Hunter:
Estaba exhausto.
Había fracasado. La noche no había sido buena. Una humana entrometida, una enana entrometida, un atentado contra mi vida, un duelo y sin un maldito taliamigo.
Mi cuerpo y mente eran un caos. No esperé mucho para ir con Belos y contarle lo que había pasado tras mi terrible fracaso. Aunque estaba muy avergonzado. No me atrevía a mirarle la cara en ese momento, y por alguna razón, tampoco me atrevía a mirar a Odette.
Ella seguramente llevaba toda la noche esperándome, ya que para cuando llegué casi al amanecer, mantenía sus ojitos cansados aún fijos en un libro, y cuando me vió se preocupó demasiado. Digamos que yo no volví en las mejores condiciones.
No le di explicaciones de absolutamente nada, simplemente hice un berrinche y le dije que debíamos ver al Emperador inmediatamente antes de que un tercero lo hiciera. Y ahí estábamos, en la fría sala del trono. Yo sometido a la vergüenza y ella realmente confundida.
-Así que regresas sin nada -dijo Belos de forma severa, y por el rabillo del ojo noté que se puso de pie-. ¿Así me agradeces todo lo que hice por ti?
-¡Claro que no, quiero ayudar! -dije rápidamente, aún algo temeroso-. Eh... y sí me dices qué magia salvaje te hizo esto, podría encontrar una-...
No pude acabar. Una ráfaga de viento pasó justo al lado de mi oreja y yo tuve que inclinarme un poco a un costado y quedarme estático para que el brazo monstruoso de Belos no me hiciera daño. Lo había hartado con mis excusas, con el mismo tema todos los días.
Una vez que me quedé quieto, Belos contrajo esa cosa y yo solté un suspiro.
-Discúlpame... hablé de más -murmuré-. No lo volveré a hacer.
Sentí que Oddy jaló un poco mi capa, giré lentamente mi mirada y me encontré con que me tenía fuertemente agarrado del borde. Se veía asustada pese a tener su mirada clavada en el suelo. Aparentemente, ella no había superado aún la vista de esa parte de Belos.
Pronto, el Emperador comenzó a quejarse y supe lo que significaba. Quise saltar hacia él como solía hacerlo, pero algo me retenía. Simplemente me quedé quieto en mi lugar. Ya no me sentía digno de ayudarlo. Le había fallado, ¿qué más esperaba?
-Estos exabruptos son tan dolorosos como verte fracasar...-murmuró Belos, y pude notar el brillo azul en sus ojos-. Sé que puedes hacerlo mejor, Hunter.
Sonreí un poco en medio de mi vergüenza y con la vista al suelo. Él siempre había tenido altas expectativas sobre mí, y por alguna razón, nunca daba lo suficiente. Nunca se veía satisfecho, él me alentaba, pero yo sentía que fallaba cada vez más.
Al salir de la sala, Oddy tomó mi rostro entre sus manos para examinarme un poco, a lo que yo deshice su agarre de forma rápida antes de darme un segundo de sentirme nervioso o sonrojado por su tacto frío.
Yo estaba bien y no necesitaba que se preocupara. Sí, estaba decepcionado de mí y sabía que Belos también y era algo que me perseguía, pero estaba perfectamente bien. Aunque no la culpaba por estar preocupada, me alegraba el hecho de que quisiera cuidarme, pero no lo necesitaba.
-¿Me puedes...-iba a preguntar, sin embargo, la voz de una tercera la interrumpió.
-¿Guardia Dorado?, ¿estás vivo? -dijo Kikimora, sorprendida, cómo si hubiese visto un fantasma-. Digo... escuché sobre el accidente en Latissa.
Hazte la inocente.
-¿Accidente? -repitió Oddy, mirándome con preocupación.
-Por suerte, unos viajeros me ayudaron -dije con arrogancia, esbozando una pequeña sonrisa maliciosa-. Así que, en realidad estoy muy bien. Parece que tuviste una noche difícil...
ESTÁS LEYENDO
Yin-Yang | The Owl House
Novela JuvenilDos polos opuestos que se complementan a la perfección. Hunter, Guardia Dorado y mano derecha del Emperador Belos, aparentemente llevaba una vida normal y completa, en sus pensamientos no existía cosa alguna que le faltara. Pero pasaba por alto el...