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Christopher.

Arrojo el vaso de licor contra la pared en lo que grito de frustración, mis hermanos están igual que yo, Ilenko en un rincón con la cara entre sus piernas y Iván mirando el cielo desde la ventana mientras lágrimas bañan sus ojos.

No es el único.

— ¿Porqué ella Chris...? —es Ilenko quién me habla y lo miro, está devastado —. ¿Porqué Aleska?.

—No lo sé —susurro.

Sí tan solo Rick James no se hubiera cruzado en su vida, nuestra hermana no estuviera muerta, joder ella esperaba un bebé y de ese desgraciado.

—Voy a vengarla —jura mi hermano —. Rick James y toda su familia va a pagar por la muerte de nuestra hermanita.

—La venganza no nos va a devolver a Aleska —trato de hacerlo razonar.

— ¡No me importa! —grita y en sus ojos solo hay ira —. Pero al menos sabrá que la vengamos.

Suspiro y asiento. Se de sobra lo terco que es Ilenko, joder yo también estoy sufriendo pero la venganza no es lo correcto.

Somos 4 hermanos, bueno, éramos. Ahora somos 3, Ilenko, Iván y yo, nuestros padres murieron cuando apenas éramos unos niños y tuvimos que aprender a defendernos solos de la vida.

De los 4, Aleska era la menor y por ende la más consentida en la familia, la única mujer, hasta que un maldito día se enamoró y esa fue su perdición.

Rick James fue su perdición.

Y nosotros seremos la suya.

Una amiga cercana de nuestra hermana nos contó que ella la acompañó a la hacienda James Mitchels, donde mi pobre hermana descubrió que ese infeliz es casado y con hijas, nos contó que la humillaron y la trataron como la peor escoria en el planeta.

Eso llevó a mi hermana al suicidio.

Cierro los ojos y aún visualizo su piel pálida, sin vida, sus hermosos ojos que ya no nos mirarán con amor cerrados, su cuerpo sin pulso. Su corazón había dejado de latir.

No quiero hacerlo, pero mi hermano tiene razón, ese hombre debe pagar por el engaño hacia mi hermana, sí estaba casado era mejor mantener su maldita polla quieta y no andar embarazando jóvenes indefensas.

No sé cuánto tiempo pasa solo sé que amanece y todo está tirado. Ilenko sigue en el mismo rincón y Iván no está.

De seguro anda tras las faldas de Liz Molina.

Este bruto no aprende.

—Hoy iremos a la hacienda donde vive ese hijo de perra —espeta Ilenko con voz gélida y asiento.

—Vamos a demostrarle que con los Morgan no se juega y que aún después de muerta, Aleska tiene quién la defienda —digo con voz ronca.

Al abrir la puerta nos encontramos de frente con Iván, no tiene buena cara y además tiene aspecto de recién follado.

— ¿A dónde van? —pregunta extrañado.

—A la hacienda James Mitchels a hacerle frente a Rick James.

—Voy con ustedes.

Subimos a mi camioneta y nos dirigimos a nuestro rumbo.

Somos una familia pobre, pero unida, y el problema de uno es el de todos, lamentablemente no supimos por lo que estaba pasando nuestra hermana, de ser así hubiéramos obligado a ese hijo de su madre a casarse y hacerse responsable de lo que hizo.

Pasiones Candentes [Chrischel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora