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La habitación estaba envuelta en un silencio incómodo después de su encuentro íntimo

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La habitación estaba envuelta en un silencio incómodo después de su encuentro íntimo. Andrés se recostó en la cama, sintiendo una mezcla de emociones tumultuosas. Aunque el momento había sido apasionado y lleno de deseo, no podía ignorar el hecho que odiaba a Gonzalo.

Gonzalo permanecía de pie en el balcón, mirando fijamente hacia la ciudad como si estuviera perdido en sus pensamientos. Andrés lo fulminaba con la mirada, preguntándose el porque no se resbalaba y se caía.

Finalmente, fue Gonzalo quien rompió el silencio.

-Es una bella mañana- soltó mientras jugaba con el borde de su manga.


Andrés chasqueo la lengua, trató de taparse con las sábanas rotas, pero aún así su piel desnuda estaba a la vista del príncipe.

-¿Te comió la lengua el gato?- soltó de forma sarcástica -Ah, lo siento, yo soy el gato- sonrió mientras que los recuerdos de la noche anterior inundaban su mente.

Andrés le tiró una de las tantas almohadas que se encontraban en la cama, soltó un fuerte gruñido.

-Imbécil...- musitó Andrés.

Gonzalo se volvió hacia Andrés con una sonrisa burlona en el rostro. -¿Imbécil dices? Bueno, eso no me dijiste anoche-

Andrés apretó los puños, sintiendo arder la furia en su interior. -Te dije que no quería-

Gonzalo se acercó lentamente a la cama, con una mirada desafiante en sus ojos.

-Oh, pero admitámoslo, cariño. Disfrutaste cada momento de nuestra noche juntos-.

Andrés lo miró con desprecio.

-Yo...no quería- soltó con un leve sonrojo -No me gustó-

Gonzalo se detuvo frente a la cama, con una expresión indescifrable en su rostro.

-Tu cuerpo no parecía quejarse- soltó mientras pasaba las yemas de sus dedos sobre el muslo desnudo del castaño.

Andrés lo miró con incredulidad. -No me toques- ordenó mientras apartaba la mano ajena.

Gonzalo se retiró ligeramente, pero su mirada desafiante no disminuyó.

-¿Qué pasa, Andrés? ¿Tienes miedo de admitir que te gustó? Sé que te gustó. Tu cuerpo no miente-.

Andrés apretó los dientes, sintiendo la rabia burbujeando dentro de él.

-No se trata de lo que mi cuerpo quiera. Se trata de consentimiento y respeto, pero solo tomas lo ajeno como propio-

El príncipe se acercó nuevamente, con una sonrisa llena de malicia en su rostro.

-Oh, Andrés, siempre tan serio y moralista. Pero no puedes negar que lo que compartimos fue increíblemente excitante-.

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⏰ Última actualización: Jul 24 ⏰

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Libertad © SpartorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora