Capítulo 2

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Hola, soy Roberto de nuevo, volviendo a narrar esta historia que me pasó.

Al día siguiente de conocer a Catí me dió mucha curiosidad, lo de la noche anterior no pudo ser real... Espera, tenía que serlo, y si no era así ¿Por qué de repente aparecí de regreso en casa? A no ser que me haya quedado dormido en clase otra vez, lo cual no era el caso porque desperté en mi cama, lo de Catí tuvo que ser real, era tan confuso todo, pero en fin, sigamos con lo importante

Cuando desperté en mi cama me puse a pensar unos minutos en lo de la noche anterior, cosa que mi mamá notó

Mamá de Roberto: hijo, ¿estás bien? Pareces muy pensativo

Roberto: eh si mamá, solo estaba pensando en la escuela

No podía decir lo que en realidad pasó porque nadie me creería aunque sea la verdad

Mi mamá: mm bueno, ya levántate que tienes que desayunar y bañarte

Roberto: si, mamá

Cuando terminé de arreglarme para ir a la escuela, mi mamá me llevó en su auto, y en cuanto llegué, ví al bueno para nada de Demián.

Bajé del auto, mi mamá se fue y caminé hasta la entrada, de inmediato Demián me detuvo

Demián: oye tú, ¿Cómo te escapaste de la sala del conserje?

Roberto: pues yo...

Estuvo a nada de decir lo de Catí, pero me detuve y me quedé callado

Demián: no me digas que me acusaste

Roberto: no no

Demián: pues más te vale porque en donde me entere que me delataste con alguien te mato!

Me agarró de la camisa y puso su mano en posición de querer golpearme, pero fue en ese momento que ocurrió algo totalmente inesperado por los dos; el casillero de Demián se abrió solo, cosa que ambos notamos

Demián: qué fue eso?

Roberto: quien sabe, capaz y fue el viento

Demián: no seas menso, aqui no hay ni pizca de viento

Roberto: o puede que no lo cerraste bien

Demián: mm, puede ser

Volvió a cerrar su casillero

Ambos nos dirigimos a nuestros respectivos salones y durante todo el tiempo de clase no podía sacarme de la cabeza lo que ocurrió la noche pasada, sentía una gran curiosidad de saber más acerca de Catí, por lo que al llegar la hora del descanso, me fuí directamente hasta la sala del conserje, me fuí a la parte de atrás y comencé a llamar a Catí

Roberto: Catí?...

Susurré

Roberto: Catí estás aqui?...

Pasaron unos segundos y nada pasaba, pero cuando estaba por darme media vuelta para retirarme del sitio, ella apareció flotando frente a mi de golpe

Catí: hola

Dí un leve grito que gracias a Dios nadie escuchó

Roberto: oye no hagas eso me espantaste!

Dije algo molesto y catí solo se rió un poco

Catí: perdón no puedo evitarlo, soy un fantasma y eso hacemos los fantasmas

Roberto: pues trata de controlar tus impulsos fantasmagóricos

Catí: si si, pero ¿para qué me querías ver? veniste a preguntar acerca del casillero de aquel chico?

Roberto: de hecho vine a... ¿Cómo sabes lo del casillero?

Se acercó flotando

Catí: claro que sé, porque yo lo hice

Sonrió y cerró los ojos orgullosa

Roberto: ¿puedes hacer eso?

Catí: Duh, obvio, ¿no has visto ninguna película?

Roberto: pero ¿Por qué me ayudaste?

Catí: pues estaba aburrida y te ví como estabas a punto de ser golpeado en la cara, así que decidí ayudarte

Roberto: oh...

Catí: no tienes que agradecer

Catí sonrió

Roberto: ¿qué más puedes hacer?

Catí: pues atravesar paredes, hacer levitar objetos, volverme invisible y teletransportarme

Roberto: eso es todo lo que haces?

Catí: pues, aveces asusto a la gente, me da risa como salen corriendo

Soltó una tierna risa

Roberto: ya veo...

En eso, sonó la campana que indicaba que ya se había acabado el descanso

Catí: ¿ya tan rápido te vas?

Dijo algo decepcionada

Roberto: lo siento, pero tengo que ir a clases

Catí: y yo que me estaba divirtiendo... Nadie había conversado conmigo desde que morí...

Catí se puso decaída y no pude evitar sentirme mal por ella

Roberto: volveremos a hablar mañana, ¿de acuerdo?

Catí: ¿¡De verdad?!

Su ánimo volvió a subir

Catí: ¡¡muchas muchas gracias!!

Intentó darme un abrazo pero su cuerpo me atravesó sin más

Catí: ay... Jejeje lo siento...

Roberto: ehh no importa... Ya debo irme

Regresé a mi salón y todo fue con normalidad hasta la salida, donde me volví a topar con Demián

Demián: oye Boboberto

Roberto: no tengo dinero

Demián: en realidad venía a decirte que yo y los chicos iremos a una casa abandonada mañana en la noche, aprovechando que es el mes del terror

Roberto: ¿okey?

Demián: y me preguntaba si querías venir

Lo miré confundido, ¿Por qué me estaba invitando? Algo me olía mal

Roberto: no gracias, no tengo ganas

Demián: obviamente que no, tienes que ser de los chicos cool para ir, ¿O qué? Acaso eres un gallina?

Dijo en un tono crédulo

Roberto: ¡claro que no!

Hablé molesto

Demián empezó a hacer sonidos de gallina para molestarme, finalmente sucumbí

Roberto: ¡Okey, okey! ... Iré...

Demián: ¿Ves que no era tan difícil?

Se fue y yo también me fuí, aún sin dejar de pensar en que era una trampa

Mi Amiga es un FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora