ir con su otra familia. Tiramos sus cosas en los arbustos, huevos y basura a esa casa y una chica con cabello ondulado y rubio salió a encararnos. Era un poco más baja que yo y sus ojos eran iguales a los míos y cuando su madre la llamó desde la puerta para que entrase en casa, yo junto a Ty nos quedamos pasmados.

No hagas nada, Elisa, deja que venga tu padre.

Y en ese momento el mundo me cayó encima. Elisa Wright tenía trece años y era tan bonita y tan alta que podía decir que tenía dieciocho, mi misma edad, teníamos cierto parecido, aunque sus rasgos eran más rellenos; con el cabello rubio y la piel bronceada por el sol. Mi padre se había atrevido a ponerle mi nombre, y entonces supe que también los engañaba a ellos y lo odié muchísimo desde ese momento.

Han pasado seis meses desde entonces y nunca se ha atrevido a aparecer. Y por Dios que es lo mejor o sería capaz de matar a ese hombre.

Al menos mamá quedó con la mitad de los bienes.

—Yo que estoy deseando salir de este lugar y ustedes viniendo a este infierno —suelta un suspiro mirando al cielo, yo me río.

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⏰ Última actualización: Mar 25 ⏰

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BRANDON: La creación de un monstruo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora