Prólogo

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Llegué a casa después de un exhaustivo día de escuela, era mi primer año de universidad y debo admitir que era mas dificil de lo que había pensado.

Me deshice de la chamarra negra y la colgué en el perchero de entrada, me saqué el gorro de lana y dejé mi cabello libre.

-¿Quinn? -preguntó la melodiosa voz de mamá.

-Hola mamá -respondí para que supiera que se trataba de mi.

-¿Puedes venir a ayudarme un momento, cielo?

-Claro, ya voy -dije encaminandome a la cocina.

Mamá estaba preparando alguna cosa en la estufa, olía bien.

-Hola linda, ¿que tal hoy la escuela? -preguntó mamá mirándome. Yo sonreí y me dejé caer sobre una silla del comedor.

-Bien, un poco muy tedioso pero genial

-Me parece bien, oye, ¿te apetecería ayudarme a poner la mesa, porfavor?

-Ya esta puesta ma' -respondí señalando la mesa. No era verdad, solo tenía ganas de ser bromista.

Ella me miró y entrecerró sus ojos al tiempo que ubicaba sus manos en la cintura.

De acuerdo, me sentí intimidada asi que esbocé una sonrisita inocente y me levanté de la silla.

-Bien, bien. Ya la pongo mamy -dije y me dispuse a acomodar todo.

45 minutos después, mi hermano, mis padres y yo nos encontrábamos en la mesa comiendo una comida típica de Budapest que en realidad no recuerdo su nombre.

-Quinn, Liam, su madre y yo tenemos que comunicarles algo -dijo papá rompiendo el silencio. Fruncí el ceño y miré a mi hermano. Intercambiamos una mirada y luego volvimos nuestros ojos a papá.

-Bien, suéltalo -indiqué y el esbozó una sonrisa.

-Nos mudaremos -dijo sin mas. Me atragante con un trozo de pollo. Tosía y tosía pero seguía con el pollo atorado.

Mis ojos comenzaron a llorar poco a poco, Liam se alarmó y me dió una palmada demasiado fuerte en la espalda, el trozo de pollo salió disparado y topó con la pared, luego cayó en el plato de mamá.

Ella miró con el ceño fruncido el trozo de pollo y con cuidado lo retiro de su plato.
Limpié mis lágrimas y miré a mis padres.

-¿Qué? -dije -¡Ah ya entiendo! nos iremos a otro sector de la ciudad, claro -sonreí nerviosa y le di un sorbo a mi te helado.

-Eeeeee, no cielo -susurró mamá -Nos vamos de Budapest -el mundo se detuvo al escuchar aquellas palabras.

-¡¿Qué?! -grité exaltada

-Quinn, cálmate

-¡¿Qué?! no, es...Budapest...no puedo...no...yo...

-¡Quinn! -me reprendió mi madre, la traidora.

-¿Qué quieres decir con que nos vamos de Budapest? -pregunté al tiempo que me ponía de pie, el apetito se esfumó como por arte de magia.

Miré a mi hermano que estaba en shock. Renay, su novia vivía a 10 minutos de nuestro hogar, se que estaba pensando en ella.

-Lo que escucharon, nos vamos de Budapest, a Dublín, Irlanda. -respondió mi papá

-¡Objeción! -grité levantando el tenedor -¿Irlanda? ¡Todo el año llueve ahí! ¡no podemos irnos a Irlanda!

-Quinn, es un país precioso. Te encantará.

-¡Mamá! ¡La competencia es en 5 meses! ¡5 meses! ¡no puedo irme ahora, ni nunca! -Mi piel estaba erizada y mis 5 sentidos estaban completamente alertas.

Me negaba a irme a otro lugar, no quería, Budapest era mi hogar, no quería irme de allí.

-Quinn, te hemos inscrito en una de las escuelas de patinaje artístico sobre hielo mas prestigiadas de Irlanda, linda. Irás a la competencia, pero representando a Irlanda, no te preocupes. -¡¿Que hicieron qué?!

-Wow wow wow mamá -intervino por fin Liam. -Estoy totalmente de acuerdo con Quinn, yo tampoco quiero irme de aquí.

-Que lastima que no es desicion de ustedes. -dijo mamá con una sonrisa sarcástica.

-¡Oye tengo 18 años! ¡Tomo mis desiciones y nunca jamás en la vida me van a separar de este tenedor! -declaré.

-Bien, llevate el tenedor, de todos modos es parte de nuestra vajilla -respondió mi padre comiendo tranquilamente.

Sentía las mejillas calientes y estaba temblando.

-¡no me ire de aqui! ¡No me iré! ¡No me iré! ¡No me iré! -dije firmemente, me inqué en el suelo y abracé la pata de la mesa.

-¡Solo me ire de aqui muerta! ¡muerta! -grité

-¡Quinn Elizabeth Haydal! ¡Basta ya! -gritó mamá -¡Te estas comportando como una niñita de 6 años! ¡Nos vamos a Irlanda y es mi última palabra! -declaró con fuerza.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y me levanté furiosa del suelo.

-¡Son los peores padres que existen!

-¡Basta Quinn!

-¡No mamá! ¡Solo piensan en ustedes y en su ridículo sueño de recorrer el mundo! ¡Liam y yo tambien importamos! ¡Tambien importamos! -grité con las lágrimas surcandome las mejillas.

Salí de la cocina con los puños apretados. Subí a mi habitación rapidamente y tomé mi mochila y bajé la escalera a toda velocidad. Me puse mi chamarra y mi gorro de lana. Me colgué la mochila a disponerme a salir de mi casa

-¿A donde vas? -preguntó Liam sentado en la sala.

-A entrenar -respondí

-¿Para que? ya no competirás aquí -dijo el. Frunci el ceño y lo miré.

-Ocupate de tus asuntos Liam y defiéndete, estoy harta de que seas una niñita a la que debo defender siempre. -Salí de casa y azoté la puerta.

No tengo nada en contra de Irlanda, enserio. Al contrario, bueno, lo respeto pero odio el clima de ahí.
El punto es que me siento verdaderamente impotente. Les contaré acerca de porque no quiero irme de Budapest.

Desde que tengo memoria mis padres han sido del tipo nómada. Nunca duramos mas de 4 años en alguna ciudad. Verán, mis padres son estadounidenses, se casaron en Sitka, Alaska y se fueron de luna de miel a París. Lugar donde se quedaron asentados y me
tuvieron a mi, soy Francesa por nacionalidad y estadounidense por descendencia. Cuando tenía 2 años decidieron que nos mudáramos a Johannesburgo, Sudáfrica.

Ahí nació Liam. Al cumplir Liam los tres años nos mudamos a Tokyo, Japón. Papá y mama no lograron superar la barrera del idioma y solo duramos ahí 2 meses.

Luego siguió Westport, Connecticut. Duramos ahí 4 años, cuando yo tenía 9 años y Liam 7 nos fuimos a Cleveland, Ohio. Al cumplir Liam los 11 años decidieron que sería buena idea irnos a Malibú, California.

Ahí conocí a la que hasta ahora es mi mejor amiga, Lisa Carson. Cuando cumplí 15 me arrastraron a Budapest. Asi es, yo no quería venir aquí, por primera vez en mi vida me había sentido arraigada a un lugar, Malibú era genial y al llegar a Budapest no me gustaba, luego me fui acostumbrando y aunque toda mi vida he practicado patinaje artistico sobre hielo aqui he tenido mayor oportunidad de competir.

¿Ahora comprenden? mis padres son demasiado desconsiderados con mi hermano y yo. Y ahora me arrastrarán a Dublín. Que mierda.

Me coloqué mis auriculares y puse play a una canción que desde este momento amaría: Budapest de George Ezra.

Adiós Budapest. Nos volveremos a ver.
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Bueno, decidí subir el prólogo ya que ya lo tenía escrito. Los capítulos serán mas largos que el prólogo y subiré los martes y jueves. Los llamaremos #MartesdeSAI y #JuevesdeSAI

espero les guste la historia. Voten y comenten porfavor! <3 un abrazo, espero les guste.

Enamorando A DeclanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora