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“ ᴘᴇʀᴏ ᴛᴇ ɴᴏᴛᴇ ᴀʟɢᴏ ᴍᴇɴᴛɪʀᴏsᴀ . ”
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𝖁𝐈𝐄𝐑𝐍𝐄𝐒 𝐏𝐎𝐑 𝐋𝐀 𝐍𝐎𝐂𝐇𝐄, y Blas caminaba con una bolsa repleta de bebidas que aportaría a la juntada tranquila que sus amigos habían organizado. No llevaba nada más que un pack de cerveza para compartir entre sus amigos, esperando que está vez si fuera una reunión tranquila de amigos, en donde según ellos, cocinarian pizzas y tomarían cerveza.
Había dudado demasiado en si ir. A Blas no le gustaba que le dijera que iba a ser tranquilo, y que de la nada se transformará en una inmensa fiesta llena de alcohol. Pero debido a que se sentía abrumado y necesitaba un descanso de su trabajó como modelo en Madrid, decidió asistir a la reunión.
Fue más su necesidad de ir cuando supo que la novia de Federico asistiría, siendo obligada por el pelotudo de Fede, seguramente.
Por eso, cuando toco la puerta y uno de sus amigos le abrió, lo primero que hizo fue echarle un vistazo a la casa, sin encontrarse a la castaña.
─ ¡Mira quién se digno a llegar! ─ Tomas, el único rubio de sus amigos exclama, alzando sus brazos. Blas suelta una risa, adentrándose a la casa.
─ No tarde mucho. No había hora de llegada además. ─ Blas se justifica, empujando el pack de cerveza hacia su amigo que rápidamente la toma, contentó con recibirlo. Blas niega divertidamente.
─ ¡Blas! ─
Un gritó eufórico hace que rápidamente de la vuelta en su lugar, su ceño se frunce al encontrarse con Maia. No era ningún secreto en su grupo de amigos que la pelirroja sentía atracción hacia. No le molestaba, Blas había aclarado que no la veía más que una simple amiga, pero ella no parecía entender y siempre la tenía cerca suyo, pegada a el.
─ Maia, que bueno verte. ─ Blas murmura sonriendo con amabilidad. Tomas se ríe a su lado notando su incomodidad.
─ Te estaba esperando. La cosa es aburrida sin vos, siempre mejoras todo. ─ La pelirroja sonríe con su característica sonrisa. Sus palabras llenas de coqueteó, y es el tono que siempre usa con él.
Blas asiente sin nada más que decir, para su gran suerte, Rodri hace presencia y rápidamente capta su situación. Cómo siempre, llega a salvarlo y envuelve su brazo sobre sus hombros.
─ Correte, Maia. Me llevó a Blas. ─ Rodri dice sin pena algúna, tomando de su lata de cerveza mientras camina junto a Blas hacia la cocina. Blas suspira mientras escucha las quejas de Maia detrás de ellos, ambos la ignoran.
