No te recuerdo. (Papufresco)

Refrescar la memoria

Las clases matutinas ya había terminado, podía seguir sintiendo la mirada de aquel chico en mi, era familiar e incómodo. Sabía que se me hacía familiar pero no recordaba nada, mi memoria bloqueaba esos recuerdos tal vez. Sigo en duda, aunque el chico es raro, espero no verlo más después de este día, ya tenía mi puesto planeado con Ricardo.

—¿Qué tanto me vez cuck?—Pregunto en el ambiente tenso mientras buscaba un par de monedas, aunque sea un dulce me iría bien. Mi lengua no había probado más que el monótono sabor del agua en días.—¡Ah! Nada papu, solamente, olvídalo.—Me respondió aún con su tonta sonrisa en la cara, se me hacía molesto sin importar que fuera educación.—Eres bien autista ¿verdad?—Le dije en toda la cara mientras salia salia y acomodaba mis lentes, había conseguido unos 5 pesitos, encontré diamante en mi mochila más vieja, asombroso.

—Ay...—Con algo de sorpresa todavía, agarro su teléfono y salió de la sala, Luis desconocía todo, era mejor simplemente dejar pasar este día, pues no era el caso de Luis.—Y pensar que prometí no usarlo más.—Entro en Facebook con agilidad, a la vez intentando hallar un banco u asiento libre.

Luis encontró un banco, tomando asiento mientras tecleaba con agilidad, al parecer Facebook guarda una muy buena cantidad de recuerdos de el chico, y a la vez "momos" eso hacia más difícil las busca del chico al distraerse con aquellas publicaciones.

Aunque había demorado un tiempo más del esperado encontró una foto de él y Miguel, se veían más niños, era claro habían pasado 7 años, la mala calidad de la fotografía lo confirmaba. Puede que hasta la memoria de ambos sea borrosa de sus momentos juntos, pero eso no le importaba a Luis, Luis logró visualizar a Miguel por los pasillos al lado de otros 3 chicos, que después se fueron. Queriendo aprovechar esta oportunidad Luis se apresuró en ir por aquel pasillo.

—¡Hola papu!—Saludo sorpresivamente, logrando una mueca de parte de Miguel.—Déjame en paz grasozzz, no quiero que me vean con autistas como tú.—Dijo con enojó, su dedo empujó de manera leve, se dio la vuelta intentando irse hasta que la mano del más alto lo detuvo, volteó un poco para encontrarse con esa estúpida sonrisa otra vez, era una sonrisa falsa. Igual que la de el. Pero ¿quién el?—¡Suéltame carajo! ¿Quién mierda te crees?—Grito Miguel apartando con brusquedad la mano del contrario.

—Te quería enseñar algo papu, además mi jefa dice que hay que ser amables.—Decía el, la rabia de Miguel se centro en su puño, con agresividad golpeó la nariz y cara en general de Luis.—Borra esa estúpida sonrisa. ¡Ahora!—En cada palabra su voz se hacia más fuerte, aquella sonrisa era un mal recuerdo. Su mente lo traicionaba cada segundo y minuto. Su puño se volvió más suave, ¿por que lo veía a él? Aquel momento, el dolor y palabras eran dolorosas.—Eres un maldito mentiroso, papá.—Susurró esto antes de dar otro golpe que está vez fue interrumpido por su amigo, Ricardo y a la vez veía como ese chico se levantaba con la misma sonrisa. Odio su maldita sonrisa.

—¡Suéltame carajo, él es el culpable!—Le grite en la cara, sin pensar, él me vio con preocupación estábamos en una sala vacía, de igual manera quería seguir golpeándolo, puede que sean diferentes pero su sonrisa es la misma que en ese momento. Sigo sin estar limpio y ese pensamiento me abrumaba más y más, sabía que no era la culpa de él, era mía pero ¿Porqué me seguía abrumado? Tal vez solo deba olvidar y perdonar, aunque siga con ese dolor y marcas que siguen manchadas de el color escarlata sangre.

—¡Dios mío! ¿Qué mierda te pasa Miguel?—Cuestionó Ricardo con temor a ser encontrados.—Te van a expulsar por ese grasoso, y porque te pusiste como loco maricon.—Dijo mientras sacaba su teléfono.

—Cállate Ricardo.—Exigo Miguel en un grito algo agudo, su mirada estaba perdida, tenía miedo y rabia. No sabía como manejar eso.—Si me dices otra vez maricon te juro que...—Hizo una pausa acercándose a su amigo dándole un empujón.—Todos sabrán sobre eso.—Soltó en su rabia, la mirada de su amigo describía perfectamente como se sentía, como dicen, los ojos nunca mienten.

—¿Qué carajos te pasa?—Pregunto Ricardo su voz entonando más en cada palabra, aun que tuviera un miedo considerable no se dejaría intimidar por su amigo.—Mejor vete a comer hijo de puta.—Cada una de esas palabras fueron muy directas y sin sentimiento alguno.—Adiós.—Se separo ágil Miguel saliendo de la sala, el timbre ya había tocado, el silencio de los pasillos era abrumador. Ricardo tenía razón a lo mejor.

Luis estaba en su pupitre con la mirada algo pérdida, por aquel golpe su pantalla del teléfono se rompió, solamente tenía que ganarse su confianza y será más fácil, solo saber un poco más sobre el sería de ayuda. ¿Cierto? Lo mejor en ese momento era pensar positivo, su rostro estaba algo adolorido, a si que solo intento pasar la hora haciendo lo que decía el profesor.

—¡Hola! ¿Eres Luis verdad?—La voz femenina de una chica con pelo rizado y piel algo bronceada tomo la atención de Luis, la sonrisa de la chica era dulce intentando ocultar sus cartas secretas.—Escuche que tuvieste una pelea con Miguel ¿Qué pasó, qué buscabas y porqué la reacción de ese tipo?—Pregunto ágilmente sin dejar esa amable sonrisa de su rostro.—Pues, yo le quería mostrar algo.—El sonido de la puerta abriéndose fijo la mirada de la mayoría en quienes entraban.—Ese tipo y Ricardito, siempre tarde a la 3 hora.—Comentó la chica levantándose del puesto de Miguel con algo de nerviosismo.—Cuéntame los detalles a WhatsApp, mi número ya está anotado lindo.—Despidió la chica dejando a Luis sin palabras, la mirada de Ricardo sobre Luis era aterradora, dio una última mirada antes de voltear y volver a su puesto.

—Oh, ¿ahora yio que hice?—Pregunto Luis con duda plasmada en su cara, su mirada nuevamente perdida. Hasta el sonido de la voz algo quebrada de quien hace una hora le había partido la nariz.

—Quítate, no puedo pasar a mi asiento.—

BUENOO, AVANZE ESTO, LES JURO QUE EN SEMANA SANTA LES DOY MAS CAPSS, ANDO SECA DE IMAGINACIÓN CMO DECIA, DEN IDEAS EN FIN. LOS AMOOO BYEEEE