Enji Todoroki uno de los hombres más exitosos y ricos de todo Japón, muchos dirían con seguridad que el tiene una vida feliz y perfecta, el lo tiene todo, una esposa que lo ama, hijos, dinero a mas no poder, éxito, lujos interminables y miles de pro...
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Aquella mañana de verano era especialmente alegre, tal vez era porque los niños esperaban con ansias la llegada de las vacaciones, tal vez porque los adultos también las esperaban con ansias, o era el hecho de que todos querían pasar un momento alegre con sus familias...aquí es cuando sabemos que para Enji Todoroki no es más que una gris y solitaria mañana, como lo han sido todas ellas durante los últimos 7 meses de su amarga vida, nada a sido igual desde su divorcio con la que era su esposa Rei Todoroki, pero como ahora ya no están casados solo es Rei Himura, desde aquello solo a podido retorcerse en su propia tristeza o ahogarse en las lágrimas de su botella, sabor a ron.
Claro que fue un hecho sorpresivo para el Todoroki, más no pudo siquiera reaccionar bien cuando lo hecho, estaba hecho, Rei y el ya no eran más esposos, ella ganó la custodia de sus cuatro lindos angelitos, su hijo mayor Touya, su princesa Fuyumi, el gordito y relleno de amor Natsuo y el pequeño, estoico y tierno Shoto su hijo menor. Y con ellos se fue su último rayo de luz y esperanza, dejándolo en aquel hoyo oscuro y frío al que llamaba soledad.
Claro, podrá ser uno de los hombres más ricos y famosos de Japón, podrá aparentar tenerlo "todo", pero ningún céntimo de su dinero y lujos podrá cubrir aquel sentimiento que lo deja hueco por dentro, dejándole un sabor amargo en su boca y secando su lengua, recién despertaba y sentía la fuerte resaca que le destrozaba la cabeza, dejándole un horrible mareo y teniendo que sentarse un momento en la enorme y fría cama para poder reponerse, así fue como finalmente se levantó y se dio cuenta de algo...su reloj despertador estaba apagado, extrañado trato de ver que pasaba con el aparato y observo desconcertado como estaba mal conectado.
Procedió a devolver el enchufe a su conector, y observó en las letras modernas color azul la hora indicada "6:50 a.m", oh no, eso era muy malo, ¡llegaba tarde a su trabajo!, inmediatamente se levantó de su cama y entre todo aquel desorden de botellas de alcohol y ropa logro llegar a la ducha, abriendo rápidamente la regadera para que el agua caliente empezara a salir, no se tomaría el tiempo de esperar a que la bañera estuviera lista.
Normalmente se levantaba a las cuatro de la mañana por el insomnio, a las cinco se empezaba a regañadientes a arreglar, a las seis desayunaba y a las siete se iba en su auto para su oficina, y a las 8:30 a.m ya estaba en su trabajo, ese era el porqué de su actual forma de apurarse, sobre todo desde que se fue su esposa era aun más lento a la hora de arreglarse...ya ni siquiera tenía ganas de hacer aquello.
Durante su ducha no regulo bien la temperatura del agua y terminó quemándose la espalda con el agua caliente, al salir mientras trataba de encontrar su ropa se golpeó el dedo pequeño del pie contra un mueble provocándole un dolor insoportable, al cambiarse por completo se dio cuenta de algo...y es que tenía un zapato de cada pie diferente, por lo tanto tardó aún más a la hora de buscar el par que le correspondía realmente. Al por fin salir de su habitación solo tomó rápido su maletín junto a su celular para ir a la cocina, en la cual no había nada para comer, así que molesto salió de la enorme propiedad y fue a por su auto.
