20.Cuidados Intensivos.

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Axel Connor

Atenea habia nacido, pero habia entrado en paro respiratorio, y April habia tenido una descompensacion, y empezo a convulsionar.

Entre a mi habitación en el hospital, estampando la puerta fuertemente. Queria tirar todo, queria llorar, queria que todo estuviera bien. Tenia miedo, no podia perderlas a ambas, no seria nada en esta vida sin ellas.

Los doctores dijeron que harían todo lo posible, pero no era suficiente para mí. Me habían sacado de la sala en contra de mi voluntad, yo solo quería quedarme a su lado. Ver a mi hija tan débil y tan morada, y al mismo tiempo, ver a April convulsionar en plena labor de parto, me tenía enfermo. No podía no evitar sentirme culpable, si ella no me hubiera conocido nunca, nada de esto hubiera pasado, quizás nunca debí volver.

-¿Axel? ¿Que pasa?-dijo mi mamá mientras me abrazaba. Me rompí en sus brazos, llorando como un niño.-Shh.. Ya esta hijo-dijo mi mamá con la voz entrecortada mientras me acariciaba por la espalda.

Soltaba leves gritos ahogados, y las ganas de vómitar se aumentaban cada vez mas en mi interior.

-Señor Connor, tenemos noticias de su hija-dijo la enfermera entrando en mi habitación, rápidamente me separe de mi mamá, esperando respuestas-Tuvimos que entubar a la bebé, ella se encuentra en cuidados intensivos en este momento, estamos en espera de que ella resista al menos esta noche. La nena sufrió un paro respiratorio gracias a la descompensacion que tuvo su esposa. Ella se descompenso por que su presión se bajo rápidamente a la hora del parto, debido a tantas emociones que ella pudo tener. April está bien, está fuera de peligro por el momento, la bebé está siendo alimentada por sondas, la podrán ver hasta que salga de cuidados intensivos. Su cirugía sera en unos minutos, preparese. Sin nada más que decir, me retiro.-dijo la doctora con una leve sonrisa, para luego marcharse.

Sentí el alma partirse en mil pedazos, April estaba bien, pero, mi hija estaba en riesgo de morir, yo no podía hacer nada para ayudarla, me sentía inútil, me sentía inservible.

Observe de reojo como mi mamá y la madre de April lloraban, pero yo simplemente estaba estático, mientras las lágrimas rodaban por mis mejilla.

El mundo se me había venido encima, como si se tratase de un huracan.

Una parte de mi corazón se la había llevado Atenea, y la otra se la llevó April.

***

April Jones

Desperté.

Transpirada, y con el sonido de la maquina atormentandome la cabeza. Observe todo mi alrededor, estaba en una habitación del hospital, mire todo a mi alrededor en busca de respuesta, hasta que me encontré con Clara y Sebastian dormidos en el sillón, frunci el ceño al recordar todo lo que sucedió.

-Chicos-hable en tono bajo, pero ni se movieron-¡Chicos!-grite esta vez, provocando que se levantarán de un brinco.

-¿Que? ¿Que paso?-preguntaron ambos

-Lo mismo me pregunto yo. ¿Dónde está mi bebe? ¿Donde está Axel?-dije con preocupación

-Axel esta bien, el transplante salió perfecto, en un mes se le harán nuevamente las pruebas para ver si el transplante de médula osea dio resultados, en este momento está descansando en su habitación-dijo Sebastian.

-Y bueno, tu bebé está bien, solo está en cuidados-dijo Clara sin verme a los ojos, provocando cierta duda en mi interior-Solo que no la puedes ver, por que esta en un chequeo y tu estas algo delicada-dijo aun sin verme a los ojos.

-Clara, no me mientas-dije al saber que ella me estaba mintiendo con descaro.

-No te estoy mintiendo-dijo Clara, quien fue interrumpida por Sebastian.

-Basta. No le mientas más, solo vas a provocar que le duela más cuando se entere. Es su hija, y tiene todo el derecho del mundo de saber la ver-dijo Sebastian.

Sentí como una si se me clavara al corazón, mis ojos se empezaron a cristalizar, y las lágrimas comenzaron a salir.

-Atenea esta en cuidados intensivos. Ella sufrió un paro respiratorio, no a muerto, pero las probabilidades de que su cuerpo resista son pocas. Lleva así de desde ayer-dijo Sebastian haciéndome romper en llanto.

Me levante de la camilla, y rápidamente senti un dolor terrible, pero lo ignore, tome el portasueros con una de mis manos, decida a salir de la habitación para buscar a mi hija.

-April, no puede ir-dijo Clara impidiendome el paso.

-¡Quítate, maldita sea!-dije mientras la apartaba con brusquedad de la puerta.

Comencé a caminar por los pasillos del hospital para llegar al ascensor, con un dolor terrible apoderándose de mi cuerpo, pero las ganas de ver a mi hija eran aún mayor.

Apreté el número de piso donde estaba ubicado cuidados intensivos, me sente en el suelo del ascensor, dejando que las lágrimas  se apoderaran de mi, sentí como si me estuviera muriendo por dentro, solté un grito ahogado mientras más lagrimas salían de mis ojos. Mi bebé, mi hija, mi princesa, estaba en riesgo de perderla, no podia esto estar pasando, me negaba a perder a mi hija.

Las puertas del ascensor se abrieron, indicandome que había llegado, me levante con ayuda del portasueros, y empece a caminar.

-Señorita, usted no puede estar acá-dijo la recepcionista.

-Me importa un carajo-le dije mientras caminaba.

Abrí las puertas de la habitación, y me encontré con diez bebés en la misma sala, empecé a buscar, hasta que me encontré con el nombre de mi hija en una de las encubadoras.

Y ahí fue donde la mire, con su boquita abierta, gracias a que tenía un tubito dentro de ella, y tenía otros colocados en su narisita, para que pudiera respirar, estaba dormidita, y solo sonoba la maquina de fondo, que indicaba su estado cardiaco.

Las lágrimas se apoderaron de mi, haciendo que comenzará a llorar nuevamente, sentí como el oxígeno comenzaba a faltar, y aún así, no podia parar de llorar, me estaba matando todo esto, y aún más ver a mi pequeña Atenea de esta manera tan dolorosa.

-Mi amor..-dije entre sollozos mientras colocaba mi mano encima de la encubadora.

Sentí un mareo y de pronto las piernas débiles, mi cuerpo no estaba aguantando tanta presión. El mareo se intensificó. Provocando que cayera al suelo.

Con amor / Victoria Sevilla.

Todo Lo Que Construimos #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora