So far So close

so far

-Veo que estas más tranquilo a diferencia de la última sesión, Itadori-san- dijo la psiquiatra sentada elegantemente frente de mí. -Dime, ¿Cómo han ido las tareas semanales? ¿Ha habido algún progreso? - volvió a preguntar Mai.

-Si, el sábado decidí volver a intentar pintar la habitación- dije omitiendo el cómo lancé el bote de pintura sobre la pared y la esparcí por el lugar mientras maldecía libremente -Mamá no quiere admitir que el lila luce espectacular- Dije otra vez con la verdad a medias.

Mai sonrió pensando que decía la verdad. Era muy astuta y tras casi cuatro meses de tratamiento finalmente podía ser un mínimo más sincero con ella. Un suspiro resignado salió de mis labios al pensar en ello. Ya eran cinco meses desde que mi vida se destruyó por completo. Cinco meses sin ti, Satoru.

-Por lo visto sigues con la idea de continuar con el trámite adopción, también ha sido un proceso que hemos hablado antes, entonces dime ¿Qué te motiva a continuar con ello? -

Ah, es verdad, decidí continuar con eso yo solo. Sinceramente el proceso se pauso indefinidamente hasta hace una semana que comencé con esto nuevamente, según Higuruma-san tendrían que hacer una reevaluación dada las circunstancias y más que seré yo el principal sustento de mi "familia" tras perder el apoyo que se supone tuve que recibir de la empresa donde trabajaba Satoru y aun pese a que Yuta me ayudó a que recibiera una pensión del seguro de mi esposo, el padre de Satoru lo negó y amenazó con una demanda millonaria, así que desistimos. Aún conservaba el deseo de ser padre y más de la pequeña niña de la que nos encariñamos aquella vez. Sería como tener un pequeño recuerdo de él.

-sí, siento que será un nuevo comienzo, ya no quiero este vacío... quiero salir adelante- Respondí tal cual lo diría el Yuuji del pasado, aquel que despertaba cada mañana junto a su esposo.

Mai era paciente, serena y muy profesional, siempre sabía que decir y como acorralarme cuando pensaba que podría evitarla. Creo que estoy perdiendo practica en esto. Mai era hermana gemela de Maki así es como llegue a su consultorio. Una recomendación dada por la compañera de mi hermano después de un intento de suicidio fallido.

Dos semanas después del asesinato de Satoru simplemente no pude más y tomé todo un frasco de píldoras. La imagen del frasco vaciándose en la palma de mis manos antes de llevarme el contenido a la boca seguido del gran trago de vodka cruzó por mi cabeza, pues tras eso desperté en la habitación de un hospital con mis padres a mi lado. Ahí decidieron que tomara terapia; por segunda vez en mi vida volvía a estar frente a un psiquiatra.

El resto de las dos horas fue un poco de lo mismo. Hablar de mis inquietudes y escuchar las recomendaciones de Mai a cada caso. Hubo cosas nuevas, cosas que ya estaba cansado de escuchar y otras que simplemente no quise escuchar. Quería irme a casa, necesitaba irme a recostar a mi sofá y perderme por horas. Quizás soñaría otro poco con mi amado albino.

Ese día no tenía trabajo, pues Todo, quien se volvió el capitán de la estación número 218 de Tokio; decidió que lo mejor era que descansara cada que tenía una cita con mi terapeuta, que solo era un día a la semana, pero era el suficiente tiempo como para que terminara exhausto mentalmente y mientras manejaba con dirección a casa no iba pensando en nada, ni siquiera puse música. Simplemente iba manejando por las calles de Tokio, sin prestar atención a nada, hasta que mi celular sonó de repente haciendo que por poco diera un volantazo y frenara en seco que por poco hace que chocara.

Era Nobara, como siempre me llamaba cuando la terapia terminaba; saber que me marcaba significaba que pasó más de dos horas desde que finalice la sesión ¿Ya pasaron dos horas? ¿Dónde estuve? Maldición volví a manejar sin saber mi rumbo. Respiré con fuerza mientras dejaba que se perdiera la llamada y segundos después fingí mi mejor voz de "Salí motivado, quiero rehacer mi vida con toda la alegría del mundo" antes de regresar su llamada.