¿Qué pasó con Jamie Catnip?

II. Caffè

Quedé congelado al leer la fecha. ¿Cómo? Si aquella persona solo me golpeó. ¿Verdad?
Sentí todo como si hubiera sido solo un par de horas. Y, entre mis pensamientos y los gritos mi hermana llamando a mis padres, noté una venda en mi mano izquierda. 
No recordaba haberme hecho daño en dicha extremidad, quizá fue al caerme de la escalera en mi casa, quizá al momento de caer inconsciente por el golpe del arma. 
No lo sabía, no sabía que había pasado después de aquel acontecimiento. 

Entonces mi hermana me sacó de mi nube mental con un ligero toqueteo en mi hombro.
-Cotton. Hay una persona que ha estado viniendo todos los días preguntando si habías despertado. Dice que es parte del personal del complejo de apartamentos dónde vive Jamie y que necesita hablar contigo. - Coco habló mientras la persona mencionada entraba a la habitación. 
- Cotton Atomtail. Acabas de despertar no hace ni cinco minutos. Supongo que nadie te ha contado que sucedió al momento de tu percance... Señorita Coco, por favor déjenos en privado a su hermano y a mí.  - Aquella persona hablaba mientras se paseaba por el cuarto, cerrando las persianas. Mi hermana solo suspiró y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella. 

Aquella persona vestía con una gabardina negra. Debajo de esta vestía formalmente. 
Su calzado eran unas botas negras y en su cabeza tenía un sombrero de pata de gallo. El atuendo estereotípico de un detective, aunque eso sí, no podía confirmar si era un hombre o mujer. 

- Cotton. Ya te preguntaste lo que te pasó en la mano, ¿verdad? -
-Si. Pero antes de que usted me diga que pasó, dime quién eres. Es obvio que no eres del personal del complejo. Eres algo así como un detective. O al menos alguien que quiere aparentarlo. - Dije con un poco de sarcasmo.
- Si, mi atuendo me revela. Pero ese es mi propósito. Quiero que tengas presente desde este momento lo que soy. Mi nombre es Atlas y soy un detective. - 
-Atlas... Ese no es tu nombre, ¿verdad? - 
- Has visto muchas películas. Si, Cotton. Atlas no es mi nombre. Son solo 4 personas quienes lo conocen. Dejando los nombres de lado. Esa venda que tienes en la mano, esconde lo que puede ser una pista al paradero de Jamie Catnip. - 

Atlas agarró una silla, la levantó y la colocó cerca de mí. Posteriormente se quitó su curiosa gorra y se sentó. 

- ¿Sí? ¡Pues quítame la venda! - 
- Créeme. El primer día lo intente. Sin embargo, los doctores alcanzaron a sacarme antes de lograrlo. E investigando me enteré de que la venda no está ahí de a gratis. Alguien te marcó con algo filoso un signo de pregunta en tu palma. Si, la herida es profunda y tendremos que esperar a que sane. Tampoco quiero herirte. - 
- ¿Y de qué forma ese signo ayudará a encontrar a Jamie? 
- Más de lo que crees. No tengo tiempo para explicarte toda mi investigación, pero te tengo una propuesta, Cotton. -
Guardé silencio esperando a que Atlas hablara. 
- Te propongo unirte a mi "brigada" para poder compartirte el caso completo. Creemos que Jamie Catnip fue víctima de un grupo que hemos llamado "La Orden de la Ventisca" quienes creemos han sido responsables de al menos otros tres secuestros de la misma índole. - 
- ¿"Creemos"? Pensé que sería el primero en la brigada. Por lo general los detectives trabajan solos y actúan bajo la luz de la luna. - 
- Ja... No. ¿Aceptas o no? - 
Al escuchar la propuesta, pensé en posibles riesgos al enfrentarme quizá no directamente con un grupo criminal. Ni siquiera sabía si podía confiar totalmente en Atlas. Para ser sincero, se veía un poco mentalmente inestable. Sin embargo, también pensé en los posibles destinos horrorosos para Jamie y aquellos secuestrados aparentemente por el mismo grupo.
Podrían terminar como esclavos en otro país o podrían sacarles los órganos y venderlos en el mercado negro. 

- Está bien, Atlas. Me uniré. - 
- Perfecto. - El detective contestó mientras de su gabardina sacaba una tarjeta y me la ofrecía. 
En la tarjeta había unas iniciales al frente y un pequeño escrito detrás.

"¡Redobles! Un coro te saluda. Atlas te reclutó. Eres alguien que ayuda." Era aquello escrito en la tarjeta. Parecía un mensaje de bienvenida que alguien en su intento de parecer positivo escribió.