ɪɴ ᴍʏ ʜᴇᴀᴅ

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𝓲𝓽 𝔀𝓪𝓼 𝓪𝓵𝓵 𝓲𝓷 𝓶𝔂 𝓱𝓮𝓪𝓭ᶜᴴᴬᴾᵀᴱᴿ ᴼᴺᴱ

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𝓲𝓽 𝔀𝓪𝓼 𝓪𝓵𝓵 𝓲𝓷 𝓶𝔂 𝓱𝓮𝓪𝓭
ᶜᴴᴬᴾᵀᴱᴿ ᴼᴺᴱ


Hay días en los que parece que el universo conspira contra ti. Es claro que nadie te prepara para ocasiones como esta, pero aún así aquí estoy, de pie en medio de nuestro departamento, preguntándome qué fue lo que hice mal.

El dolor es sofocante; trato de contener las lágrimas, pero no soy lo suficientemente fuerte. Poco a poco, me desmoronando junto con los fragmentos de mi corazón roto. Siento cómo caigo, cada vez más profundo, en un abismo sin salida. Quiero gritar, decir algo, pero las palabras se desvanecen antes de que puedan salir.

El silencio que llenaba el lugar fue interrumpido por lo único que pudo salir de mi boca: un sollozo desgarrador. El sonido resonaba en las paredes, una cruda evidencia de mi desolación. Él estaba allí, sorprendido, a tan solo unos metros de mí, la persona que una vez me prometió amarme para siempre, incapaz siquiera de mirarme a los ojos. Yo solo podía negar con la cabeza, sintiéndome vacía, despojada de las esperanzas que alguna vez tuve.

Con una respiración profunda, decido que es suficiente para mi corazón y tomo la decisión de salir. Camino a toda prisa por los pasillos del edificio, sintiendo cómo mi mundo se desmoronaba a cada paso. Él era lo único que deseaba, pero ahora, eso también se había convertido en cenizas. Al abrir la puerta, el frío del aire exterior me golpea de inmediato, intensificando mi vulnerabilidad. Pero no solo era el frío; también eran las voces de quienes me rodeaban, gritando mi nombre, preguntándose qué había sucedido.

Las lágrimas caen, una tras otra, alimentando el interés de la prensa amarilla. Ya podía imaginar los titulares de las próximas noticias: "Sylvie Dupont, vista llorando fuera de su edificio, ¿acaso Ricky le rompió el corazón?".

Mi cabeza era un caos, no sabía qué hacer. Pero como siempre, mi ángel protector estaba ahí para salvarme. Sentí cómo alguien rodeaba mi pequeño cuerpo con un brazo, acercándome a su espacio personal. Al principio, me sobresalté, pero en cuanto reconocí el aroma familiar de su perfume, me dejé llevar.

—Cerca del semáforo, yo me encargo de que salgas desapercibida —me susurró al oído con una mezcla de diversión y seriedad.

Me quedé perpleja por un segundo. ¿Qué hacía él aquí?

—Charles me obligó —continuó, con una sonrisa en sus labios—. Pero si quieres posar conmigo, siempre eres bienvenida.

Sonreí débilmente y, como me indicó, empecé a caminar. Los flashes dejaron de apuntarme, pero el eco de mi dolor seguía resonando en mi cabeza. Los golpeteos constantes de mis tacones en la acera me recordaban que, de todas las cosas que podían salir mal, este día había decidido ser el peor. Para colmo, apenas era la primera semana de enero.

—No tenías que obligar a Max, podía haber salido yo sola —dije al entrar al auto de Charles, mi mejor amigo, con el que compartía más recuerdos de los que me gustaría admitir.

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⏰ Última actualización: Oct 07 ⏰

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