Parte 4

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El grupo hizo lo que no habían podido hacer desde hace rato, sentarse y poder descansar, sentir las hojas como una capa acogedora y recostarse allí les daba algo de energía.

Su conversación sobre lo que ocurre con la isla no ha terminado, sin embargo no pueden comenzar a arrojar teorías con el estómago vacío.
Sanji se encargó de ello capturando algunas ardillas y ranas, asegurándose que no fueran venenosas, y de encender un buen fuego para asarlas. Con algunas ramas pequeñas y rocas creó una fogata para esterilizar el agua y lavarlas, afiló las piedras para picar la carne, unos palitos para pincharla y asarla dando como resultado un platillo bastante apetecible a pesar de estar hecho con ingredientes tan primitivos.
Aunque no es la primera vez que atravesaron por una situación del estilo, recuerdan bien a Skypeia.

Sin perder más tiempo, los tres se abalanzaron devorando hasta el último bocado. Parecían animales salvajes que no medían el sonido y la fuerza con la que rasgaban la carne, acabaron incluso con la fruta que habían recolectado.

Cuando quedaron satisfechos se recostaron y se pusieron serios una vez más.
“No creo que nuestros nakamas nos estén buscando, hubiera escuchado sus gritos a lo lejos.” Chopper les comentó con un tono decepcionado.

“Chopper tiene razón, eso significa que nos separamos por alguna razón y obviamente es por esta tonta isla” Mientras Sanji habla, Zoro asiente con un gruñido a todo sin querer revolver más sus pensamientos. “Siendo está la Gran Ruta Marítima, no me sorprende que exista una isla que cambie todo su hábitat y a la vez teletransportarnos.”
Sanji continúa sin descartar la idea que había tenido previamente.

Chopper le encuentra sentido a esa idea. “Es verdad, tampoco hemos sido atacados” De repente el médico se da cuenta de un detalle muy importante que pasó por alto “¡Ah! ¿Tendrá algo que ver ese extraño reloj que vimos?”

Sanji tiene un pequeño flashback sobre ese objeto y como la flecha apuntó exactamente al siguiente símbolo cuando ese infernal sonido comenzó a reproducirse. Ahora todo tenía sentido, menos la herida del espadachín. “Al parecer sí, recuerdo que la flecha cambió hacia el símbolo de la hoja.
Era una indicación de lo que ocurriría”. El trío acepta esa conclusión, siendo la más lógica dentro de todo lo que han vivido.

Sanji comprendió que era momento de actuar. “Tenemos que organizarnos para sobrevivir aquí, entre tanto los demás nos buscan. No podemos salir sin un Log Pose y menos nadar.” Esto último va más dirigido hacia el portador de la fruta Hito Hito.

De esta manera, comenzó a organizar roles para pasar esa noche y el resto de días que, suponiendo, les esperaban.
Chopper iría junto a Zoro a recolectar y cazar sus alimentos, igualmente conseguir plantas medicinales pues conocían los peligros de estar en una selva, como esa vez con el insecto que enfermó a la navegante.

Rememorar ese momento le hizo pensar en su miedo más profundo, a los insectos. Pero tenía que soportarlo para cumplir con su tarea, la cual es construir una tienda de campaña con los materiales que tuviera cerca.
Los dos nakamas emprendieron la búsqueda tras despertar con gritos y golpes a Zoro (Se había quedado dormido en el suelo, típico.)

Sanji los ve alejarse y se queda recolectando hojas de gran tamaño, de las más resistentes para coserlas con algo de aguja e hilo que, por suerte, Chopper tenía. Se dedicó a talar algunos árboles con sus patadas, unir las ramas con lianas y barro y huir de algunos escarabajos.

Conforme pasan 2 horas, sus ropas se ensuciaron con sudor y tierra, incluso su chaqueta se  llegó a rasgar y lo más extraño es que cada vez sentía que apretaba más, terminó por desabotonarse esta y arremangarla hasta los codos.

Cómo añoraba un cigarrillo en esos momentos; se le habían perdido en la travesía por el río, puede que ellos le ayudarán a no seguir pensando en su rival nakama, pero es inutil pues tienen que convivir entre ellos y cuidarse mutuamente, como pocas veces lo hacían.
Calculando el tiempo, se preocupó por no verlos allí, pues la tarde cayó siendo aproximadamente las cinco, su instinto le gritaba que algo andaba mal y al parecer no se equivocaba cuando escuchó unos sollozos característicos del reno que se aproximaban.

~ ~ ~

“¡¿Cómo pasó esto, Chopper?!” Sanji se encuentra alterado y gritando a su compañero, a la vez que observa a Zoro cargar un tigre en su espalda. Aquel poderoso animal se encuentra inerte y con varias cortadas en su piel rayada.
Pese a ello, lo que sorprendió al rubio no fue eso, sino un rasguño profundo en el ojo derecho del espadachín que se lo impide abrir. El corte seguía expulsando algo de sangre pero se estaba cerrando sospechosamente rápido.

“Terminabamos de conseguir flores de Quinia para unos medicamentos y…” Chopper trata de detener su llanto lo mejor que puede, pues le prometió a Zoro no hacer tanto escándalo. “Cuando fuí a agarrarlas un tigre se abalanzó sobre mí, me quería cazar pero Zoro se interpuso.”

“Lo derroté fácilmente, solo fue un daño colateral…¡Oi! Ya deja de culparte.” Irónicamente, el peliverde era el más relajado de los tres.
Por el contrario, el rubio estaba alterado, su cuerpo tembló ligeramente pero pudo mantener una imágen seria. Dentro de su cabeza una idea se repetía una y otra vez y maldecía por sentir tanta impotencia.

En un fugaz movimiento, Sanji tomó la oreja de Zoro y lo arrastró en dirección al rió que habían dejado horas atrás. Las quejas y los improperios de Zoro no se hicieron esperar seguidos de gruñidos de dolor, pero tampoco hizo el esfuerzo por separarse o golpear al de las cejas rizadas.

Siendo guiados por sus huellas petrificadas en el lodo, lograron llegar, el pequeño reno también los acompañó en silencio llevando consigo su mochila. Chopper se alejó de la orilla para sacar su equipo y preparar un ungüento para su amigo, mientras tanto los otros dos seguían forcejeando entre ellos.

“Quitate la ropa, hay que desinfectarte lo que te queda de ojo y limpiarte, apestas.” Sanji no le preguntó, le dió una orden con un tono bastante decidido.

“¡¿Eh?! Ya me bañé esta semana, esto es una tontería.” El afectado le respondió para negarse a la petición. “Además, tú no me mandas, desde que estamos aquí te estás aprovechando para joderme y mangonearme.”

“Solo estoy tratando que sobrevivamos ¡Maldita sea!” Al cocinero le hervía la sangre de ver lo terco que podía llegar a ser su compañero. Por lo que, decidió omitir ese último comentario de parte del otro y tomó la camisa de este para desabotonarla, su ceño se frunció y sus manos seguían temblando más notoriamente. 

“!¿Qué mierda haces, rizado?! ¡¡Suéltame, estás armando un drama sin sentido!!” Zoro lo apartó bruscamente con un golpe en el pecho y su tono de voz alto pasaron a ser gritos.

“¿Sin sentido? ¡Tu eres el que anda por ahí arriesgando su vida a cada rato como si fueras inmortal! ¿Y a eso le encuentras sentido, musgo idiota? ¡¡Estás acabando tu sueño!!” Su respuesta se sumó a los gritos del espadachín.

“Primero, los salvé dos veces, más de lo que tú fuiste capáz y ni un agradecimiento diste y segundo ¡¿Crees que ese es un sin sentido?! ¡Me arriesgo porque ustedes me importan!”

“¡¿Pues adivina qué?! ¡¡A mi también me IMPORTAS!!” Sanji había llegado a su límite y explotó, su cara estaba enrojecida y tomando a Zoro del cuello de la camisa siguió gritándole en su rostro. “¿Cómo seguirás sin una parte tan importante? No sé una mierda de tu estilo de pelea pero esto te va a costar. Ese sacrificio que haces puede costarte ser el mejor ¡¿Comprendes?!” El rubio asimilaba esta situación y la palabra sacrificio con lo mismo que hizo alguien muy importante para él hace muchos años, no estuvo en el momento del ataque pero estaba seguro que Zoro hubiera actuado de la misma manera. “Así que sí, he sido un inútil, no se reaccionar en este ambiente…y me dan miedo los bichos que se arrastran aquí pero lo único que quiero de ahora en más es…”

Sanji tragó fuerte al darse cuenta que su discurso fue contemplado en silencio, pero no podía frenarse y esto último lo diría quizá haciendo más caso a su corazón que a su mente, pero no se contuvo “¡PROTEGERTE!”

El viento sopló entre ambos y sus miradas conectaban y expresaban un sentimiento que fue de todo menos odio.

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