|00| Dream childhood

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Desde que tenía memoria, su infancia estaba llena de recuerdos con Kachan, ese amigo que siempre había estado con el.

Ese chico que siempre fue una constante en la vida del otro, y no lo podían evitar. Era como si el destino estuviera en su contra —en perspectiva del cenizo—, si no hubieran sido cercanos, aún así se verían.

Tuvieron la maravillosa suerte de que sus madres eran mejores amigas de la preparatoria, amigas que podían tranquilamente salir por un café y hablar por horas, amigas que iban a la casa de la otra a preparar la cena para tener una comida con la familia de la otra.

Supone que por ese tipo de acciones ahora se le hace común llamar "tía" a la madre de Kachan. Y también para el es común o un hábito llamar al cenizo "Kachan".

Aunque el otro dijera que era un apodo de niños, el le tenía un gran cariño. Después de todo era lo único que seguirá "igual", junto con el apodo que le puso el cenizo, Deku.

Kachan, un apodo que le puso desde pequeños al no poder pronunciar bien su nombre.

Deku, un apodo que también existe desde su infancia pero con un significado, no tan agradable. En palabras del cenizo, significada "inútil". Y solo por ser torpe, asustadizo, llorón, etc, etc. 

Honestamente nunca comprendió del todo por qué se había ganado el odio de Kachan. Después de todo Kachan era mejor que el, en todo.

En la infancia de los dos fueron obligados a convivir con el otro, al punto de que fueron mejores amigos.

Pero después de los años, eso cambio.

De un día a otro el cenizo empezó a ser más gritón de lo que era. Ahora ya salía con sus demás amigos y a él lo dejaba a un lado. Se comportaba como si el no existiera.

Cómo si odiara su presencia.

Recuerda un poco que pedía que cambiarán las cosas, que Kachan no odiara su presencia.

Se sentía feliz por ver al cenizo tener más amigos, pero le entristecía que el no estuviera con el, a su lado.

¿Entonces todo lo que pasaron juntos fue un engaño?, ¿Todo fue solo porque sus mamás los juntaron?, ¿En verdad hubiera preferido Kachan no conocerlo?

Su pequeña cabeza se hacía preguntas cada noche, aunque nunca obtuvo una respuesta. Solo obtuvo insulto tras insulto, golpes, malas caras, burlas. ¿Qué había hecho?

Su infancia soñada sería que hubieran seguido juntos, como mejores amigos. Que cada noche, como hacían, salieran al patio y vieran las estrellas, con una esperanza de poder contar las mil estrellas.

Y que al regresar leyeran el cuento que tanto les gustaba.

Supongo que es pedir mucho.

Un cuento de mil estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora