— ¡Auch! ¡Guayaquil! —sus grietas le dolían mucho. A pesar de ya estar cerrando, la situación mejoraba poco a poco.
— Pero es que eres tú el que se mueve —le sigue poniendo tela con pomada en las grietas. Guayaquil era una especie de "médico" para todos; era llamado seguidamente si una ciudad pasaba por un mal momento.
— Ya está. Eso era todo.
— Gracias... —se mira sus vendajes—. ¿Cómo ha estado Quito? ¿Ya ha mejorado? Sé que esta situación le afectó un poco más que a los demás.
Guayaquil guarda sus utensilios.
— Si, ya está mucho mejor, pero igual me quedaré con él un par de días más —se levanta de la silla para lavarse las manos.
— Me parece bien... —Ecuador no lo admitía, pero en esos momentos de crisis, se sentía culpable, porque no era solo él el afectado, sino también los demás.
— Las grietas de Quito ya no se notan. Lo bueno es que no dejaron marcas— se seca las manos—. Pero aún está un poco débil.
De la nada las puertas se abren, y era Bolivia que entra a la habitación.
— ¿Ya te encuentras mejor? —cierra la puerta.
Guayaquil y Ecuador se miran.
— ¿Bolivia?, ¿qué haces aquí? —Ecuador lo mira confundido.
Va hacia Ecuador.
— Hizo un buen trabajo aliviando tus grietas. Estás agarrando color y todo —mira los vendajes bien hechos que tiene Ecuador.
Guayaquil le sonríe.
— Muchas gracias. Ya tengo experiencia —recoge sus cosas.
— Me voy, tengo que ir con paneci-...Quito, síííí con Quito —suelta una risa nerviosa—. ¡Adiós! —se va apresurado de la habitación. Los dos países se quedan confundidos, pero no le dan importancia.
— Espero que dure por mucho tiempo esta mejoría para todos —dice Ecuador.
— Así será. Todo va a ser así de ahora en adelante. Oye hoy habrá una reunión, pero viéndote no creo que puedas ir.
— La verdad que no. No podré ir durante este mes; las grietas están cerrando, pero duelen. Igual ONU sabe de mi crisis, así que no me preocupo.
— Qué bueno... La verdad no quiero ir. Escuchar a ONU hablar da sueño —mira su reloj—. ¡Oh!, qué tarde se ha hecho ya —se levanta de la cama—. Me voy. Adiós, Ecu.
— Adiós, Bolivia...
Ecuador se queda solo en la habitación.
— Qué aburrido... Por lo menos me entretenía yendo a las reuniones —toma su vaso con colada.
"Qué aburrido, que termine esto de una buena vez", pensó el boliviano. Ya eran como dos horas de estar sentado escuchando a ONU y las demás organizaciones sobre temas controversiales y debates que a nadie le interesaba.
Al otro lado, estaba el continente europeo. Alemania, igual de aburrido, pero por compromiso y también, al ser uno de los países más importante de la Unión Europea, no podía faltar a ninguna reunión sin importar lo tonto que pareciese el motivo de las juntas.
Pero para matar al tiempo dibujaba en una pequeña hoja. Mira su reloj, "faltan unos 18 minutos para que se acabe esto". Un chiflido llama su atención.
—¿Eh?
— Oye, ¿qué estás dibujando? —susurraba Polonia que estaba al lado de él. Tenía curiosidad por lo que estaba haciendo el alemán.
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Mi calma [Dibukus🍓]
RomanceNos trasladamos hacia el pasado, donde un pequeño niño llamado Alemania tendrá que crecer rápido por la esperada muerte de su padre, manejar con el sentimiento de soledad a pesar de no faltarle nada, o eso cree. Por otra parte, está Ecuador, pasando...