La revelación de género

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En una soleada mañana de primavera, mientras el aroma de las flores recién florecidas llenaba el aire, me encontraba sentada en el patio trasero de nuestra casa, disfrutando del cálido sol acariciando mi rostro. Con una mano sobre mi vientre abultado, dejé que mis pensamientos vagaran libremente, sumergiéndome en la maravilla de la vida que crecía dentro de mí.

El suave murmullo del viento entre las hojas de los árboles me envolvía en una sensación de paz y serenidad. Cerré los ojos por un momento, permitiéndome conectarme con mi bebé y sentir sus suaves movimientos dentro de mí. Cada patadita y giro era como una dulce caricia, recordándome la bendición que era llevar vida en mi vientre.

Mientras me perdía en mis pensamientos, Lorenzo se acercó silenciosamente y se sentó a mi lado, su presencia reconfortante irradiaba amor y tranquilidad. Apoyé mi cabeza en su hombro y suspiré, sintiéndome profundamente agradecida por tenerlo a mi lado en este viaje de la maternidad.

-¿Qué estás pensando, cariño? -preguntó Lorenzo con ternura, pasando un brazo alrededor de mis hombros y acercándome aún más a él.

Sonreí y levanté la mirada hacia él, encontrando sus ojos llenos de cariño y complicidad. -Estaba pensando en lo afortunada que soy de tenerte a mi lado y de estar esperando a nuestro bebé -respondí, sintiendo un nudo en la garganta al pronunciar esas palabras.

Lorenzo me dedicó una sonrisa radiante y me apretó suavemente contra su pecho. -Y yo estoy eternamente agradecido por tenerte a ti y por la maravilla de este pequeño milagro que llevas dentro de ti -dijo con voz suave, dejando un beso en mi frente.

Nos quedamos en silencio por un momento, perdidos en el momento presente y en la profunda conexión que compartíamos. A lo lejos, el sonido de los pájaros cantando y el suave murmullo del agua de la fuente del jardín creaban una atmósfera de paz y armonía que nos envolvía.

-¿Te gustaría hablarle a nuestro bebé? -propuso Lorenzo de repente, rompiendo el silencio con una idea encantadora.

Asentí con una sonrisa emocionada y colocamos nuestras manos sobre mi vientre, sintiendo los suaves movimientos del bebé debajo de ellas. Con amor y emoción en cada palabra, compartimos nuestros sueños y esperanzas para nuestro hijo, prometiéndole amor incondicional y apoyo en cada paso del camino.

Mientras hablábamos, sentí una oleada de gratitud y alegría llenar mi corazón. A pesar de los desafíos y las incertidumbres que la vida nos había presentado, estábamos juntos, listos para enfrentar cualquier cosa que viniera, con amor como nuestro escudo y nuestra guía.

En ese momento, en medio de la tranquilidad del jardín y el amor de Lorenzo , me sentí completa y en paz. Sabía que no importaba lo que el futuro nos deparara, mientras estuviéramos juntos, todo estaría bien.

Un día después:

Omnisciente

—¿Estás listo, Lorenzo? Es el momento de averiguar el género de nuestro bebé.

— Sí, estoy emocionado. ¿Cómo te sientes?

—Un poco nerviosa, pero principalmente emocionada. No importa si es niño o niña, siempre y cuando esté sano.

—Exactamente. Lo más importante es que nuestro bebé esté saludable. Pero no puedo evitar preguntarme si será un niño pequeño corriendo por la casa o una niña con grandes sueños y risas dulces.

—¡Ambas opciones suenan maravillosas! Pero si es una niña, imagina los lazos que compartirá contigo. Será tu princesa.

—Y si es un niño, tendrá la suerte de tenerte como madre. Serás su guía y su protectora.

Unidos otra vez...(theodore's version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora