Capítulo uno: El chico del coche

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Sin decir nada, permanezco sentada en el asiento de un elegante, notable y deslumbrante coche deportivo de color amarillo fosforecente. Las calles de Nueva York pasan en un abrir y cerrar de ojos mientras me aferro hacia el respaldo. Por encima del rugido del motor, escucho mi corazón latir con mucha fuerza alrededor de mi pecho. En el espejo retrovisor se pueden ver unos coches negros que nos persiguen a toda velocidad. Nunca me había metido en problemas hasta el día de hoy... Solía ser una chica responsable, pero al parecer, todo puede cambiar en cuestión de segundos

Una voz rasposa interrumpe mis pensamientos y lo escucho decir un nombre que al parecer resulta ser el mío.— ¡Kira!.. ¡Kira!

Volteo a ver al conductor. La ansiedad y el estrés rodea el interior de mi cabeza como un martillo. Sus ojos penetrantes y almendrados se clavan en los míos...Tiene una mirada fija y segura.— Voy a tener que hacer algo un poco peligroso. ¿Confías en mí?

— ¿Confiar en ti? ¡Pero si apenas te conozco!

El velocímetro marca 100 millas por hora.

El conductor rodea sus manos entre las mías.— Es ahora o nunca, Kira. ¿Confías en mí?

Intento responder, pero estoy ocupada pensando una y otra vez: No es así cómo esperaba que fuera mi decimoctavo cumpleaños.


Hoy es mi día... ¡Por fin tengo dieciocho años! Tengo el presentimiento de que todo está a punto de cambiar, aunque para ser honesta, me siento igual que cuando tenía diecisiete años. Supongo que solo es cuestión de tiempo y debo tener paciencia... Los cambios no son automáticos, uno debe esperar...

No puedo creer que al finalizar el verano estaré asistiendo a la universidad de mis sueños. Todo pasó demasiado rápido. En unos cuantos meses voy a terminar la preparatoria para iniciar mi vida adulta. Hablar del futuro me pone un poco nerviosa pero me encantaría estudiar psicología en Trinity College. De hecho, el día de hoy me puse un suéter con el logo de esa universidad que me regaló mi mamá cuando tenía trece años. Aún no puedo creer que me siga quedando.

Mi papá interrumpe mis pensamientos y me avisa que el desayuno ya está listo. Me miro una última vez en el espejo antes de bajar las escaleras. Me detengo un momento para admirar las fotos que se encuentran colgadas en las paredes que se encuentran a lo largo de las escaleras. En una foto estoy abrazando a mi papá y a mi mamá. Solía tener una sonrisa amplia y era una niña muy feliz, pero las cosas cambiaron. Ya no soy la misma de antes. No puedo creer lo mucho que he crecido y lo que me falta por crecer... Como dije antes, presiento que toda mi vida está a punto de ser diferente.

Me dirijo hacia la cocina y observo a mi papá bailar durante un largo rato. Me encanta verlo contento. Su felicidad lo es todo para mi, así que lo dejo bailar un rato más hasta que nota mi presencia.

— Ahí está la cumpleañera. Ya está listo el desayuno. ¿Cómo amaneciste?

— Amanecí súper bien. Estoy emocionada de cumplir dieciocho años.

— Me alegra saber eso. Te hice unos Waffles con miel de maple y arándanos.

— ¿Cómo supiste que es mi desayuno preferido?

— Soy tu papá. Ese es mi trabajo. —Hace una pausa larga antes de proseguir.— ¿Qué plan tienes en mente para el día de hoy?

— Igual que el año pasado y el antepasado... Hacer un pastel de chocolate con Julia y Will... Después de eso regresaré a casa para jugar juegos de mesa contigo.

Papá suelta una risa cálida, pero al mismo tiempo parece distante. Mete la mano en el bolsillo trasero de su pantalón de mezclilla. Saca una caja pequeña envuelta en una cinta morada. Mi color favorito.

Destinados a ser cómplices: ¿vivir o morir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora