Capítulo 1 "Masacre" Jueves 12 de Melkaim del año 1460

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Dalia se mecía suavemente en una de las ramas de uno de los arboles cercanos a la entrada de una de las fortalezas más imponentes de los Iudir. A los pies del árbol se encontraba su compañero, Kane Tóbata, un legionario que se presentó voluntario para apoyar a la exploradora y esta avisó luego de arrojarle una rama pequeña al casco-La patrulla en las almenas está a punto de cambiar, tenemos que prepararnos.

Kane asintió y dio un último vistazo a la fortaleza para luego decir-El tiempo será crucial en esto y fallar no es una opción, ¿Estás lista?

Dalia cayó junto a él y respondió con tono de burla-Más que tú, soldadito.

Este se sonrió y comenzó a avanzar hacia la entrada de la fortaleza mientras Dalia esquivaba la mirada de los guardias y se ocultaba entre las sombras. A cada paso Kane re inspeccionaba el plan y su objetivo, la voz del Comandante Tarion era algo que agradecer pues era resonante, grave y dejaba claras sus intenciones

"Lo que deben hacer es directo, tendrán que entrar a la fortaleza para liberar a un contingente de soldados bajo el mando del sargento Oren que ha sido atrapado por el capitán de la guarnición. Usaran a los soldados como distracción, Kane se presentara como un legionario desertor con información importante y mientras lo hacen esperar Dalia tiene que acercarse a la armería de la fortaleza y preparar explosivos suficientes como para que las únicas armas que queden sean las que la guarnición tenga a mano. Cuando todo este hecho, Kane debe atacar por sorpresa a sus escoltas y junto con Dalia, si es posible, deben de capturar al Celestino en el lugar, un Iudir alto, con la cara cubierta por letras extrañas y que siempre está llevando encima una lanza de dos cabezas. Su vida es prioridad y no dejen que huya sin una cadena en su cuello"

-¡Oberr, ¿Tana dackar, Oberr?!-Exclamó un Iudir a Kane mientras otros guardias y algunos miembros de la patrulla se preparaban para saltar contra este.

Kane aclaró su garganta y respondió mirando directamente al Iudir-¡Esta no es mi guerra, el imperio no merece que mi sangre ni la de mis hermanos se derrame de esta forma tan estúpida!

El Iudir asintió y respondió con tono desconfiado y dudando del entendimiento de sus propias oraciones-Entiendo, Oberr, ¿Pero que buscar aquí? Solo la muerte para tu gente está aquí.

-Lo sé pero qué tal si...-Al intentar tomar el pergamino que escondía debajo de su armadura, todos los Iudir rápidamente lo rodeador y doblegaron. Uno de ellos se lo arrebato de las manos para luego pasárselo a otro de los guardias que parecía entender la letra imperial. Este se giró hacia el primer guardia y dijo algo totalmente ininteligible para Kane aunque, con suficiente suerte y algo de ingenuidad por parte de aquel Iudir, lo escoltaron hasta el centro de la fortaleza mientras este intentaba mirar de reojo a las almenas buscando a Dalia y esperando que lograse entrar.

Oren escupió en el suelo de su celda mientras oía a los guardias Iudir murmurar en su idioma nativo. El viejo soldado había estado dando vueltas por horas dentro de aquella cuadrada habitación, había sido ya un largo tiempo desde que se había visto obligado a rendirse ante esa despreciable raza para que sus soldados no fuesen masacrados estúpidamente. Aunque había sido una decisión inteligente, Oren entendía mejor que nadie que era una deshonra y tantas semanas después de ocurrido el incidente le habían dado tiempo para pensar en un plan de escapatoria... Y así y todo seguía sin tener muy claro que hacer, sabía bien que, por el poco tiempo para salir al patio a ver la luz que solían darles, la fortaleza estaba colmada de guerreros de vanguardia y algunos celestinos. Por estos últimos, Oren había sido privado casi totalmente de la luz pues se jactaba de haber asesinado a varios de ellos en combates cerrados (Cosa que en verdad no era del todo cierto, pues solo había decapitado a uno al tomarlo por sorpresa en un combate abierto) y mostraba una punta de lanza de las lanzas normales que estos portaban que llevaba colgando del cuello.

Tarvan: El circuloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora