Hola, soy Roberto de nuevo, volviendo a narrar esta historia que me pasó.
Al día siguiente de conocer a Catí me dió mucha curiosidad, lo de la noche anterior no pudo ser real... Espera, tenía que serlo, y si no era así ¿Por qué de repente aparecí de regreso en casa? A no ser que me haya quedado dormido en clase otra vez, lo cual no era el caso porque desperté en mi cama, lo de Catí tuvo que ser real, era tan confuso todo, pero en fin, sigamos con lo importante
Cuando desperté en mi cama me puse a pensar unos minutos en lo de la noche anterior, cosa que mi mamá notó
Mamá de Roberto: hijo, ¿estás bien? Pareces muy pensativo
Roberto: eh si mamá, solo estaba pensando en la escuela
No podía decir lo que en realidad pasó porque nadie me creería aunque sea la verdad
Mi mamá: mm bueno, ya levántate que tienes que desayunar y bañarte
Roberto: si, mamá
Cuando terminé de arreglarme para ir a la escuela, mi mamá me llevó en su auto, y en cuanto llegué, ví al bueno para nada de Demián.
Bajé del auto, mi mamá se fue y caminé hasta la entrada, de inmediato Demián me detuvo
Demián: oye tú, ¿Cómo te escapaste de la sala del conserje?
Roberto: pues yo...
Estuvo a nada de decir lo de Catí, pero me detuve y me quedé callado
Demián: no me digas que me acusaste
Roberto: no no
Demián: pues más te vale porque en donde me entere que me delataste con alguien te mato!
Me agarró de la camisa y puso su mano en posición de querer golpearme, pero fue en ese momento que ocurrió algo totalmente inesperado por los dos; el casillero de Demián se abrió solo, cosa que ambos notamos
Demián: qué fue eso?
Roberto: quien sabe, capaz y fue el viento
Demián: no seas menso, aqui no hay ni pizca de viento
Roberto: o puede que no lo cerraste bien
Demián: mm, puede ser
Volvió a cerrar su casillero
Ambos nos dirigimos a nuestros respectivos salones y durante todo el tiempo de clase no podía sacarme de la cabeza lo que ocurrió la noche pasada, sentía una gran curiosidad de saber más acerca de Catí, por lo que al llegar la hora del descanso, me fuí directamente hasta la sala del conserje, me fuí a la parte de atrás y comencé a llamar a Catí
Roberto: Catí?...
Susurré
Roberto: Catí estás aqui?...
Pasaron unos segundos y nada pasaba, pero cuando estaba por darme media vuelta para retirarme del sitio, ella apareció flotando frente a mi de golpe
Catí: hola
Dí un leve grito que gracias a Dios nadie escuchó
Roberto: oye no hagas eso me espantaste!
Dije algo molesto y catí solo se rió un poco
Catí: perdón no puedo evitarlo, soy un fantasma y eso hacemos los fantasmas
Roberto: pues trata de controlar tus impulsos fantasmagóricos
Catí: si si, pero ¿para qué me querías ver? veniste a preguntar acerca del casillero de aquel chico?
Roberto: de hecho vine a... ¿Cómo sabes lo del casillero?
Se acercó flotando
Catí: claro que sé, porque yo lo hice
Sonrió y cerró los ojos orgullosa
Roberto: ¿puedes hacer eso?
Catí: Duh, obvio, ¿no has visto ninguna película?
Roberto: pero ¿Por qué me ayudaste?
Catí: pues estaba aburrida y te ví como estabas a punto de ser golpeado en la cara, así que decidí ayudarte
Roberto: oh...
Catí: no tienes que agradecer
Catí sonrió
Roberto: ¿qué más puedes hacer?
Catí: pues atravesar paredes, hacer levitar objetos, volverme invisible y teletransportarme
Roberto: eso es todo lo que haces?
Catí: pues, aveces asusto a la gente, me da risa como salen corriendo
Soltó una tierna risa
Roberto: ya veo...
En eso, sonó la campana que indicaba que ya se había acabado el descanso
Catí: ¿ya tan rápido te vas?
Dijo algo decepcionada
Roberto: lo siento, pero tengo que ir a clases
Catí: y yo que me estaba divirtiendo... Nadie había conversado conmigo desde que morí...
Catí se puso decaída y no pude evitar sentirme mal por ella
Roberto: volveremos a hablar mañana, ¿de acuerdo?
Catí: ¿¡De verdad?!
Su ánimo volvió a subir
Catí: ¡¡muchas muchas gracias!!
Intentó darme un abrazo pero su cuerpo me atravesó sin más
Catí: ay... Jejeje lo siento...
Roberto: ehh no importa... Ya debo irme
Regresé a mi salón y todo fue con normalidad hasta la salida, donde me volví a topar con Demián
Demián: oye Boboberto
Roberto: no tengo dinero
Demián: en realidad venía a decirte que yo y los chicos iremos a una casa abandonada mañana en la noche, aprovechando que es el mes del terror
Roberto: ¿okey?
Demián: y me preguntaba si querías venir
Lo miré confundido, ¿Por qué me estaba invitando? Algo me olía mal
Roberto: no gracias, no tengo ganas
Demián: obviamente que no, tienes que ser de los chicos cool para ir, ¿O qué? Acaso eres un gallina?
Dijo en un tono crédulo
Roberto: ¡claro que no!
Hablé molesto
Demián empezó a hacer sonidos de gallina para molestarme, finalmente sucumbí
Roberto: ¡Okey, okey! ... Iré...
Demián: ¿Ves que no era tan difícil?
Se fue y yo también me fuí, aún sin dejar de pensar en que era una trampa