Pues ¿Cuando volveré a tenerte?

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De lo lejos podía divisar la figura de un vampiro, cerca de Guren. El azabache aumento la velocidad de su trote desenvainando su espada con intenciones de atravesar a esa criatura, su maestro estaba malherido y aquel ente a punto de dar el golpe de gracia, no había tiempo que perder. 

- Puedo ver refuerzos enemigos-. Menciono la voz suave de Ferid tomando la postura del vigilante sin perder su animo petulante y agraciado-. Mika Kun deja de jugar y mátalo de una vez-

El joven de cabellos rubios bufo ante la noticia- Mas humanos... que fastidio-. se volvió sobre su eje para ver con sus propios ojos a sus siguientes victimas, sin perder a su presa indefensa siendo vigilada por el filo de su espada color carmin. Cuando las cuencas de sus ojos estabas a punto de ampliarse a niveles peligrosos siente una punzada en el abdomen y un aroma familiar, sus ojos se encontraron con unas pupilas de un intenso color esmeralda los cuales miraban a este con la misma reacción de sorpresa. 

- Mátalo ¿Que esperas?-.Una voz grave y fuerte resonó en los tímpanos del azabache lo cual le hizo despertar de sus pensamientos, aun así no era capaz de reaccionar para dar lo que seria un golpe que desharía a aquel vampiro

-Es que...el...-. El coronel estaba fatigado de la incompetencia repentina de su cadete mas prometedor, no podía comprender como se había congelado frente a un vampiro cualquiera, pero no dejaría que este quiebre le costara la vida al joven, por lo tanto desenvaino su espada para darla contra el rubio que estaba igualmente sumido en el rostro del joven Hyakuya, era el momento perfecto hasta que pudo notar como el cuerpo del rubio ascendía por los aires evitando el ataque resultando en una embestida bastante torpe donde rodaba por los suelos hasta tomar la distancia que lo mantuviera seguro. Esto encolerizo mucho más al adulto, no pretendía dejarlo así y mucho menos cuando el chico pretendía ir a por aquel vampiro con intenciones pacificas, tomo desprevenido al pequeño y le propino un fuerte puñetazo en plena mejilla-.

Aquella acción despertó la ira del rubio que miraba a su querida familia tan cerca pero a la vez tan lejos estorbado por aquellos humanos que se arremolinaban a su alrededor algunos mas cercanos que otros, entre ellos una muchacha de cabello lila que tenia mas cercanía a el, pudo notarlo por como se detenían a mirarse, su ira iba en aumento y más cuando Ferid trataba de hacer de las suyas con el azabache "no hay lugar seguro para ti...que no sea a mi lado" aquella frase egoísta solo hizo evidenciar una extraña sensación que le provocaba tener al muchacho alrededor de tanto parásito humano, una rabia que estaba conteniéndose en lo mas profundo de su corazón, una sensación que querer poseer al azabache y llevarlo donde nadie pudiera hacer uso de su inocencia y mucho menos sentirse dueño de su destino.

"Te llevare conmigo...Pase lo que pase"

Al son de sus latidos desesperados se abalanzo sobre el muchacho cuando este se encontraba en una batalla con Ferid, si así se le podía llamar, siendo que sus estocadas eran torpes e imprecisas.

Detenido frente a él, el azabache cayo de espalda al suelo, no debía dañar a su familia, por fin podía verla viva y sana de cualquier forma que haya llegado a eso, sin embargo, aun temía de sus intenciones si era capaz de matar humanos seguro se había hecho parte de los vampiros, quienes los mantuvieron presos durante fatídicos días donde los mantenían como ganado. 

El albino camino lentamente hasta el muchacho que retrocedía arrastrándose sobre su trasero, le enterneció verlo así de indefenso, o tal vez era otra sensación que despertaba repentinamente como un golpe de calor.

-Mika... ¿Que vas a hacer?-. Levanta su brazo sobre su rostro, pretendiendo que evitaría algo de daño, sin embargo, solo sabia acercar más a aquel vampiro que le miraba como comida, según el humano. Mika por otro lado sentía mas calor a medida que se le acercaba, era capaz de no aparentarlo, pero no era capaz de hacer oídos sordos a aquel repentino aumento de aquel ritmo cardíaco.

