—¡Buenos días estrellita, la tierra te dice hola! — Saludo Satoru como todos los días, de buen humor.
El joven de cabellos rosados tardo unos segundos en procesar todo. Parpadeo un par de veces más para analizar la imagen de su esposo sonriéndole con cariño mientras en sus manos había una espátula y un sartén. Satoru seguía en pijama y el olor a café y panqueques inundo de inmediato las fosas nasales del chico ¡Ah, claro! Era domingo, era el turno de su esposo de hacer el desayuno.
Una suave risa escapó de los rosados labios del chico que caminó hasta su esposo quien le tendió una taza de café. Sin azúcar y con un poco de leche, tal como le gusta. Su esposo siempre consintiéndolo, sin embargo, al ver la ancha espalda del albino, junto a sus bien coordinados movimientos mientras volteaba los panqueques en el aire, hizo que la sonrisa del muchacho desapareciera.
—Soñé con tu muerte— dijo Yuuji quien tomó un sorbo del café.
—¿Enserio? Todos soñamos con la muerte de alguien alguna vez — dijo el mayor sin importancia.
—Satoru, vi cómo te sepultaban ¿Enserio dirás solo eso? — Respondió Itadori con voz molesta mientras dejaba la taza sobre la encimera y encaraba a su esposo.
—Yuuji, cariño... Solo soy el recuerdo de un domingo por la mañana— contesto Satoru apagando el fuego.
Yuuji parpadeo un par de veces más, de repente, estaba en el comedor sentado frente a Satoru quien no tenía un plato frente suyo a diferencia del pelirrosa cuyo plato rebosaba en deliciosos y humeantes panqueques.
Solo un sueño, un recuerdo más de un día pasado cuya importancia ya no existía para nadie, más que para él, pues fue el último que compartió junto a su esposo.—Dime algo Satoru: ¿Quién fue? Te lo ruego... dime algo— pidió el menor viendo a los ojos azules de su amado.
—¿Servirá de algo? Ya te lo dije, solo soy un recuerdo... no soy aquel quien murió, no soy ese Satoru— respondió el recuerdo.
El hombre de la cicatriz gimió exasperado mientras tomaba la mano del albino. Estaba helado, era como tomar un cubo de hielo en su mano. Inevitablemente comenzó a llorar con más fuerza sabiendo que el recuerdo tenía razón: No era SU Satoru, su amado esposo.
El recuerdo del domingo pasado se repitió con pesar mientras se aferraba a esa fría mano. Ese domingo desayunaron juntos, solo para después tomar una ducha juntos, donde su esposo le hizo el amor hasta cansarse. Los domingos eran los días en los que ambos preferían no hacer nada y solo estar juntos, viendo alguna película o dar un paseo, o como lo habían estado haciendo desde hace un año, planear la habitación del pequeño bebé que adoptarían juntos. Ambos tomaron la costumbre de checar costos y sacar ideas de internet. Ambos querían ser padres. Un sueño que se vio imposibilitado por la repentina muerte de Satoru, o peor aún, su cruel asesinato.—Te lo ruego Satoru, no me dejes amor... no lo hagas — rogó Yuuji entre llanto mientras se arrastraba hasta la figura del mayor, quien simplemente lo abrazo con ternura
Fue un abrazo helado, pero reconfortante.
—No lo haré, estaré siempre a tu lado... Solo perdóname por solo poder visitarte así — dijo el albino antes de juntar sus labios.
Ambos gimieron en el beso. Un beso helado y cruel, no sabía a nada; incluso si Yuuji deseo que supiera a sangre y amargura, no sintió nada más que el deseo de estar a su lado, sin embargo, solo obtuvo el beso de la muerte, simple y frio.
Una herida más a su lastimado corazón cuyos deseos egoístas recaían en tomar el valor para lanzarse por la ventana y volver a ver a su esposo, pero no lo haría. No aun sabiendo que quien le arrebató su a más grande amor, seguía por ahí suelto. Solo un poco más, solo soportaría un poco más y estaría junto a Satoru. Solo esperaría un poco más para volver a verlo.
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So far So close
FanfictionTan lejos de quien era yo De quien amo De quien quiero ser Tan lejos de todos nuestros sueños De todo lo que significa De ti aquí a mi lado Tan lejos de ver casa Me paro aquí solo ¿Estoy pidiendo demasiado? Tan lejos de ser libre Del pasado que me p...