B E R N A R D A
Reviso por milésima ocasión mi celular y sigue sin haber una respuesta de Massimo ante mi último mensaje. Han pasado 50 minutos desde que se lo envié.
— ¿Todo bien? — me pregunta Steve — No dejas de ver tu celular cada 3 minutos.
No lo voy a negar, estoy nerviosa por la reunión de Massimo con los traficantes de armas. Es demasiado riesgoso.
— Solo estoy esperando un mensaje, nada importante.
— ¿Segura? — pregunta con duda.
— Si.
Suspiro y me obligo a dejar de lado mi celular para poder concentrarme en mi trabajo.
La última semana ha sido un tanto extraña, aun no me acostumbro a que Massimo y yo tengamos una relación en verdad. No es algo que me pasara por la mente, siempre creí que el solo estaría conmigo por la organización y por agradecimiento a mi padre.
— ¿Hay algo que deba saber? — Steve está sentado frente a mí y me analiza profundamente.
Aun no le he dicho lo de Massimo y nuestra relación.
— ¿Algo? ¿Como que? — finjo revisar unos documentos para evadir el tema.
Steve entrecierra los ojos — No sé, tal vez podrías empezar por explicar porque se escuchan aplausos provenientes de tu habitación en plena madrugada — apuesto a que mis ojos están exageradamente abiertos y mi mandíbula hasta el piso — o porque me he encontrado a Massimo saliendo de tu habitación solo en calzoncillos.
Mi boca se mueve repetidamente pero no hay palabras que salgan, ¿Tan ruidosos somos? Que vergüenza.
— Yo.. amm...
— Solo dilo mujer, necesito que lo confirmes con tu propia boca — Steve espera ansioso.
— Estamos en una relación real — digo de golpe.
Siento que un peso enorme se me quita de encima. Massimo y yo acordamos tenerlo en privado hasta que lo supiera mi papá, pero si no se lo cuento a alguien me ahogaré.
— Si ya me he podido dar cuenta de eso, ¿Como fue? — apoya sus codos al otro lado del escritorio y su cabeza descansa sobre sus manos.
Le cuento a mi amigo todo lo que pasó omitiendo las partes sexuales. Steve escucha con atención y sonríe alegremente.
— ¿Guardo tu dibujo por 20 años? — asiento con la cabeza — ¿Y quiere que uses el anillo que era de su madre? — vuelvo a asentir — Ese hombre está enamorado — afirma.
Esa idea a merodeado por mi cabeza en estos días, el dibujo, el anillo de la tía Elena, el hecho que se quede a dormir en mi cama después de follar mientras me abraza a su cuerpo; todos esos detalles alimentan una ilusión que me encargué de guardar hace muchos años pero que ahora está saliendo a flote nuevamente. Y eso me aterra.
— No me quiero ilusionar, Steve — trato de mantener la razón. — Además, él nunca hablo de amor.
— Si te pidió que lo intentaran es porque él también lo quiere.
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PROPIEDAD DEL DIABLO LIBRO #1
RomanceEl, desea quedarse al mando de la organización criminal más poderosa de Europa. Ella, solo quiere que su padre sea feliz en sus últimos meses de vida. Ambos unieron su vida en un matrimonio del que esperan todo, menos felicidad y amor. LIBRO I