- No estas seguro aquí... Vendrás conmigo-. No escucho razones del azabache solo lo tomo en sus brazos con mucha facilidad y le llevo a lo mas lejano, tolerando en el camino las quejas y pataletas que el humano daba en sus brazos.

- Mika no puedo... Mi equipo esta allí ¡Mika! ¡Por favor!-. Jalaba de su capa y le miraba suplicante por que le soltara. Cuando Mikaela pudo encontrarse con aquellos ojos su corazón palpitaba con mas frecuencia, era extraño, si desde que se había vuelto un vampiro no necesitaba de un corazón. Entonces pudo entender aquel desesperado latido provenía del corazón de su querido Yuu.

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Llegaron hasta lo mas lejos del campo de batalla libres tanto de vampiros como humanos, bajo los escombros de un edificio en el tren subterráneo, la desesperación de Yuichiro había cesado, lo cual calmaba a su vez la tensión del momento pero no la impaciencia por parte de Mikaela. 

- Mika... ¿Por que me trajiste aquí?-. Consulto el muchacho sin intensiones de volverse a alterar.

- Quiero protegerte...Los humanos te están utilizando Yuu chan...- Respondió manteniendo la mirada fija en el suelo polvoriento-. Ademas... Después de todo este tiempo sin ti necesitaba estar a tu lado a solas.

De principio Yuichiro esperaba aquella respuesta, pero aquel final de la frase envolvió al rostro del azabache en un carmín ligero casi imperceptible con tal luz.- qu...Que cosas dices... Estas loco... primero tratas de matar a mi superior y luego me llevas lejos de mi grupo...deben estar preocupados por mi.

-¡NO!-. La voz de Mika se altera de golpe, se hallaba cada vez mas cerca del azabache-. Ellos te están engañando entiende por favor Yuu chan.- Se aproxima cada vez mas para tomar las mejillas del contrario mirando con tristeza.

- No entiendo lo que dices...no pueden estarme utilizando...ellos...han sido tan buenos conmigo...me han dado una nueva...esperanza...una nueva...familia en la cual creer-. El cólera del rubio comenzaba a manifestarse, a medida que decía cada palabra.

-No...Yuu chan

- Me han enseñado que puedo volver a confiar...

- No..- Sus ojos comenzaban a ponerse vidriosos-.

- Y me han hecho quererlos cada dia- Observa al rubio esperando una reacción.

-¡NOOO!-. Su ira había detonado orillandolo a azotar a Yuichiro contra la pared sosteniendo sus brazos sobre su cabeza, mientras que el mismo muchacho estaba aterrado de la reacción del rubio-. No digas eso... Yuu...Cuanto tiempo he tenido que aguantar...a cada vampiro...cada sucia bestia que pase sobre mi solo para estar aquí contigo... Yuu... No digas eso...sigo siendo tu familia-. Su razón ya no respondía, sino el instinto salvaje que guiaba una de sus manos a abrir esa chaqueta dejando al descubierto un cuello.

- ¡Mika!-. Su cuerpo se agitaba lanzando patadas imprecisas, el rubio no desperdicio su oportunidad y acerco su boca a ese cuello envolviéndolo en su aliento cálido que estremeció al muchacho-. no... basta-. la resistencia por parte de Yuichiro decaía mientras que el instinto salvaje de Mikaela aumentaba, sin embargo, no haría algo tan básico como solo morder, quizás cuando volvería a tener esa piel tan indefensa en su poder, deslizo suavemente su lengua por el largo del cuello apreciando la suave textura que temblaba bajo sus amables caricias-. Mii...-. La voz del humano se suprimió cuando sintió los filosos colmillos de aquel rubio, su cuerpo dejo de ejercer presión y la conciencia dejo de hacer esfuerzo por seguir vigente, se dejo llevar por aquella extraña sensación que le hizo jadear hasta dejarse caer sobre aquel robusto cuerpo.

Pacto de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora