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Los vestidos de tela suave eran los más cómodos para Lisa, sin embargo, ahora tenía puesto el vestido más incómodo, era ceñido a su cintura, marcando su hermosa curva, y de tela lurex.
Pasa su mano por sus caderas mientras se mira al espejo, sus pestañas largas resaltaban el color negro de la pestañina y sus labios estaban rosados.
Suspira y se observa por última vez, después camina hacia afuera para ir a comer el almuerzo, se maldice porqué se echó labial para nada.
— ¿Qué te has hecho en esa cara, bruja? —Pregunta Jungkook burlándose, pero obviamente la ve tan hermosa.
— Quise utilizar el maquillaje que mi madre me regaló cuando cumplí los quince...
— Te ves como una bruja —Le dice, y Lisa se siente mal, baja la cabeza lentamente y Jungkook sonríe.— A partir de ahora te llamarás “Bruja”.
— Buenos días, niños —Saluda Sarah, llegando a la cocina. Tiene una bata de color blanco y porta una sonrisa muy alegre.
— Buenas tardes, querrás decir —Corrige Jungkook, Lisa sale de la cocina triste y sube al segundo piso.
En la segunda planta toma aire para soportar lo que siente y soportar que tendrá que entender a ese hombre molesto.
Baja nuevamente al comedor y observa que la misma niña de antes está siendo regañada por una más mayor.
Lisa pestañea y está decidida a levantarse para preguntar que es lo que está pasando, pero Jungkook la detiene tomándola del brazo con algo de fuerza.
— No te metas en problemas ajenos —Le aconseja, Lisa gira la cabeza para verlo y solo suspira alejándose de su agarre.
— Y tú no te metas en mi vida.
— Has lo que te dé la regalada gana, te lo advertí —Dice, Lisa frunce el ceño con bastante molestia y se pone en buena posición para recibir la comida.
(...)
La tarde está aburrida, estaba en su celular conversando con sus amigas de Tailandia.
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