♡ Cap IV ♡

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La vida de Chan era muy simple a su parecer.

Empezando por nacer en cuna de oro, de una familia reconocida donde lo educaron en casa los tres niveles obligatorios hasta que lo metieron a la mejor universidad privada de Seúl, moviendo todos sus contactos, directo a la carrera de derecho porque al parecer era necesario tener un abogado en la familia.

Su padre es una figura reconocida en el mundo, siempre viajando por distintos países y saliendo en la televisión, en entrevistas o en programas. Su madre tenía varias acciones en empresas importantes, haciéndola una mujer rica y ocupada. Aún así, eso no detuvo a sus padres de criarlo con amor, Chan no podía quejarse en ese sentido.

A pesar de ser el único hijo consentido en obsequios, sus padres le dieron una buena educación, pasaron muchos momentos juntos, las fotos colgadas en la pared no eran ningún tipo de encubrir una infancia arruinada para Chan, en absoluto, aún tenía en su memoria frescos ratos, en donde los tres visitaron otros países o hasta iban a hacer cosas tan simples como tomar un helado, salir a andar en bicicleta o ver películas los tres juntos acurrucados en el sofá, él entre en medio de sus padres.

Pero Chan sabía el principal motivo de su educación primordial fue en casa y no rodeado de niños y niñas. Ahora, a consecuencia de eso, no había aprendido a socializar muy bien, por no decir que era horrendo.

Pero afortunadamente, en una carrera competitiva como la abogacía no se sentía tan presionado a hacer amigos, al contrario, prefería no tener ninguno de sus enemigos cerca.

Aún así, había logrado conseguir un pequeño y privado grupo de amigos que eran pareja, o mejor dicho, lo habían adoptado con el más mínimo descaro y Chan solo se dejó hacer. Por suerte, la pareja era muy agradable en ese sentido y siempre lo habían respetado.

Luego de una larga clase de derecho, era hora de almorzar y Chan siempre venía preparado para eso, caminaban con su mochila en los hombros, sujetando las correas mientras caminaba al gran comedor también se podía comprar comida, logró ver a sus amigos gracias a que Mingyu comenzó a agitar su mano para que los vea.

Dio pasos más largos para terminar sonriendo a los mayores y empezando a sacar su tupper, la pareja tenía la comida sobre la mesa y no quería hacerlos esperar.

-Hola Chanie - saludo Minghao quien tenía el cabello revuelto y tenía su camiseta mal abrochada - lamentamos no llegar a tiempo a clases y dejarte sentado solo - un puchero salió de sus labios del pelinegro

-Está bien, ¿no ha pasado nada? - preguntó Chan dejando su mochila sobre la mesa, una ensalada, un poco de pan integral y una coca cola zero

-Todo tranquilo, solo perdimos el tren y ya no pudimos llegar - Mingyu le resto importancia tomando los palillos para comenzar a comer - ¿y tú? ¿todo bien?

Minghao subió disimuladamente el cuello de la camisa de su pareja tapando la marca morada que le había hecho horas atrás mientras el menor abría la lata de refresco.

-Nada fuera de lo común - explicó comiendo pequeños trozos de su ensalada

-¿Y los viajes en tren? ¿Que tal?

Chan trago su comida para beber un poco de su bebida, se limpio los labios y busco las palabras correctas para explicar cómo se sentía allí todas las tardes

-Como una lata de sardinas

Ambos se empezaron a reír por la dulzura e inocencia del menor, en verdad podrían ser sus padres adoptivos.

-Bueno, es más barato que pagar el taxi hasta Gangnam, literalmente tendrías que vender todos tus órganos al mercado negro para poder llegar todos los días a tu casa, con ese dinero deberías de comprarte una mansión - dijo Minghao mientras Mingyu asentía con las mejillas llenas de arroz y el cabello bastante esponjado, producto de no secarlo

-Ninguno paga, todos tenemos los pases universitarios

-Pero- Minghao intentó hablar pero los palillos de su chico fueron a su boca para que comiera

-Una disculpa, luego de follar se pone preguntón - las mejillas de Chan explotaron en rojo mientras Minghao se atragantaba con la comida y Mingyu simplemente reía para seguir comiendo

Chan a veces los odiaba como amigos.

Luego de terminar sus clases, tenía que hacer una caminata de casi quince minutos hasta la estación de tren, afortunadamente la puntualidad del transporte era increíble y en esa hora y media llegaba casa tranquilo para ponerse a estudiar luego de contarle a sus padres como había estado su día si llegaban a estar en casa.

Porque si, él aún seguía viviendo con sus padres aunque tenga veintitrés.

Tenía sus audífonos puestos, subió al tren que estaba tan explotado como siempre, acomodándose en un rincón para estar tranquila, mientras menos contacto, mejor para él.

Unos audios de su padre le hicieron parar un momento la música, debía comprar unos alimentos antes de volver a casa así que los anoto para no olvidarlos.

Estaba dispuesto a parar la música pero una pequeña risita conocida le llamo la atención, haciendo que levantará la vista.

El chico con el que había viajado ayer y lo estuvo observando hasta que bajo, al parecer había tenido un buen día, su sonrisa lo delataba y debía admitir que era realmente dulce, como sus ojos se hacían pequeños, su nariz brillante, lindos pómulos y una mandíbula marcada, muy atractiva de ver.

Quizás por eso le había gustado ser observado ayer mientras simulaba dormir, sintiendo el leve roce de sus hombros haciéndole cosquillas. Y por alguna extraña razón se le había antojado comer algo de chocolate al verlo.

Negó con la cabeza ante ese pensamiento, él no podía comer chocolate, así que puso nuevamente la música y aunque haya intentado con todas sus fuerzas el evitar mirar al castaño.

Observaba por la ventana, miraba su celular, miraba a otras personas, pero sus ojos siempre volvían al mismo lugar.

O al menos hasta que esté subió la mirada y la conectaron que pudo dejar de verlo, consiguiendo vergüenza y un sonrojó de por medio. Sin notar que el más alto terminó apoyando la cabeza contra la barra de metal, demasiado feliz por su descubrimiento.

♡Seúl Station♡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora