La oferta era sin duda tentadora. Lejos de sentir temor por aquel extraño individuo, surgió en mí un deseo enorme de ambición y poder; la fortuna se me reveló en una especie de espejismo que cruzó mi mente con la velocidad de un rayo.
La sola idea de imaginar el sin fin de cosas que podría hacer en compañía de mi esposa me hizo contemplar la macabra oferta de aquel sujeto, sin embargo, la cordura sentó base en mí y me hizo ver el error que estaba por cometer.
—Lo siento amigo, no soy un asesino —respondí con firmeza.
Estuve a punto de caer de espaldas cuando al dar la vuelta me topé de frente con aquel inquietante hombre.
—¿Acaso nadie te enseñó modales? —habló con voz amenazante—. No debes darle nunca la espalda a quien te habla, por favor no lo hagas de nuevo. He venido para ayudarte y no merezco este trato de tu parte.
—No te conozco y no he pedido tu ayuda —refuté nervioso.
—Mi tiempo es valioso muchacho y muy limitado aquí, así que no me hagas gastarlo en vano —aseveró—. Necesito que mates a un hombre y si te niegas de nuevo, tendré que actuar de otra manera ¿comprendes?
Un aura oscura pareció rodear a aquel sujeto y una sensación de miedo abrumadora me invadió de repente, jamás en mi vida me había sentido tan asustado como ahora.
De su amplia gabardina negra extrajo un trozo de papel; el material parecía ser como una especie de pergamino quemado por las orillas, en este se leía una dirección y el retrato a blanco y negro de un hombre aparentemente joven.—Este es tu objetivo —indicó aquel hombre—, solo debes ir allí y acabar con su vida. Entonces, ¿tenemos un trato?
—De acuerdo —respondí resignado—. Haré lo que me pides.
Todo era paz y tranquilidad aquella noche cuando por fin llegué al domicilio indicado en el papel; las enormes calles vacías parecían desbordar sobre mí, toda esa nostalgia que inconscientemente me abrumaba a solo minutos del crímen que estaba a punto de cometer. Permanecí un par de minutos allí, parado frente a la enorme reja de aquella residencia que se alzaba imponente y destacaba por encima de las demás, gracias a su estilo moderno y vanguardista; blanca, resplandeciente y con tonos en negro metalico, acompañada por el sordo clamor del tráfico de la ciudad que se alzaba en lontananza, avancé hasta el cerco de barrotes de acero y observé los autos en el garaje, las blancas sillas de jardín junto a la mesa de cristal y de pronto… un objeto simple pero lleno de amor me impidió cometer aquel acto tan atroz.
Debajo de una de las mesas de jardín, se encontraba una colorida pelota y un triciclo de colores tan llamativos, que me hicieron replantear lo que estaba por hacer. «¿Quién rayos soy para privar de la vida a un padre de familia? ¿Quién me da el derecho de arrebatarle la felicidad a una familia, cuando yo mismo lucho por construir la mía?»
Pensando en esto, opté por desistir de mi cometido y volver a mi domicilio, incluso supuse que quizás, si venía mañana, este hombre podría ofrecerme empleo y así evitar convertirme en asesino.Observé por última vez la casa completa con la intención de grabarme los rasgos de la propiedad y no olvidarme de la ubicación. Giré para regresar a casa con mi esposa y descubrí que aquel hombre estaba parado al otro lado de la calle mirándome con atención.
—Te quise ayudar y me abofeteaste la cara —lo escuché decir cerca de mí.
—No soy asesino —afirmé con seguridad—, así que deja de molestarme.
ESTÁS LEYENDO
Diario De Mi Esposo Millonario
AcciónLuego de que Luis perdiera su empleo y su esposa fuera hospitalizada. Un hombre de aspecto sombrío le ofrece un trato que difícilmente podría ignorar, siendo este el principio de un cómodo y peligroso cambio de vida. Para cuándo Luis logre comprende...