Capitulo 4: Encargo.

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Voinescu


—¿La mataste? —interroga el Jefe Kyreen.

—Aún no, ya se dónde trabaja ella y su padre, estoy reuniendo información sobre ella. —Contesto dándole una bocanada de aire al cigarro entre mis dedos, libero el aire caliente de mis pulmones—. Quiero que todo salga perfecto.

Veo como el Jefe da vuelta de un lado a otro en su silla giratoria manteniendo su mirada en mi.

—Bien, sabés que no tienes mucho tiempo en hacerlo si el gilipollas de su padre no paga su deuda. Adviertele, pero no dejes que vean tú cara. Sería muy malo si dejas al descubierto tú identidad. —asiento a su declaración dándole otra bocanada al cigarro levantándome para irme.

—Lo veo luego, supongo que tengo que hacer mi trabajo ahora, señor.

—Dile que tiene dos semanas para pagar los tres millones que debe, o su hija sufrirá las consecuencias, trata de cubrir muy bien tú rostro, no traigas problemas aquí.

Tomó mi saco y me lo pongo, camino directo a la cafetería de los Cass.

Llego y entro sentándome en una de las últimas mesas, veo que soy la tercera persona en el restaurante aparte de dos ancianas en una mesa aparte, miro a mi alrededor asegurándome que no haya captado la atención de alguien. Me levanto y voy al baño, entro e inmediatamente pongo mi máscara blanca, que cubre muy bien todo mi cara.

Salgo y enseguida me dirijo a la cocina, solo está el señor Richard, está volteado preparando algunos de los bocadillos, aún no notando mi presencia detrás de el, cierro la puerta silenciosamente detrás de mí antes de hablar; bajo y firme.

Me aclaro la garganta para que pueda notar mi presencia. Al escucharme el se voltea a verme.

—Voy hacer rápido y muy claro, si no entregas los 3 millones que debes, lo cuál es una gran deuda, tú hija morirá.

Veo sus ojos agrandarse al escuchar las últimas palabras.

—Déjame adivinar... ¿te ha mandado Kyreen a advertirme? —se ríe a carcajadas en mi propia cara—. Dile a ese idiota que se lo pagaré luego, la vida es muy larga para pensar en deudas.

—Perdiste a tú esposa por una de tus deudas y, ¿enserio no te importa perder a tú unica hija?

Se ríe como si lo que acabo de decir es una broma.

—Haz.Lo.Que.Quieras.

—Vaya, pensé que rogarias de rodillas para que la dejé viva, pero veo que no te importa. No es como si me importará la verdad, el señor no estará muy feliz con tú respuesta.

—No me importa lo que haga Kyreen, y su banda, no pienso devolverle los millones que le debo y nunca lo haré. —confirma muy seguro de su decisión como si fuera una amenaza.

Aprieto la mandíbula mirándolo, agarro fuertemente su nuca y lo pegó rápidamente a la pared lo que lo hace gruñir de dolor.

—Lo voy a repetir otra vez, tienes dos semanas para devolver todo el dinero, ya estás advertido. —lo suelto y me giro quitando mi mascara y saliendo del lugar completamente.

Camino devuelta al bunker, después de unos minutos de caminar cruzo una calle solitaria antes de pisar el pasto y adentrarme al bunker. Llegó a la sala principal y me dejó caer en un sillón, suspiro y saco de mi saco el encendedor y un cigarro, me lo llevo a la boca encendiéndolo.

Le doy una gran bocanada fuerte, el aire caliente invade mis pulmones, luego lo dejo salir suavemente por mis labios.

Pasos fuertes resuenan por el lugar, es Kyreen.

—¿Y bien? ¿Hiciste lo que te pedí?

—Si, pero el tipo no entiende. Ni siquiera le importa su hija.

Kyreen se sienta frente a mi y se pasa la mano por la cara.

—Si no paga en 2 semanas matamos a su hija y luego a él.

Sigo fumando pensando especialmente en algo.

—¿Por qué matar a la chica por un pecador? ¿Por qué no matarlo a él? Él es el que debe la deuda, que por cierto, es mucho.

—Hay que darle un poco de dolor antes de matarlo.

Saca un cigarro de su saco y extiende su mano hacia mi esperando a que le dé el encendedor. Lo saco y se lo lanzo, inmediatamente al lanzárselo el enciende el cigarrillo y empieza a fumar. Ahora ambos estamos fumando.

Me quedo en silencio fumando mientras en mi cabeza pasan varios pensamientos sobre la situación.

DELIRIO©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora