El Necio Soy Yo.

La noche oscura

Y allí yacía mi cuerpo, inerte, bajo la luz de un poste, cansado, abatido, derrotado. ¿Contra quién? Contra mí mismo, contra mi hijo de puta ego, contra las voces es mi cabeza, contra ese puto vaso de agua en el que me metí y me ahogué.

En esa noche, oscura para mí, no literalmente, sino que esa nube gris a mi alrededor me cegaba.

En esa noche, la noche más oscura, solo decidí dejar de patalear; sí, dejé de luchar, me cansé. Y me ahogué.
Dejé que el ego ahogara mi mente, y dejé que esa nube gris perpetrara mi espíritu.

Esa noche, me ahogué, en la noche más oscura, dejé de luchar y simplemente dejé mi cuerpo sumergido, lo que un día Juan fue.

Esa noche, con el nudo en mi garganta me recosté en mi cama a escribir, con la esperanza de ser ese ave fénix que emerge de las cenizas, pero no fui quemado, fui ahogado, ¿cómo alguien surge de ese estado? ¿Cómo alguien se repone de esa muerte?

Esa noche, mi mente ahogada y mi espíritu abrumado dejaron de luchar, y se entregaron a su oscuridad.

Pero, ¿qué es eso? ¿Qué es esa luz? Una penumbra dentro de las sombras, una luz vaga que me dice, tranquilo, que me reconforta, ¿qué es? ¿Acaso será una manifestación divina? O ¿será solo un vil invento de mi imaginación?

Esa noche, la más oscura, morí, y sin darme cuenta, al dejar de resistir, sentí paz, porque hasta los más grandes hombres mueren; esa noche, sentí el calor de algo divino, que me decía "tranquilo, confía" ¡qué bien se siente morir ahora!, porque no fue necesario volverme cenizas, solo fue necesario volverme mortal.

Por primera vez en meses se apagaron la voces, porque, ¿cómo podrían ellas hablar si nadie las escuchaba?, y esa noche se discipó aquella nube, porque, ¿Qué sentido tiene la lluvia si no moja nada?

Esa noche, la noche más oscura, me permitió ver la luz, la luz que está más allá de mi vida, y sentir el calor de algo más grande que yo, de algo más cálido que mi ser. Esa noche, la noche más oscura, me enseñó que para vivir, a veces debemos morir.