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Rachel.

«Me quitó el pantalón y lo ayudé a terminar de quitármelo junto con mis bragas quedando enteramente desnuda de las caderas para abajo, me recosté del sofá, mientras él se terminaba de bajar la bragueta y...»

— ¡Las pelotas del marrano!.

Suspiro cerrando mi libro al oír el grito de mi abuelito.

De seguro se volvió a pelear con mi mamá y Antoni.

Me levanto de la cama y salgo de mi cuarto, bajo hacia la sala donde evidentemente están mis hermanas, cada una al lado del abuelo y mi mamá y Antoni con cara de pocos amigos.

—Papá, Antoni solo quiere lo mejor para tí —dice mamá.

—Que va a querer lo mejor para mí este mequetrefe que ni siquiera es capaz de hacer feliz a mi nieta —se burla mi abuelo.

— ¡Papá!.

—No puedes negarlo Luciana, condenaste a Rachel al infierno al casarla con este demonio —le recrimina.

—Don Boris no diga esas cosas, Rachel y yo nos casamos porque nos amamos —se defiende Antoni y ruedo los ojos ante su descaro.

Me obligaron a casarme contigo my friend, porque ibas a quedarte solterón.

— ¡Ay por amor a dios Antoni! —se ríe Emma —. Eso no lo cree nadie, solo tienes que verle la cara a mi hermana para saber qué NO te soporta.

—Emma tiene razón Antoni —la apoya Sam —. No eres más que un grano en el culo en la vida de mi hermana.

—Y una sabandija asquerosa pegada a esta familia y a la fortuna James —termina el abuelo.

— ¡Niñas a sus cuartos! —vociferea mi mamá y decido intervenir.

— ¿Porqué te enojas si tú más que nadie sabe que no están diciendo ninguna mentira? —frunzo el ceño.

—Rachel...

—Rachel nada mamá —camino hacia mis hermanas y las abrazo —. Ni mis hermanas ni mi abuelo tienen la culpa de que seas una maldita déspota y me hayas obligado a casarme con él —señalo a Antoni.

Luciana me mira con la boca abierta y lágrimas se acumulan en sus ojos.

—No iba a permitir que tú reputación quedará manchada, no luego de esa noche —niego con la cabeza riéndome amargamente.

—Mi jodida reputación quedó manchada desde esa noche donde tenía 15 y me mandaste a las caballerizas —empiezo y se tapa los oídos moviendo la cabeza de un lado a otro mientras Antoni la abraza —. ¿Qué? ¿Ahora no quieres escucharme?.

—Ya basta Rachel, estás alterando a Doña Luciana —me regaña Antoni y lo fulmino con la mirada.

—Tú a mí no me dices que hacer Mascherano.

— ¡Eres mi esposa!.

De mentiras my friend.

— ¡Por un maldito papel! —exploto de rabia —. ¡Yo no te amo ni jamás te voy a amar!.

—Esa es mi nieta —dice mi abuelo.

—Y con respecto a mi abuelo, no te quiero involucrado en su salud ni opinando sobre ningún tema que tenga que ver con él —advierto.

—Rachel —intenta hacerme razonar —, Antoni es tu marido, es parte de la familia.

La miro con dagas saliendo de mis ojos.

—Será de tú familia, mi familia murió junto a mí papá, y ahora, lo son estas tres personas que ves aquí, nadie más —le doy un beso en la mejilla a mis hermanas y a mi abuelo y salgo de la sala dirigiéndome a la que era la oficina de mi papito pero ahora es de mi insoportable madre.

Pasiones Candentes [Chrischel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora