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┊╰ capítulo tres


denorah.

Entre sin prisa a la carpa, estaba muy metida en mis pensamientos, no me di cuenta de que en la carpa había más personas a parte de mi padre.

—¡Por Merlín!, ¡estas preciosa! —exclamo la tía Cissy para venir corriendo y darme un fuerte abrazo—. Al fin tu padre se ha dado cuenta de que lo mejor es estar cerca de la familia y dejarse de esa estupidez de estar viajando tanto. —yo solo rei ante su comentario.

—Cissy, déjala ya, la vas a espantar —el tío Lucius bromeo, pero eso no separó nuestro abrazo—, pero tiene razón, ya era hora de que vinieras a una escuela de verdad, aunque este dirigida por un idiota.

—¿Idiota?, dicen que Dumbledore es uno de los mejores magos de nuestros tiempos —poco a poco me fui separando de Cissy.

—Eso dicen —se acerco Draco—, pero te aseguro que no es la gran cosa —no me resistí y me lance a darle un abrazo, hacia meses no le veía—. Me alegra de que por fin vengas a Hogwarts, así no todos serán unos ineptos allí.

—Yo creo que Hogwarts le enseñara muchas cosas buenas, todos hemos ido allí, ya era el turno de mi hija —hablo mi padre con una sonrisa mientras le daba palmadas en el hombro a Lucius.

—Pues ya esta inscrita, ya solo falta que la seleccionen en Slytherin —comento Lucius.

—Aunque si no la seleccionan allí, tampoco pasa nada —aclaró papá, era el único que pensaba así de ellos.

—Yo solo quiero que te seleccionen en Slytherin y así poder presentarte a todos mis amigos, te caerán genial, de hecho, algunos los veremos en el partido —se le notaba entusiasmado.

—Cada uno de ellos de las familias más ricas, respetadas y honradas del mundo mágico —dijo con orgullo Lucius.

—Creo que ya es hora de irnos al partido —recordó la tía Cissy al notarme algo incomoda.

Emprendimos camino al estadio, era simplemente enorme, nuestras gradas se encontraban más abajo, cerca de personas importantes del ministerio.

—¿Queda aun mas arriba? —se quejo una voz mas arriba nuestra.

—Míralo de esta forma —hablo Lucius—, si llueve, serán los primeros en saberlo —bufo.

Mire hacia arriba para saber a quien se lo decía, entonces vi a mi hermano con sus amigos y otros que parecían ser familia del pelirrojo.

—Nosotros vamos al palco del ministerio, por invitación personal del mismísimo Cornelius Fudge —alardeo Draco.

—No alardees Draco, esta de más con esta gente —se adelantaron.

Pude ver la decepción de mi hermano en su cara, junto con la de Ron y de Hermione. Los salude con la mano pero Hermione fue la única que me devolvió el saludo, que creo que fue por cortesía. Me invadía el pánico a que Harry me odiara.

—¡Hola Arthur!, ¡cuánto tiempo! —exclamo mi padre—, ¡lo siento por eso!, ya sabes como es mi primo —refiriéndose a Lucius.

—No te preocupes Dexter, me alegro de verte —la expresión seria del pelirrojo mayor cambio a una mas alegre—. Esa debe de ser tu hija —me señaló, todos estábamos muy confundidos.

Lo que antes era decepción se había convertido en una expresión de completa confusión, por parte de ambos lados.

—¿Esta de aquí? —me abrazo por los hombros y me pego mas a él—, por desgracia si —bromeo mientras me desordenaba el pelo.

—¡Papá! —reí mientras me lo acomodaba.

—Ira a la escuela con tus hijos —explico, Arthur sonreía—, aunque veo que has adoptado a dos más —bromeo al ver a Harry y a Hermione, provocando una carcajeada por parte de ambos—. Bueno, pues ya nos veremos por el ministerio.

Dejando a un Arthur sorprendido y notablemente intrigado detrás, al igual que el resto de sus acompañantes.

—¡Ya nos veremos Hermione! —me despedí de ella—, ¡y a ustedes también!. —señalando a Ron y a Harry para volver a caminar junto a mi padre.

En general el partido estuvo muy bien, estuve apoyando a Bulgaria porque claramente estaba Viktor allí, incluso se acerco un momento a saludarme, no contaba con que Draco casi se abalanzara sobre él.

Draco me señaló a varias personas antes del partido, tanto jóvenes como mayores, me contaba algo de sus vidas, su rango y sobre su sangre.

Mi padre y yo volvíamos a nuestra carpa cuando nos encontramos con la tía Cissy, Draco y otro chico, se les notaba claramente preocupados a los menores, pero Cissy parecía tranquila.

—Dexter, déjame a Denorah —dijo calmada—. Vete a la tienda, recoge lo que tengas y luego transpórtate a la mansión —papá estaba claramente confuso—. Tenemos que irnos de aquí, ya. —mi padre confuso obedeció a Cissy, confiaba lo suficiente en ella que sabia que con ella no me pasaría nada.

—Luego te veo hija—papá se acerco a mi—, no te asustes, no tardare, sabes que no puedo estar lejos de ti —beso mi cabeza y desapareció, confiaba en papá, por lo que estaba tranquila.

—Esta bien niños, de prisa —la tía Cissy nos agarro a los tres del brazo, nos apuró el paso hasta un traslador.

Algo me preocupaba, la cicatriz que mantenía detrás de mi oreja comenzó a escocer, me dolía mucho, eso significaba que a Harry también.

Estábamos ya bastante alejados del campamento, pero desde la cumbre se veía humo ligeramente naranja, las carpas se habían incendiado. Se me formo un nudo en la garganta, en mi mente solo podía pensar en si Harry estaría bien.

Se empezaron a escuchar gritos desesperados, grupos de personas que corrían sin rumbo y otras familias se dirigían a otros puntos de trasladores. La tía Cissy me noto preocupada, por lo que me acaricio la mejilla.

A lo lejos podía ver cinco figuras que se adentraban en el bosque, note que cuatro de ellos era pelirrojos, entonces supuse que eran los Weasley junto con Harry y Hermione. Me sentía más calmada, al menos estarían lejos del alboroto.

—Tu padre estará bien, pero ahora tenemos que irnos —asentí.

Coloque mi mano en el traslador al mismo tiempo que ella.  Un sin fin de vueltas, luces y diversos colores que deformaban el entorno, me dolía la cabeza. Caí con fuerza sobre un arbusto, yo no estaba acostumbrada a usar trasladores.

—Te ayudo —me ofreció una mano aquel muchacho que nos acompañaba y que escuchaba por primera vez—, fue una buena caída —me puse de pie con algo de dificultad, luego se acerco Draco también a ayudarme.

—Mierda —me toque la mejilla, efectivamente estaba sangrando, me había cortado.

—Eso se ve feo —observó Draco—. Ven, vamos dentro.

Recorrimos un millar diminutas piedras acumuladas que formaban un camino. Era de noche, por lo que lo único que nos iluminaba era la tenue luz de la luna llena.

—Por cierto, soy Lorenzo Berkshire —se presento el chico—, pero puedes llamarme Enzo.

Este estaba segura de que formaba parte de el grupo de amigos de Draco. Pero me surgían dudas sobre porque estaba con nosotros en estos momentos y no con su familia.

—Enzo, yo soy Denorah.

dreamers. theodore nottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora