4-

1.1K 77 26
                                    

—Dan

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



—Dan...dale, aprovechemos que mamá está descansando.

Me asome ya lista en la pieza de mi hermano, viendo como se terminaba de atar las zapatillas, y agarraba su patineta contento.
Como le prometí, lo iba a llevar al parque un rato, se que escucho todo ayer a la noche, y por mas que le diga que no discutimos, el sabe que es mentira. Entonces como soy muy buena hermana, le hice el desayuno y lo voy a llevar al parque para que se junte con sus amigos.

Tranquilos bajamos las escaleras, yo agarre mi campera y mi guitarra acústica; salimos de la casa y mientras yo cerraba la puerta, Dante empezó a hacer algunos trucos.

—¡Cuidado, no te vayas a caer y lastimar Dante!

El iba patinando a los pedos, mientras yo iba tranquila atrás, con mi guitarra colgada y unos de mis auriculares puestos, escuchando especialmente Flaca, de Andrés Calamaro.
Iba muy en la mía, hasta que alguien se pone a mi lado captando mi atención; con mi ceño fruncido lo mire, que muy tranquilo caminaba a mi lado con sus manos en los bolsillos de su pantalón, y su pelo se movía un poco con el viento de la mañana.

Molesta bufe claro y fuerte para que me escuchara, cosa que paso, y una sonrisa arrogante se le pinto en la cara, lo que me molesto mas, corriendo mi vista de el y poniéndola en mi hermano que ya estaba en la cuadra de en frente jugando con sus amigos.

—¿Te comieron la lengua los ratones?

—No...

—¿Y mi buen día?

Canchero me miro, frenando mi paso y quedando los dos parados en la vereda, frente a frente; por la diferencia de altura notoria, eleve mi cabeza, viéndolo a los ojos.

—Vos te pusiste a mi lado de la nada, acá el que tendría que saludarme sos vos...

Contra ataqué, cruzando mis brazos. Su sonrisa no desapareció, es mas se ensanchó.

—Buen punto...buen día.

Dijo con la voz un poco mas ronca, señalándome con su dedo dándome la razón.

—Buen día...

Decidida a irme, me di vuelta y cruce la calle, acomodándome en un árbol, sentándome en el piso para sacar mi guitarra; pero otra vez apareció el rubio, sentándose a mi lado de lo mas tranquilo.
Rodee los ojos, y ignorando su presencia, me dedique a terminar de componer un tema para la banda.

—¡Mimi, ¿podemos ir a comer milanesa con pure?!

Mi hermano apareció agitado de tanto correr, sin darse cuenta de la presencia del vecino.

—No se...

—¡Dale, mamá seguro que no cocino!

Me le quede viendo unos segundos, pensando en una respuesta concreta para decirle que no, pero cono ayer gane bastante bien, me quedo un poco de plata que podría gastar en el.

Bajos instintos Vol.1 || Guido Armido SardelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora