WORLDWIDE - ADRIDOBYLUS

Tanzania III

Aria

Hoy nos levantábamos todos, como de costumbre, muy cansados.
Todos menos Borja, que se hincha de pastillas para abuelas cada noche.

—Buenos días —dije estirándome.
—Gracias por despertarme de un codazo, Aria —bostezó a mi lado Adrián.
—Perdón por darte —me giré para disculparme por un codazo que le había dado en la cara al estirarme.
Este me miró indiferente y me tapo la cabeza con la sabana. Acto que hizo que Borja se destapase e hiciese como una especie de gruñido.

—¡Pesados! —gritó mientras estiraba del otro extremo de la sabana.
—Bueno, y aquí tenemos un claro ejemplo de cómo se despiertan los chavales. Son la alegría de la huerta —Plex hablaba a la cámara acompañado de Jopa.
—¡Calla! —dijimos Adri y yo al unísono mientras le lanzábamos nuestras almohadas a Dani.
Tras ese acto, los dos comenzamos a reírnos por la conexión que habíamos tenido en ese momento.

—Levantaros y vestiros, que hay que ir a desayunar y juntarnos con Macumba —Dani nos lanzó de vuelta las almohadas.

Mientras nosotros hacíamos lo que nos había mandado, el alto seguía con el vlog.

—Hoy vamos a hacer otro safari. A ver si con suerte vemos guepardos o hipopótamos, que Macumba nos dijo que solo se veían de seis de la madrugada a pocas horas de la mañana y... —miró su móvil—. Son las once y media.

Rápidamente, nos fuimos a reunirnos con el guía, a desayunar e irnos al safari.

Hoy en el coche íbamos situados Macumba y Plex delante, Borja y Jopa en el centro y atrás del coche, Adri y yo, ya que no queríamos ir con los chillidos de los últimos nombrados.

Durante este, conseguimos ver guepardos, hipopótamos, jirafas, leones e incluso elefantes.

Es una locura el tener a todas esas especies de animales delante de tus ojos y ver el tamaño que tienen todos.

—Dios, mirar el hipopótamo este —dije asomándome por la ventana que estaba en el lado de Adri.

El hipopótamo se encontraba sumergido en una especie de lago bastante turbio.

—KaKa, hemos visto los guepardos y los hipopótamos sin despertarnos a las seis eh, la vida hoy nos sonríe —comentó Plex mientras grababa a semejante animal refrescándose en el lago.

Conforme iba avanzando el vehículo, iban apareciendo más y más hipopótamos en el mismo lugar donde se encontraba el anterior.

—Adrián, por dios, graba algo con la cámara retro que tienes —le pedí.
—Aria, déjate de cámara retro, que eso se ve horrible luego —se giró hacia Dani hacia mí y vio cómo Adrián estaba grabando una toma de los hipopótamos.
En eso, el copiloto me miró y le saqué la lengua, ya que me había salido con la mía.

—Ala Plex, tienes una toma preciosa y encima sale Aria vacilándote —se rio Adrián mientras grababa cómo le sacaba la lengua a Dani.

Tras ello, guardó la cámara y volvió su vista al paraíso animal que teníamos ante nosotros.
Durante el safari el dúo sacapuntas siguieron en la misma línea que ayer. Cada animal que se acercaba, se alteraban.
Se alteraban y Borja jalonaba de nosotros para que no nos asomásemos de más por la pequeña ventana del vehículo.

Unas horas más tarde, terminamos el safari y fuimos a comer.
—¿Plex, tú tienes canción, verdad? —le preguntó Macumba a mi amigo, el cual le miraba sorprendido—. Una que habla de coches, dinero y viajes.
—Sí, mucho autotune —rio el cantante—. ¿Pero cómo ha llegado hasta aquí, KaKa?
—Yo estudio español y busco canciones en español para entender el idioma —nos explicó Macumba—. Pero tú cantas bien, eh, KaKa. —Plex le sonrió.

Una vez terminamos de comer, nos dirigimos al lugar donde habitaba la famosa tribu de la cual Macumba nos llevaba hablando desde que habíamos llegado a Tanzania.

Los pertenecientes a ella, nos recibieron con un baile de bienvenida, se presentaron y explicaron varias cosas sobre su cultura, de  cómo vivían, la manera de comunicarse...

Tras la explicación nos ofrecieron ir a cazar con ellos.

Durante la caza, aparte de no haber conseguido ni una misera presa, casi nos caemos y causamos que ellos tampoco consiguieron hacerlo.

Uno de los mandamases, encontró una especie de ave y fue corriendo tras ella. A lo que Jopa quiso grabar como lo cazaba y corrió tras él.

Lo que pasó después, es una anécdota graciosa.

Jopa, en la persecución del ave, se tropezó con una roca y cayó de pleno contra el suelo, llevándose con él a Borja. Los demás logramos escabullirnos y salir ilesos, porque si no, hubiera sido un efecto dominó gracioso.

Y, después de la, para nada gratificante caza, cenamos junto a ellos y nos fuimos a dormir.

—¿Illo, pero esto qué es? —Jopa miró a Macumba al ver dónde íbamos a dormir—. ¿Qué es un castigo por caerme durante la caza? Lo siento.
Jopa estaba así porque íbamos a dormir en una tienda de campaña en mitad de la nada.

A unos pocos kilómetros de distancia de donde habíamos visto los guepardos, leones y cualquier fiera de esta mañana.

—Oye, ¿alguno está despierto? —habló Daniel —. Me encuentro fatal, tengo mucho frío.

Todos los presentes nos incorporamos y vimos a Daniel envuelto en su abrigo y metido en el saco de dormir cual kebab.

—A ver —me acerqué a él y le puse una mano en la frente—. Creo que tienes fiebre Dani.

No comprendía mucho de cómo tomar la temperatura con la mano. Pero el chico, envuelto delante de mí, estaba completamente ardiendo.

—Será por insolación o algo, porque me duelen los ojos y todo.

El afectado cogió un par de medicamentos que la madre de Jopa nos había dado, con la descripción escrita de cada uno y de cuando usarlo, y se puso a descansar.

Al ver que no podía dar mucho más contenido, Borja y yo grabamos el outro del vídeo y nos fuimos a dormir también.