Capítulo XVI "Secreto"

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B E R N A R D A

Reviso por milésima ocasión mi celular y sigue sin haber una respuesta de Massimo ante mi último mensaje. Han pasado 50 minutos desde que se lo envié.

— ¿Todo bien? — me pregunta Steve — No dejas de ver tu celular cada 3 minutos.

No lo voy a negar, estoy nerviosa por la reunión de Massimo con los traficantes de armas. Es demasiado riesgoso.

— Solo estoy esperando un mensaje, nada importante.

— ¿Segura? — pregunta con duda.

— Si.

Suspiro y me obligo a dejar de lado mi celular para poder concentrarme en mi trabajo.

La última semana ha sido un tanto extraña, aun no me acostumbro a que Massimo y yo tengamos una relación en verdad. No es algo que me pasara por la mente, siempre creí que el solo estaría conmigo por la organización y por agradecimiento a mi padre.

— ¿Hay algo que deba saber? — Steve está sentado frente a mí y me analiza profundamente.

Aun no le he dicho lo de Massimo y nuestra relación.

— ¿Algo? ¿Como que? — finjo revisar unos documentos para evadir el tema.

Steve entrecierra los ojos — No sé, tal vez podrías empezar por explicar porque se escuchan aplausos provenientes de tu habitación en plena madrugada — apuesto a que mis ojos están exageradamente abiertos y mi mandíbula hasta el piso — o porque me he encontrado a Massimo saliendo de tu habitación solo en calzoncillos.

Mi boca se mueve repetidamente pero no hay palabras que salgan, ¿Tan ruidosos somos? Que vergüenza.

— Yo.. amm...

— Solo dilo mujer, necesito que lo confirmes con tu propia boca — Steve espera ansioso.

— Estamos en una relación real — digo de golpe.

Siento que un peso enorme se me quita de encima. Massimo y yo acordamos tenerlo en privado hasta que lo supiera mi papá, pero si no se lo cuento a alguien me ahogaré.

— Si ya me he podido dar cuenta de eso, ¿Como fue? — apoya sus codos al otro lado del escritorio y su cabeza descansa sobre sus manos.

Le cuento a mi amigo todo lo que pasó omitiendo las partes sexuales. Steve escucha con atención y sonríe alegremente.

— ¿Guardo tu dibujo por 20 años? — asiento con la cabeza — ¿Y quiere que uses el anillo que era de su madre? — vuelvo a asentir — Ese hombre está enamorado — afirma.

Esa idea a merodeado por mi cabeza en estos días, el  dibujo, el anillo de la tía Elena, el hecho que se quede a dormir en mi cama después de follar mientras me abraza a su cuerpo; todos esos detalles alimentan una ilusión que me encargué de guardar hace muchos años pero que ahora está saliendo a flote nuevamente. Y eso me aterra.

— No me quiero ilusionar, Steve — trato de mantener la razón. — Además, él nunca hablo de amor.

— Si te pidió que lo intentaran es porque él también lo quiere.

PROPIEDAD DEL DIABLO LIBRO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora