𝘼𝙨 𝙩𝙝𝙚 𝙬𝙤𝙧𝙡𝙙 𝙘𝙖𝙫𝙚𝙨 𝙞𝙣 [𝙇𝙚𝙤𝙣 𝙆𝙚𝙣𝙣𝙚𝙙𝙮 𝙭 𝙊𝘾 +18]

1.1: The show must go on

—Leon —Demian lo llamó, siguiéndolo de cerca por el pequeño apartamento, el gato siguiéndolos a ambos y pasando entre sus pies como si de un juego se tratara. Estaba muy lejos de ser un juego—. ¡Leon! —repitió, empezando a sonar desesperado, viendo como Leon lo ignoraba.

—Ya lo hemos hablado, no me vas a hacer cambiar de opinión —contestó, sacando unas camisas del armario y colocándolas encima de la cama para doblarlas, abriendo la maleta que también reposaba sobre el colchón. El gato se metió dentro, lamiéndose la pata.

—Por favor, solo escúchame un momento, ¿vale? —intentó insistir, cogiendo a Leon por los brazos y obligándolo a girarse para mirarlo. Leon suspiró un poco, su expresión tensa relajándose un poco, mirando a Demian con la cabeza un poco inclinada hacia abajo para poder verlo a la cara.

—Ya sé lo que me vas a decir —Leon dijo, observando la cara de frustración y preocupación de Demian. Ambos se encontraban alterados, era una situación tensa y Leon no quería empezar una discusión, por lo que se obligó a mantener la calma.

—No, no lo sabes —replicó Demian, sus manos aún sujetando los brazos de Leon—. Por favor, no vayas ahí. Si te han dicho que te quedes al margen será por algo, ¿no? No tiene nada que ver contigo, ¿por qué te empeñas tanto en ir? ¿Ahora, en serio? —Demian sentía los músculos tensos, su estómago se retorcía de los nervios al ver lo convencido que estaba Leon de ir a Raccón City—. No sabes lo que está ocurriendo, ¿y si es algo realmente malo?

—Entonces con más razón aún debo ir a ayudarles —Leon respondió, sin cambiar su postura—. Si sé de que están en problemas, debo ir. Incluso si aún no he comenzado a trabajar, ellos ya me aceptaron en el cuerpo, así que sí es problema mío también —Leon cogió las manos de Demian, tratando de calmarlo un poco—. Ya ha pasado una semana desde que me llamaron, no puedo quedarme de brazos cruzados durante más tiempo.

—No quiero que vayas —susurró, sin apartar su mirada de la de Leon—. Te seré sincero, nunca he estado convencido de que quisieras ir a esa comisaría. Esos misteriosos asesinatos de las montañas que tanto quieres investigar, ¿y ahora esto? —Demian negó con la cabeza—. No, ahora sí que no quiero que te marches ahí.

Leon se quedó en silencio, observando a Demian, quien estaba haciendo un esfuerzo por no llevar la situación a los gritos. No se sentía demasiado dolido por la confesión de Demian respecto a sus aspiraciones, ya había notado la ligera incomodidad con la que se había mostrado algunas veces cuando mencionaba su interés por los asesinatos y desapariciones en las montañas Arklay. Entendía que se preocupara, y en parte le hacía sentirse apreciado, pero a la vez tampoco quería abandonar ese objetivo solo por el miedo —completamente justificado—, de Demian.

—Me uní al cuerpo para ayudar a la gente —comenzó a decir, soltando las manos de Demian y girándose para doblar las camisas que había dejado sobre la cama, apartando con delicadeza al gato que aún se encontraba dentro de la maleta—. Entiendo que te preocupes, y te lo agradezco, pero ya te lo he dicho. No voy a quedarme de brazos cruzados a esperar si sé que puedo hacer algo para ayudar. Siento que tenga que ser hoy, de verdad, pero te prometo que te lo compensaré —Leon esbozó una sonrisa, girándose para mirar a Demian.

—¿Has esperado todo el día solo para decirme que te ibas ahora? —preguntó, sabiendo perfectamente que ese era el caso. Leon murmuró una disculpa, Demian frunció el ceño y miró al suelo, apretando los puños. Sabía que no iba a hacer cambiar de opinión a Leon, no importara lo que dijese—. Menudo cumpleaños... —murmuró, debatiendo sus opciones.

—Te prometo que no será mucho tiempo. Si es por los viajes largos, no te preocupes, ya sabes que soy un buen conductor... —Leon dijo, ya habiendo vuelto a girarse para seguir preparandoe el equipaje, caminando al otro lado de la habitación para sacar más ropa del armario—. Tres días, quizás una semana... Si veo que la cosa se alarga demasiado volveré aquí y–