⌗𝟎𝟓.

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Hunter:




Había pasado casi una semana desde que Odette dejó de hablarme, o bueno, básicamente ambos lo hicimos.

Nos distanciamos totalmente, no hablábamos y evitábamos todo posible contacto con el otro. La estancia en mi habitación se había vuelto terrible, estar ahí con ella y no poder siquiera saludarla era una tortura. Y por más que quisiera conversar, ella no contestaba, o cuando ella lo intentaba, yo la evitaba.

Me sentía un poco culpable por haberla asustado de esa forma, fácilmente pude devolver su taliamigo a sus manos y contarle lo que Belos me pidió, pero no lo hice. Además, desde aquel día, tampoco había visto a Belos. No me había solicitado y no me sentía mentalmente preparado para hablarle luego de haberlo engañado.

¿Él sabía que lo hice?

Sólo una cosa le pude advertir a Odette esa misma noche una vez que regresé, y fue que no dejase que nadie del castillo, ni del aquelarre en general vieran a Wraith. Quizás ellos no sabían lo que pasó, pero prefería que tampoco supieran que ella lo tenía. Todos en el aquelarre habían perdido sus taliamigos porque Belos se los quitaba, ver que ella aún conservaba el suyo formaría un conflicto.

Y hablando de problemas...

Aquel día completaba mis deberes como siempre, sin embargo, antes de volver al castillo para supervisar vi a dos Exploradores murmurando en uno de los pasillos del Conformatorio. Rápidamente me escondí tras una pared cercana para escuchar.

—¿Escuchaste el rumor? —le dijo al otro—. Se dice que el Guardia Dorado esconde a una chica en el castillo...

¿QUÉ?, ¿CÓMO DEMONIOS SABÍAN ESO?

No estaba seguro de muchas cosas en mi vida, pero en ese momento estuve seguro de una y discutiría con quién fuera por eso: Kikimora había abierto la bocota.

Ella fue la única que había visto directamente a Odette y había interactuado con ella. Seguramente dedujo eso debido a que no la vió salir de nuevo.

Iba a matarla.

—¿Qué?, ¿estás seguro de lo que estás diciendo? —contestó el otro Explorador—. El Guardia Dorado no haría eso, no sin supervisión del Emperador. Sabes cómo es.

—Sí, bueno, todos están hablando de eso, y parece que también vieron a la chica —dijo más bajo el primero, como si fuera el mayor secreto del mundo—. Según algunos, es una bruja de magia salvaje...¿crees que sea cierto?

Sí, definitivamente iba a ensuciarme las manos ese día.

—Oigan, ustedes —les regañé, saliendo de mi escondite—. ¿Qué están haciendo?, ¡vuelvan al trabajo!

Ellos entraron en pánico y rápidamente desaparecieron de mi vista. Una vez que me quedé completamente solo, yo entré en pánico.

Todo empeora, ¿por qué empeora?

—¿Qué voy a hacer? —susurré llevándome las manos a la cabeza—. Ya lo saben, todos los saben...Belos va a darme el peor sermón de mi vida, ¡tal vez un castigo! Estoy un problemas por tu culpa, ¡¿estás feliz?!

Gruñí refiriéndome a ella. Recuperé la calma y salí de ahí. Creí que sería la última vez que escuchaba algo parecido, pero pasé por alto el hecho de que todos en el aquelarre estaban enterados.

No muy lejos del Conformatorio, en otro grupo de Exploradores, escuché algo parecido.

—¿Que el Guardia Dorado qué? —exclamó uno de ellos.

—¡Como lo escuchaste! —contestó otro del grupo—. La verdad me es difícil creerlo, él se ve tan impecable. No lo creería capaz de algo así.

—Es un mocoso, puede ser capaz de todo —añadió bruscamente otro de ellos.

Yin-Yang | The Owl House Donde viven las historias. Descúbrelo ahora