⌗𝟎𝟒.

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Hunter:




Luego de aquella noche, había comenzado a pensar que ella no era tan irritante como parecía. Cargaba con algo que la atormentaba y escondía esos sentimientos tras una personalidad arrogante, que al mismo tiempo era dulce y amable. ¿Para protegerse?, sí, tal vez.

Tal vez se parecía a mí.

Al día siguiente después de eso, la llevé conmigo al mercado de Latissa para que comprara las cosas que necesitara, especialmente ropa.

Nos separamos al llegar para aprovechar mi estancia allí y encargarme de un mandado. Una vez acabé me detuve a esperarla en un lugar no tan lleno de gente. Tenía cosas que hacer, pero no podía dejar que llegara sola al castillo, se metería en problemas y era lo menos que quería.

No tardó en aparecer. La reconocí rápidamente a pesar de la ropa que traía: se veía cómoda, pero era llamativa. Había visto fotos de humanos anteriormente, y su forma de vestir era prácticamente idéntica. Pero algo sí me gustó: el chaleco tejido color lila que traía, era lindo. Igual, terminé haciendo una mueca de asco.

No mientas, te gusta cómo se ve.

—¿Y?, ¿qué tal? —preguntó, girando sobre sus pies, sonaba feliz.

—Meh, yo que sé —me limité a decir y comencé a caminar.

Había algo que me traía intrigado desde la noche anterior: la magia que utilizaba. Desde que la conocía no la había visto usar magia ni tampoco la había mencionado, hasta el momento en que tuvo la confianza para contarme sobre ella. Utilizó magia del aquelarre de ilusionistas, pero estaba seguro que había algo más. Mencionó que su familia tenía antecedentes criminales, según el aquelarre, y yo sabía que ese tipo de cosas normalmente se inclinaban a los brujos de magia salvaje. ¿Ella también lo practicaba?

Tenía mis dudas. La tarde que la conocí estaba muy herida, y me era difícil creer que no utilizó algún hechizo para mantener la conciencia por todo el tiempo que pudo haber pasado así. Si practicaba la magia salvaje, entonces ya teníamos un gran problema.

—Oye, una pregunta —rompí el silencio y ella caminó junto a mí para poder mirarme—. ¿Qué magia practicas?

—Magia de ilusionistas —contestó rápidamente—. Aunque, también magia de curación y otras más...

—Lo sabía —susurré para mí, y me volví a ella nuevamente—. Debes de saber muy bien que eso no está permitido, ¿verdad?

—Sí, lo sé, pero míralo así -se estuvo frente a mí, haciendo que me detuviera—: Si tengo problemas serios, y no hablo de una pelea o cosas así, ¿crees que solo saber manejar las ilusiones me ayudarían a mantenerme con vida siquiera? —reanudó el caminar—. Vivo en viajes y aventuras, conozco mucha gente y me he topado con criaturas peligrosas...no estaría contándote ahora mismo si no hubiese aprendido todo lo que aprendí.

En cierto sentido, tenía razón, pero no iba a dársela. Aquellas reglas habían sido puestas desde hacía mucho tiempo, quien la rompiera debía ser encerrado.

—¿Vas a encerrarme? —la escuché decir nuevamente, mirándome por encima del hombro.

Era como si me hubiera leído la mente.

—No, por ahora —dije de manera despreocupada—. Pero si utilizas más de un tipo de magia frente a otros de mi aquelarre, dejaré que te encierren. ¡Es más!, te enviaré cartas de regalo.

Frunció el entrecejo y yo reí un poco, era divertido fastidiarla, y más por el hecho de que se enfadaba muy rápido.

Continuamos caminando, ella se había adelantado. Mi plan era sencillo: llevarla de vuelta al castillo, hacer que nada pasó y seguir con mi trabajo. Pero mis pensamientos fueron interrumpidos, ella se detuvo.

Yin-Yang | The Owl House Donde viven las historias. Descúbrelo ahora